La provocación en la playa de Madonna y Saint Laurent para celebrar el 30 aniversario de ‘Sex’

Suena Deeper and Deeper, uno de los temas de Erotica, y una Madonna en blanco y negro, con antifaz y ropa interior de cuero tachonado que deja los pezones al aire, recibe a quienes visitan la exposición Sex by Madonna, que Saint Laurent Rive Droite ha organizado dentro de la feria de arte Art Basel Miami. La muestra conmemora el 30 aniversario de un libro tan icónico como polémico, Sex, con el que la cantante escandalizó al mundo con los desnudos, el erotismo y la provocación como regla. Cuando Steven Meisel le hizo estas fotos en 1992, coincidiendo con el lanzamiento de su álbum Erotica, la artista tenía 34 años. Posó para el fotógrafo evocando a distintos personajes e imaginando a la vez una iconografía propia y juntos crearon una pieza de coleccionista que ahora se reedita con una tirada limitada de 800 copias publicada por Callaway, sello que lanzó el libro original. Algunos de los ejemplares estarán firmados por la cantante y se subastarán para lograr fondos para la oenegé Raising Malawi, fundada por Madonna en 2006.

Anthony Vaccarello, director creativo de Saint Laurent, ha querido recuperar esas imágenes y exponerlas en gran formato en una muestra efímera (acaba el 4 de diciembre) que se puede visitar en un pabellón metálico erigido en Miami Beach. Vaccarello y la propia Madonna han comisariado una exposición que podría titularse Sexo en la playa, a la que se accede pisando arena y en la que en más de una imagen se ve el mar de fondo. La estructura plateada que contiene esta sala temporal tiene el mar detrás y sombrillas alrededor, y está junto a uno de los puestos de vigilancia de la playa en tonos pastel característicos de la zona. Dentro, las paredes son blancas y en casi todas ellas se ve a Madonna; a veces sola, otras acompañada y en ocasiones apenas sugerida, como una sombra.

“Hace 30 años publiqué un libro llamado Sex que incluía fotos de hombres besando a otros hombres, mujeres besando a mujeres y yo misma besando a todo el mundo. En él también escribí sobre mis fantasías sexuales y compartí mi punto de vista sobre la sexualidad de forma irónica. Me pasé los años siguientes siendo entrevistada por gente estrecha de miras que intentaba avergonzarme por empoderarme como mujer. Me llamaron puta, bruja, hereje y diabólica. Ahora, Cardi B canta sobre su coño, Kim Kardashian puede aparecer en cualquier portada enseñando el culo y Miley Cyrus puede correrse como una bola de demolición. De nada, perras”, escribía en su cuenta de Instagram la reina del pop en octubre para recordar el impacto que tuvo esta publicación en su momento y la reflexión de libertad y poder femenino latente tras este proyecto. Paradójicamente, muchas de las imágenes que se ven en la exposición no son hoy aptas para esa red social, por la presencia de pezones femeninos en ellas.

En la muestra se explican las referencias detrás de este trabajo, de la película La caída de los dioses, del neorrealista italiano Luchino Visconti, a la actriz alemana de los años treinta Dita Parlo, que inspiró el alter ego con el que la ambición rubia firmó el libro, Mistress Dita. Meisel  —a cuyo trabajo solo un año después, en 1993, le dedica ahora una exposición en A Coruña la Fundación Marta Ortega Pérez— supo plasmar a través de su objetivo el concepto que Madonna quería crear. En él, fotógrafos que han destacado por su forma de representar el cuerpo, como Robert Mapplethorpe o Helmut Newton, son otras de las influencias reconocidas.

En las fotografías se ve bondage, piercings y masturbación, pero también retratos sobrios e insinuaciones veladas. Isabella Rossellini sale con Madonna en una de las imágenes, en otras aparecen modelos inmersos en juegos sexuales con la cantante. Que hayan pasado tres décadas desde que se tomaron estas fotografías no significa que hayan perdido vigencia, subrayan desde Saint Laurent: “Sex sigue siendo un artefacto seminal de la cultura y el estilo, y ha allanado el camino para innumerables artistas”.