Éric Reinhardt: “Hay que saber protegerse de los lectores”
El autor francés disecciona la relación entre un escritor y su público en su última novela, que ha ganado el Premio Renaudot des Lycéens.
“Me escandalizan las desigualdades entre los sexos, soy un hombre feminista”, sostiene Éric Reinhardt. Sus libros tienen mucha aceptación entre las mujeres –“Escribo liberando mi lado femenino”, asegura– y, para ahondar en ese vínculo entre autor y lector acaba de publicar El amor y los bosques, una novela cuya protagonista es una fan que conoce al escritor que la obsesiona.
¿Se ha encontrado alguna vez en esta situación?
No tengo una relación particularmente íntima con mis lectores. Soy un ser secreto y solitario, un poco salvaje, así que me protejo. Lo que ocurre entre escritor y lector es fuerte, pero lo es aún más si se mantiene misterioso, etéreo, lejano.
Entonces, ¿la obra no surgió de una experiencia real?
Sí. Un día recibí una carta sublime de una lectora que quería conocerme. Era una mujer maltratada por su marido, que llevaba meses sin mirarle a los ojos. Fue el detonante. Hay que saber protegerse de los lectores, porque hay algunos muy invasivos; pero al mismo tiempo hay que mantenerse receptivo, abierto a los regalos del azar.
¿Pretendía denunciar la violencia de género?
Mi ambición era sobre todo crear una obra de arte, transmitir a mis lectores emociones estéticas. Escribir sobre asuntos para defender una causa no es lo que me atrae. Pero sabía que si mi libro era bello, serviría a la causa de las mujeres y permitiría denunciar esta violencia.
Dicen que su protagonista es como Emma Bovary, pero está en Meetic…
Aunque haya analogías, no pensé nunca en Madame Bovary al escribir. Yo mismo me inscribí en Meetic bajo la identidad de una mujer para redactar estas páginas. Me interesa mucho nuestra época. Es importante que los escritores hablen del mundo actual para ayudar a la gente a entenderlo mejor, a defenderse, a superar la angustia.
¿Y cómo ve la sociedad contemporánea?
Las finanzas tienen demasiado poder y Europa no está organizada para contrarrestarlo a favor de los ciudadanos. No defiendo la revolución, pero hay que actualizar el principio de interés general.
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