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“Aquella conexión obsesiva se había convertido en una devoción ciega”: cómo fue la traumática relación de Lena Dunham y Jack Antonoff

Ocho años después, su historia vuelve a la primera línea gracias al éxito de la nueva serie de la creadora de ‘Girls’, que muchos leen como un particular ajuste de cuentas

Lena Dunham Jack Antonoff en los Globos de Oro de 2014, cuando aún eran pareja.
Carlos Megía

Se ha pasado toda la campaña de promoción negando los paralelismos con su historia personal. “Lo que menos me gustaría es que la gente tratara de hacer como con Mi reno de peluche, porque sería imposible: hay tantas influencias, tantas historias de tantos amigos…”, replicaba Lena Dunham ante las insistentes especulaciones que relacionaban la trama de Sin medida, su nueva serie para Netflix, con su sonada ruptura con el cantante y compositor Jack Antonoff. La creadora de Girls y el miembro de bandas como Fun y Bleachers fueron la pareja milenial por antonomasia de la pasada década en Hollywood. Dos fuerzas creativas que unieron sus caminos durante cinco años en un romance tan aspiracional que hasta la mismísima Taylor Swift escribió una canción —You Are In Love— inspirada en los elogios que su amiga Lena dedicaba a su chico, productor también de varios de los éxitos de la cantante. Ocho años después de su separación, en diciembre de 2017, su historia de amor, calificada como “una de las más tristes” y que puso de luto a toda una generación, ha vuelto a los titulares por las similitudes, tan evidentes como dolorosas, con su nueva serie.

Sin medida narra la historia de Jessica, una explosiva treintañera neoyorquina (Megan Stalter) que, tras romper con su novio Zev (Michael Zegen), se traslada a Londres para recomponer su vida tras un desmoronamiento tanto personal como profesional. Allí conoce a Félix (Will Sharpe), un músico indie alejado del ideal romántico a lo Hugh Grant o Colin Firth, y descubre que los problemas sentimentales también cruzan el Atlántico. Pese a que Dunham insiste en que solo es “un 5% autobiográfica”, la sinopsis recuerda poderosamente a su propia vida y ha hecho que decenas de tuiteros y periodistas hayan dirigido su animadversión hacia el músico. “Lena Dunham dice que el ex de Sin medida no es Jack Antonoff... Entonces, ¿por qué de repente me parece un imbécil?”, se preguntaba hace unos días la revista Jezebel.

Como Jessica, Dunham, de 39 años, también dejó Nueva York por Londres tras romper con Antonoff, con quien mantuvo una relación de cinco años (en la serie, son seis). Aunque Zev no es productor musical sino escritor, la diferencia no es tan sustancial en el plano creativo. Al igual que Antonoff, que tras su ruptura comenzó a salir con la modelo Carlotta Kohl, en la serie Zev presume de nueva pareja: una influencer interpretada por nada menos que Emily Ratajkowski. Dunham se expresó así al enterarse de que una maniquí internacional la había sustituido en el corazón de quien fuera su pareja: “Pensaba que, de alguna manera, estaba demostrando que las chicas raras también pueden tener amor. Y ahora él está saliendo con alguien que parece normal y corriente, como se supone que deben lucir las chicas”, escribió en Vogue.

Hay más coincidencias. En la serie, Zev se burla de los gustos comerciales y mundanos de Jessica —como Miley Cyrus y los realities de mujeres ricas—, un desprecio que Dunham confesó haber sufrido también en la vida real. “No me hagas sentir estúpida porque me gusten las cosas”, le espeta Jessica en una escena. Por su parte, la protagonista de la serie se enamora de un músico londinense al igual que su creadora, quien se casó en 2021 con Luis Felber, autor de varias canciones de la banda sonora de Sin medida. En otro episodio, Jessica y Zev adoptan un perro como último intento desesperado por salvar la relación, pero el animal termina evidenciando sus diferencias y él la obliga a devolverlo. Una historia similar ocurrió en la vida real con Lambsy, el perro que compartían Dunham y Antonoff, que tuvo presencia en redes sociales, en revistas —apareció junto a ella en un reportaje fotografiado por Annie Leibovitz— e incluso en el programa nocturno de Jimmy Fallon. Años más tarde, comunicaron que lo habían devuelto a un refugio por problemas de conducta derivados de traumas previos. El propio refugio desmintió esa versión.

