Faemino y Cansado, el humor inteligente que no caduca
Su espectáculo ¡Como en casa ni hablar! es la prueba de que el humor inteligente adora el disparate.
Nunca quisieron que la gente repitiera sus frases (el mítico «Yo leo a Kierkegaard» fue un poco a su pesar) y aseguran que no pertenecen al showbusiness. Para Faemino y Cansado, el humor tiene mucho de afecto –«Se lo otorgas a la gente que crece contigo», dice el segundo– y, después de más de tres décadas de exitosa carrera, siguen divirtiéndose al propagar su peculiar «surrealismo absurdo». La gira de su espectáculo ¡Como en casa ni hablar! pasa por Barcelona, Getafe, San Lorenzo de El Escorial, El Espinar, Madrid (del 1 al 6, 9, 10, 19 y 24 de julio respectivamente) y Torrelavega (13 y 14 de agosto). En septiembre habrá nuevo espectáculo.
Crisis, escándalos políticos, la abdicación del Rey… ¿Vivimos buenos tiempos para el humor?
Cansado: Siempre. Y en momentos duros se agradece más.
Pero lo suyo no son los gags políticos, ni hacen excesivas referencias a la actualidad.
Faemino: No, carecen de poesía. En lo cotidiano sí encuentras ese material. Es nuestro modo de ver la vida, en el que no entra la política, porque es algo que nos aburre. Está desustanciada.
Cansado: Nos jactamos de que un show nuestro de hace 30 años se entiende hoy sin necesidad de saber qué pasaba entonces. Aunque en una improvisación podemos hacer una alusión a Felipe VI.
Hablando de improvisar, hoy a muchos monologuistas se les nota bastante el guión… ¿Cuánto hay de espontáneo en lo vuestro?
Cansado: Improvisación pura no hay. Yo lo comparo con el jazz, en el sentido de que hay una armonía y una melodía. Nos gusta mucho morcillear, pero sobre guión. Nosotros empezamos en la calle con un show de 20 minutos que hacíamos siete u ocho veces seguidas. O improvisabas o te morías de asco, y esa impronta se nos quedó.
¿Hay excesiva corrección política?
Faemino: Sí. Vuelvo a lo anterior, creo que falta poesía. Hay excepciones, humoristas que la cultivan, pero la gran mayoría no. La televisión se ha llenado de esto. El periodismo ha querido hacer humor y se ha unificado. No te emociona. Pero también hay gente fantástica.
A algunos se les considera herederos suyos, como a los creadores de Muchachada Nui.
Cansado: Creo que ellos tienen más que ver con Monty Python, son más cinematográficos. Pero nos halaga muchísimo la comparación. Raúl Cimas es una cima del humor. Julián López, Joaquín Reyes, Ernesto Sevilla… son maravillosos. Ves a Ignatius Farray o a Miguel Noguera y dices: «Esto es una revolución». Están dando un paso más que nosotros. Y el público ha evolucionado mucho. Cuando empezamos era difícil encontrar humoristas con cierto nivel intelectual; hoy, David Broncano tiene dos carreras.
Son muy populares, pero aún se consideran minoritarios. ¿Lo prefieren así?
Cansado: Para llegar a todos tienes que hacer concesiones. En nuestro caso, salir por la tele. Ya lo hicimos, aunque nunca hemos llegado al gran público. Nos ha ido muy bien, pero siempre hemos estado en ese segundo plano que te permite hacer lo que quieras. Para nuestro karma es bárbaro.
Faemino: Hemos tenido ofertas suculentas, pero somos así. A consecuencia de ello, aquí estamos, y muy contentos.
Cansado: Tenemos la casa pagada, Carlos, no lo olvides.
Después de todos estos años trabajando juntos, ¿todavía se hacen gracia mutuamente?
Cansado: Ocurre una cosa curiosa. La improvisación entre dos se suele apoyar en la contradicción, para hacer que la narración avance (por ponerme pedante). Nosotros siempre hemos hecho lo contrario. Si yo digo blanco, él dice: «Blanco no, muy blanco». Nos lo pasamos bien y eso se transmite.
Faemino: Eso encanta, construir en positivo. Es una forma de hacerlo. Son pocos los artistas que lo hacen de esta manera, pero no es ningún mérito. Sale así porque sale así.
¿Es su trabajo el más gratificante del mundo?
Cansado: Sí. El humor no da prestigio como creador, pero sí cariño y dinero, si te va bien. En el mundo anglosajón los humoristas van sustituyendo a rockeros y artistas de cine como prescriptores. En España llegará un momento en que sea así. Hasta ahora éramos unos cachondos, que también me parece bien. Lo digo como un entomólogo, no me afecta.
Faemino: Creo que lo hemos alcanzado todo. Lo demás ya es un regalo. Seguimos un poco en forma y la gente aún lo pasa bien. En Carabanchel vino a vernos una cantidad de hipsters…
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