La guía que salvará a los autónomos, ese colectivo ‘maltratado’ como ninguno

Los tiempos han cambiado mucho en el sector laboral desde que la crisis financiera internacional comenzó en 2008. Las tasas de paro se elevaron vertiginosamente, los sueldos bajaron de manera inversamente proporcional a las horas trabajadas y muchas empresas tuvieron que echar el cierre. Sin embargo, un sector creció en lugar de disminuir: el de los trabajadores autónomos.

Las cifras hablan por sí solas: si en marzo de 2007 estaban dadas de alta como autónomas 2.214.660 personas, en el mismo mes de 2014 el número había crecido hasta 3.058.965 (según datos de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos-ATA). Hay varias razones que explican este crecimiento: la tarifa plana de los 50 euros durante los seis primeros meses de actividad, las triquiñuelas de empresas que tienen a sus empleados inscritos en dicho régimen para evitar pagar sus cuotas a la seguridad social o la opción del emprendimiento que han tomado algunas personas al verse desempleadas.

Sea cual sea la causa, hay algo que une a todas estas personas, aparte de no tener un jefe (aunque algunos clientes puedan parecerlo un poco): el lío burocrático que supone. Formularios para darse de alta, categorías de actividad, la Agencia Tributaria, declaraciones trimestrales de IVA, facturas impagadas, porcentajes del IRPF. Una auténtica jungla de papeleo y operaciones matemáticas que además tienen una elevada cuota de riesgo: si hay algún fallo, el autónomo paga. Como jugar al Monopoly en la vida real y con billetes auténticos.

Ante tal situación la editorial Blackie Books ha puesto a la venta Autónomos: la guía definitiva, un libro que tiene como objetivo echar una mano a las personas que, hablando coloquialmente, tengan que comerse semejante marrón. Con dibujos de Cristóbal Fortúnez y textos de Toni García Ramón, sus páginas explican detalladamente los pasos que hay que seguir para convertirse en un trabajador por cuenta propia (incluidos formularios, casillas a rellenar, etcétera) con ejemplos de profesionales y consejos certeros de manera amena y, aunque parezca difícil, divertida.

“Es un libro cachondo, fresco y útil sobre el colectivo más puteado de todos los tiempos”, explica García sobre la guía, que se ha adjetivado como definitiva porque: “hemos tratado de ser muy sólidos y ofrecer tanta información al lector/autónomo para que no le haga falta comprarse nada más. Hay mucha información sobre el sector en Internet pero creo que en papel había una deficiencia importante”.

Una tragicomedia en varios actos

Aunque el volumen pueda ser interesante para cualquier persona (independientemente de su situación laboral) seguramente los que pertenezcan al sector sonreirán más de una vez al verse reflejados en los textos. Capítulos titulados No dormimos, solo trabajamos con los ojos cerrados; No nos ponemos enfermos, eso es de asalariados o Nunca cerramos definen perfectamente algunos de los tópicos sobre los autónomos y, además, son bromas habituales entre compañeros del grupo.

Sin embargo, aunque la guía tenga un carácter ligero (posiblemente para no hundir a los lectores en el desánimo total) lo cierto es que la situación es, como poco, agridulce. Una gran parte de los autónomos pasan verdaderas dificultades para llegar a fin de mes y cada jornada supone una lucha.

Para García, la situación del colectivo mejoraría si: “Se abriese el grifo del ICO y obligando a los bancos (y especialmente a los rescatados con nuestros impuestos) a mojarse por los emprendedores y a dejarse de códigos jacobinos para acabar dando una miseria con condiciones casi de usura (por cierto, la usura no es delito en España). Y además, adecuando las cuotas a los ingresos y buscando medidas de apoyo al autónomo. Ahora no hay absolutamente ninguna”. Un buen regalo si se tiene algún autónomo cerca: posiblemente le saque alguna sonrisa entre fechas de entrega, pagos de facturas y demás cotidianidades. Eso si tiene tiempo para leerlo, claro.

Una de las ilustraciones de la guía.

Cortesía de Blackie Books.