En los extremos, Lena Dunham y su marido, Luis Felber. En el centro, los protagonistas de ‘Sin Medida’ Megan Stalter y Will Sharpe.

Mientras Lena ha hecho de su vulnerabilidad una seña de identidad creativa, Jack ha optado por una estrategia de bajo perfil mediático. Paradójicamente, quien produce las voces más confesionales del pop actual y que pasó por el altar en 2023 con la actriz Margaret Qualley (La sustancia), ha preferido guardar silencio sobre el revuelo que la serie ha generado a su costa. Dunham, en cambio, ha compartido durante años detalles minuciosos sobre su relación: desde su primera cita a ciegas organizada por el cómico Mike Birbiglia en 2012, hasta las Navidades y cumpleaños juntos, la relación con los suegros, las dificultades de un romance a distancia o por qué sus planes de boda debían esperar a que se aprobara el matrimonio entre personas del mismo sexo en Estados Unidos (“Mi hermana Grace es gay y no me siento bien haciendo algo que ella no puede hacer”, relató en una entrevista). La propia Taylor Swift aseguró que ya tenía la canción de la hipotética ceremonia preparada: “Ellos dos son el referente del amor verdadero, real, auténtico”.

Tampoco la ruptura fue limpia. En un ensayo publicado en la edición estadounidense de la revista Vogue, Dunham detallaba el momento exacto en el que se rompió todo: “Fue en diciembre, ese tipo de clima confuso en el que el sol resplandeciente hace que el aire frío se sienta aún más helado. Estábamos sentados en la cocina que habíamos compartido durante casi cuatro años, mirándonos en silencio, reconociendo lo que ninguno de los dos quería decir. Aquella conexión obsesiva se había convertido en una devoción ciega, y las vendas comenzaban a caer, revelando que habíamos evolucionado por separado. Que la rabia no era sexy ni sostenible. Que nuestros corazones seguían rotos de tanto intentar arreglarlo, pero ya no había dudas sobre si podíamos hacerlo o no”.

Incluso años después del distanciamiento, Dunham continuó hablando públicamente de él. Declaró a E! que seguiría llevando un anillo que él le había regalado, “porque el amor no tiene por qué definirse según los términos que dicta la cultura Occidental, con comienzos y finales”. En Twitter, compartió una lista de nombres de bebés que habían imaginado juntos. En otro ensayo, uno de los más duros, contaba cómo su separación coincidió con su deterioro físico y emocional a raíz de la histerectomía que le practicaron por endometriosis. Más tarde, en un segundo texto, recordó que el final del romance “casi la mata”. En 2018, la actriz y directora ingresó en un centro de rehabilitación por su adicción a los ansiolíticos y todavía hoy celebra el milagro de seguir “limpia y sobria”. Más allá de los paralelismos, desmentidos o guiños evidentes, Lena Dunham sigue hablando y escribiendo con la misma vulnerabilidad y humanidad que hizo de Girls un éxito generacional. Como decía su alter ego Hannah Horvath en uno de los momentos de la serie: “Me doy cuenta de que no soy diferente. Quiero lo que todos quieren. Quiero lo que todos desean. Quiero todas esas cosas. Solo quiero ser feliz”.

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Sobre la firma

Carlos Megía
Especialista en cultura, estilo de vida y 'celebrities', colabora en diferentes secciones de EL PAÍS desde 2015, además de publicar en cabeceras como 'Harper’s Bazaar' o 'InStyle'. Creador de ‘Un Podcast de Moda’, es licenciado en Periodismo y Comunicación Audiovisual y Máster en Guion por la Universidad Carlos III.
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