Sandra Delaporte: “Estaría genial enseñar que la cabeza hay que trabajarla igual que te trabajas tu cuerpo en el gimnasio”
Estudió Psicología, empezó cantando en bodas y ahora vuelve al directo con el pop electrónico de Delaporte, el grupo que formó en 2015 con Sergio Salvi.
Desde pequeña inventaba canciones, de adolescente decidió que quería cantar, empezó a componer cuando su padre –extuno– le regaló una guitarra, y a los 21 años se lanzó a producir electrónica. Ahora, con 27, la madrileña Sandra Delaporte se ha puesto a aprender piano. “Leer partituras es el momento mindfulness del día, me relaja, es un reto”, dice. Está feliz de retomar los conciertos junto al italiano Sergio Salvi, con quien formó Delaporte en 2015. Dedicaron sus inicios a definir su sonido electrónico y desde 2018 van a disco por año. El más reciente, Las montañas, salió en octubre, y ahora se embarcan en una gira cuyo colofón será un concierto en La Riviera el 12 de febrero de 2022.
¿Tenía ganas de volver al directo?
Sí, porque es nuestro fuerte, donde captamos público, crecemos. Lo importante para un artista no son los seguidores que tengas, porque si no serías influencer, sino las entradas que vendas. Queremos girar toda la vida.
Sobre el escenario salta, baila, ¿se ve con una coreografía para TikTok?
Me lo hice en la pandemia, todo el mundo decía “Es la nueva radio”, “Si quieres que tu tema tenga éxito haz algo ahí”… Pero esto es uno entre un millón, porque subas una canción a TikTok no se va a hacer viral.
Comenzó cantando en bodas y eventos, ¿cuál era su gran hit?
Cantaba estándares de jazz: Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Aretha Franklin… Me dedicaba a bodas, bautizos y comuniones y a dar clases de matemáticas a chavales, y así me ganaba mis dineros. Desde entonces odio cualquier forma de boda, no creo que me case nunca [risas].
¿Cómo fue sacar un disco nuevo en plena pandemia?
Pues fue una movida. Cuando lo lanzamos Sergio estaba confinado y yo tenía 40 de fiebre, pensaba que tenía covid, pero daba todo el rato negativo. Ha sido un disco pandémico del todo, fue un cuadro… Pero gracias a ese disco ha salido Titanas, que es una vuelta de hoja a los temas con otros arreglos con artistas con los que siempre habíamos querido colaborar.
Han trabajado con Rozalén, Amaral o Zahara. ¿Por qué esas titanas?
Queríamos hacer piña en algún momento con las mujeres de la industria. Lo de Titanas viene porque me encanta escalar, voy con una amiga y su hija pequeñita y siempre decimos “Venga, titana”. Me gusta llamarme a mí misma titana, me gusta abrazarme y decirme: “Venga, a muerte”.
¿Busca poner al público a corear mensajes feministas?
No lo escribí pensando hacer un disco feminista. Escribo cosas que me mueven por dentro. Y, literal, vomito lo que siento. Gracias al feminismo y a mi trabajo personal me di cuenta de que muchas cosas que yo consideraba mi culpa venían de un patriarcado, de un statu quo donde se nos hace pensar que hay una serie de cosas que hacemos que están mal, y están genial.
Estudió Psicología, ¿esa formación ayuda a empatizar con sus letras?
Para mí una letra es terapia. A cualquiera que le duela algo, que note como densidad en la cabeza, que le pesa el mundo, yo le recomiendo que escriba. Pone en orden las cosas.
¿Se debe hablar más de esto?
La salud mental es un tabú, si hubiera concienciación se prevendría mucho dolor. Estaría genial que a nivel educativo se enseñara a los chavales a gestionar sus emociones, a entender lo que está ocurriendo ahí dentro, que la cabeza hay que trabajarla igual que te trabajas tu cuerpo en el gimnasio.
*Estilismo: Paula Delgado. Maquillaje y peluquería: Yurema Villa (Ana Prado) para Guerlain y Mön Icon Team.
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