El universo de Cindy Sherman llega a la Fundación Louis Vuitton de París
Una exposición retrospectiva reúne 170 obras realizadas entre 1975 y 2020. Además, en ‘Crossing views’ la creadora estadounidense selecciona obras de artistas de la fundación que dialogan con su trabajo.
Cuando estudiaba en la Universidad de Buffalo Cindy Sherman (Nueva Jersey, 1954) descubrió que su vocación no era la pintura, que necesitaba una cámara para poder expresar sus inquietudes artísticas. Cámara en mano, en 1976 se mudó a Nueva York para desarrollar su carrera: allí comenzó a experimentar con su propia imagen, a hacerse retratos caracterizada de distintos personajes –figuras históricas, estereotipos cinematográficos, reinterpretaciones de obras maestas la historia del arte…– y creó una iconografía personal que la ha convertido en una de las artistas más importantes de la actualidad. Ahora su particular universo se podrá conocer a fondo en la retrospectiva que le dedica la Fundación Louis Vuitton de París (desde el 23 de septiembre al 3 de enero de 2021).
En A retrospective of Cindy Sherman se podrán ver 170 de sus obras, creadas entre 1975 y 2020, y entre ellas no faltarán algunas de sus series fotográficas más conocidas, como Untitled film stills, Rear Screen Projections, History Portraits, Society Portraits o Flappers. Paralelamente a la retrospectiva, la propia Sherman ha colaborado con el equipo de la Fundación Louis Vuitton para organizar una muestra que lleva por título Crossing views, a selection of works from the Collection, que recoge piezas de los fondos de la institución, obra de 20 artistas franceses e internacionales de distintas generaciones, con nombres como Marina Abramović, Damien Hirst, Andy Warhol o Wolfgang Tillmans. Todos ellos tienen algo en común: en sus obras se pueden ver ecos del trabajo de Sherman y que entablan un diálogo con sus creaciones.
«Ella ha renovado completamente su medio y eso es lo que hace su trabajo atractivo. Creo que tiene sentido realizar esta exposición hoy en día, porque en su núcleo se encuentra el problema de la identidad, que es algo que le preocupa a todo el mundo en la actualidad. Ella investiga quiénes somos en el fondo de nosotros mismos», explica la comisaria Suzanne Pagé, directora artística del centro parisino.
A lo largo de su carrera Sherman ha reivindicado la figura de la mujer, explorado los estereotipos ligados a la misma y cuestionado los roles femeninos. «No soy una persona articulada, ni siquiera doy conferencias, no podría debatir con nadie, pero siempre he tenido posturas personales sólidas. No podría ser una portavoz de las mismas, pero puedo dejar que hable mi trabajo. Pero para mí lo importante es que la obra siempre es ambigua, que se presta a la interpretación. No soy una artista de mensaje», afirmaba la creadora el año pasado en una entrevista realizada en The Guardian con motivo de su exposición en la National Portrait Gallery de Londres.
«En la exposición podremos ver los temas que han sido una inspiración para ella, como la moda, el cine, la cultura popular y también las pinturas históricas, los cuentos de hadas y los payasos y también veremos una colección muy reciente en la que representa a hombres», explica Marie-Laure Bernadac, co-comisaria de la retrospectiva. «Ella es tanto la modelo como la directora, la diseñadora de vestuario… Reclama el poder sobre la representación de su imagen por completo», apunta Olivier Michelon, otro de los comisarios.
Pese a que hoy es una artista cotizada, que bate récords en las subastas (sus imágenes se han llegado a vender por 4 millones de dólares) Sherman no alcanzó el reconocimiento hasta los años ochenta del siglo XX. Entonces fue cuando su obra fue incluida por primera vez en una colectiva del MoMA. «La gente me decía en aquel momento que le encantaba mi trabajo, pero que no coleccionaba fotografía… De hecho, es algo que sigue pasando, aunque menos a menudo», afirmó la artista en una de sus últimas entrevistas.
En sus trabajos, la indumentaria siempre ha jugado un papel clave para crear personajes y evocar roles, de ahí que haya colaborado con firmas de moda como Louis Vuitton, maison para la que en 2014 creó dos piezas de la serie Monogram, un bolso y una maleta, intervenidos con parches diseñados por la artista. «Resulta natural que le interese la moda, porque ella se disfraza constantemente. Utiliza todas las prendas que encuentra, algunas las concibe ella misma y otras son de diseñadores muy conocidos. Pero lo interesante es que su aproximación a la moda es distinta a la de una fashion victim: deconstruye los arquetipos glamurosos y las piezas que le prestan, porque tiene ropa de Comme des Garçons, Dorothée Bis o Dior, hasta que ya no reconocemos esas prendas que muestran la cara sórdida de los modelos que las llevan», analiza Bernadac.
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