Lotic, la activista electrónica que vive una utopía ‘queer’ en Berlín
«Gracias a fiestas, colectivos y personas no binarias hemos logrado que la ciudad respire de un modo singular», asegura la artista, uno de los nombres destacados del cartel del festival She Makes Noise.
La actual música de Lotic transmite serenidad y sosiego. Sonidos de club que transitan plácidamente por un terreno de exquisita belleza y delicada armonía. La norteamericana coge el teléfono a las nueve de la mañana, se encuentra en un hotel cercano a La Casa Encendida, donde actuará en un set audiovisual que por primera vez la hermana con el escenógrafo lumínico Emmanuel Biard, una de las grandes personalidades de la escena contemporánea, colaborador habitual de figuras como Koreless, Evian Christ y Daedelus. “Es un directo que llevo realizando desde hace tres años, aunque se presenta en Madrid ahora. La verdad es que me encuentro muy cómoda trabajando con Emmanuel, todo resulta más dramático. Con esta propuesta me pongo en el centro del escenario y actúo como no lo había hecho antes”, destaca una de las mujeres más influyentes de la electrónica actual.
“Actuará dentro de una corona de luz prismática. El resultado es espectacular”, apunta Natalia Piñuel, comisaria de She Makes Noise, el festival que enmarca este concierto. Piñuel es una de las programadoras más talentosas de su generación. Una mujer que desde sus inicios ha apostado por trabajar con nuevos formatos y sonidos. Siempre a la vanguardia y dando un papel relevante a artistas afrodescendientes y queer, como es el caso de muchas de las invitadas en esta edición.
Lotic ha realizado un proceso de transición en los años recientes, su campo de aprendizaje se desarrolló primeramente en el mundo del DJing, siendo uno de los motores más activos en la dinamización y cambios que la noche berlinesa ha vivido en esta última década. “Creo que estamos en un momento realmente bello en Berlín. Toda la comunidad queer está disfrutando de una época que es muy especial. Podría decir que en Berlín vivimos una feliz utopía queer. Gracias a fiestas, colectivos y personas no binarias hemos logrado que la ciudad respire de un modo singular”, enumera una Lotic a la que se nota contenta.
En esta última década, nombres como los de la plataforma Janus han servido de escaparate para mostrar un universo fragmentario y muy arriesgado, donde la música de vanguardia ha sido, en principio, un hecho sobre el que la comunidad LGTBIQ+ ha expresado estados de ánimo y situaciones políticas.
La última producción de Lotic, Sparkling Water, firmada para la discográfica Houndstooth, reinterpreta cuatro temas del aclamado Water bajo el parapeto de instrumentos de viento. Aquí la electrónica ha desaparecido y son trombones, trompeta y tuba los que arropan la voz de Lotic, un ejercicio de desnudez que hace que su perfil gane en cercanía y corporalidad. Viene a la mente Bjork —con la que trabajó en 2015, abriendo algunos conciertos de su gira de ese año—, pero también Billie Holliday o Sylvester. “Tras el coronavirus me siento muy cómoda con mi voz, todos estos ejercicios que estoy realizando con músicos y arreglistas hacen que sea yo misma”, reflexiona.
Atrás quedan obras maestras del último lustro como Power, para Tri Angle, o la iniciática mixtape Damsel in distress, donde se atrevía a reformular de forma rupturista el Drunk in love de Beyoncé. ¿Una influencia? “Cualquier cosa me puede influir. No tengo problemas con lo comercial o el underground. Al final, soy yo quien consigue hacer algo propio”.
La originalidad de su discurso está en consonancia con la gran mayoría de invitados de esta temporada en She Makes Noise. “El festival nació hace ocho años con el objetivo de difundir y dar espacio a la música electrónica, experimental y el audiovisual contemporáneo hecho por mujeres, tradicionalmente invisibilizadas también en esta área pese a su enorme peso histórico”, añade Piñuel, detrás también de Playtime Audiovisuales, un campo de juegos que, junto a su hermano Enrique Piñuel, les permite desarrollar comisariados e iniciativas de claro contenido artístico.
Si bien la perspectiva de género ha sido una de las patas en las que se sustenta el ciclo de conciertos, es importante valorar también su marcada implicación por ofrecer “una visión transversal que incluye a las identidades no binarias”. A la vera de Lotic, se podrá disfrutar de la dj y productora ghanesa Yazzus, que fusiona la cultura rave de los noventa con alguno de los elementos más influyentes de la diáspora africana. No es la única apuesta interesante de un festival que ya está consolidado: la compositora Aircode, otra de las artistas que figuran en el programa, ofrece una cuidada performance audiovisual basada en las conexiones entre naturaleza y electrónica. “En la parte visual de su set ha colaborado con el realizador y diseñador Federico Barni quien se asoció con el Instituto Botánico del Sur de Londres para crear una imagen atmosférica que acompañará cada tema”, describe Piñuel, “combinando la documentación de la extensa colección de musgo y plantas hepáticas del instituto con representaciones abstractas de estas plantas y su ecología, adoptando la mirada científica como una forma de expandir y encantar nuestra percepción de estos mundos ocultos, y consiguiendo finalmente la sensación de un thriller de ciencia-ficción”. La innovación sigue siendo el sello del festival. “En She Makes Noise nos gusta arriesgar, jugamos a explorar”, sentencia la curadora.
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