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Juana Eguren, la mujer que unió a Balenciaga y Chillida

La abuela materna del artista fue amiga y mecenas del ‘couturier’, a quien Chillida dedicó la obra ‘Homenaje a Balenciaga’. Puede verse en el museo Chillida Leku, que reabre sus puertas el 17 de abril.

La escultura 'Homenaje a Balenciaga' de Chillida Leku inspira la litografía del artista que sirve como logotipo de la Fundación Cristóbal Balenciaga.
La escultura 'Homenaje a Balenciaga' de Chillida Leku inspira la litografía del artista que sirve como logotipo de la Fundación Cristóbal Balenciaga.Gonzalo Machado/Fundación Cristóbal Balenciaga
Ana Fernández Abad

El 17 de abril Chillida Leku reabre sus puertas tras permanecer cerrado ocho años. Lo hace con una exposición, Ecos, que recorre 60 años de la vida del escultor vasco Eduardo Chillida, quien junto a su mujer, Pilar Belzunce, compró en 1983 el caserío Zabalaga, sede del museo, donde quería que permaneciera parte de su legado. Esta finca de Hernani, muy cerca de San Sebastián, es el escenario sobre el que se reparten algunas de las esculturas del creador, entre ellas su Homenaje a Cristóbal Balenciaga

No es la única obra dedicada a otro creador. Entre el trabajo de Chillida figuran homenajes a pintores como Juan Gris o Kandinsky (este último en alabastro) o poetas como Jorge Guillén y San Juan de la Cruz. Pero estas dos piezas de acero de dos metros dedicadas al maestro de Getaria encierran un significado especial: detrás ellas hay una mujer, Juana Eguren, vinculada a ambos. “Ella era la abuela materna de mi padre. Nació en Zumárraga y por edad era cercana a Cristóbal. Eran amigos y ella lo ayudó cuando se fue a París, lo animó, porque todo lo de avanzar y abrirse al mundo le parecía estupendo”, recuerda la escritora y cineasta Susana Chillida, una de las hijas del escultor.

Eduardo Chillida en Chillida Leku y Cristóbal Balenciaga en una imagen de 1927.
Eduardo Chillida en Chillida Leku y Cristóbal Balenciaga en una imagen de 1927.Getty

Juana Eguren fue “una mujer muy echada para adelante”, recuerda su bisnieta. “Ella fundó el hotel Biarritz y el Niza en San Sebastián. Y también ayudó a mi padre cuando decidió irse a París, como a Balenciaga en su momento”, añade. Además, era clienta del modista, al igual que Pilar Belzunce. “Mi bisabuela era muy coqueta, y madre era muy atrevida, incluso tuvo el descaro de alguna vez modificar alguno de los diseños de Balenciaga”, explica la cineasta, quien dedicó dos documentales a la figura de su padre, Chillida: el arte y los sueños y De Chillida a Hokusai: creación de una obra.

29 años de edad separaban al couturier y al escultor guipuzcoanos: Balenciaga nació en Getaria en 1895 y Chillida en San Sebastián en 1924. Pero eso no supuso una traba para que entablaran una amistad, facilitada por Juana Eguren. En la web de Chillida Leku recuerdan que “la relación de Chillida con Balenciaga se remonta a su más tierna infancia. Juana Eguren fue una mujer excepcional a quien Balenciaga visitaba asiduamente acompañado de gente relevante en el mundo de la moda (…) Años más tarde, Chillida entabló amistad con el hombre humilde, sensible e inteligente que fue este maestro del dedal”. 

Balenciaga dominó el color negro y los volúmenes, dos conceptos que inspiraron el ‘Homenaje a Cristóbal Balenciaga’ de Chillida.
Balenciaga dominó el color negro y los volúmenes, dos conceptos que inspiraron el ‘Homenaje a Cristóbal Balenciaga’ de Chillida.Getty

Luis Chillida, otro de los hijos del escultor, confirmó en un vídeo de EPS que “con Balenciaga tuvo una gran amistad, se conocieron en París”. En un paseo por Chillida Leku, se detiene ante Homenaje a Cristóbal Balenciaga para explicar la escultura, que juega con el vacío entre sus dos piezas para “recordar la línea de los cortes clásicos de la obra de Cristóbal”. 

Esa escultura ha permanecido ligada al diseñador en algo más que en el nombre: su litografía es la imagen de la Fundación Cristóbal Balenciaga del Museo Cristóbal Balenciaga de Getaria. Y también se utilizó en el cartel de la exposición Homenaje internacional a Cristóbal Balenciaga que se celebró en 1987 en el Palacio Miramar de San Sebastián. Las dos piezas que la forman evocan dos de los rasgos destacados de las creaciones del couturier vasco desaparecido en 1972: su dominio del color negro, una de sus señas de identidad, y la presencia de los volúmenes que definían las siluetas de sus creaciones.

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Sobre la firma

Ana Fernández Abad
La editora de estilo de vida de S MODA está especializada en temas culturales y personajes de actualidad. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra y ha escrito en medios como Diario 16, El Comercio o Descubrir el Arte.

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