Nacho Vidal: “Mi hija no está en un cuerpo equivocado, es una niña con pene”
El actor presenta la historia de su hija transexual de 11 años en el libro para preadolescentes Mi nombre es Violeta. En esta entrevista asegura que el machismo «no tiene nada que ver con el porno» y desconfía del movimimiento LGTBQI.
Uno no espera entrevistar a Nacho Vidal en el departamento de literatura infantil de un imperio editorial. Ni acabar hablando de educación, un tema, por cierto, que le apasiona y le enciende. Pero el actor y productor porno, que vende dildos hechos a imagen y semejanza de su miembro, no está aquí para hablar de eso, sino de un libro, Mi nombre es Violeta (Cross Books) firmado por Santi Anaya y basado en la historia de su propia hija, que hoy también se llama Violeta en el registro civil pero a la que dieron otro nombre cuando nació hace once años con aspecto de niño.
La Violeta de la novela tiene unos 13 años y empieza segundo de la ESO en un colegio nuevo, mientras que Violeta Vidal es algo más pequeña, y sigue en su escuela de toda la vida en Mataró (Barcelona), pero comparten una parte importante de su historia. Para escribirlo, el autor estuvo visitando a la niña durante más de dos años y manteniendo largas conversaciones con ella. Lo que le salió fue un libro de amoríos adolescentes con una protagonista transexual y un mensaje anti-bullying. La historia completa de Violeta Vidal se conocerá en 2019, cuando se estrene un documental que la familia ha estado rodando durante los últimos tres años.
¿Por qué os decidisteis a hacer el libro?
Nosotros vimos un documental cuando mi hija tenía seis años que fue el que le hizo decir: “Yo soy así, esto es lo que me pasa a mí”. Si nosotros no hubiéramos visto el documental, igual ella tendría ahora 11 años y seguiría llamándose Nacho. Fue gracias a eso que investigamos más y dimos el paso. Esta información sirve muchísimo. Tú te vas a comprar un libro a la Fnac, ves “espiritualidad” y te encuentras un montón de estanterías llenas de libros. “Autoayuda”: una sección entera. Ahora, buscas “transexualidad” y nada. No hay información, no hay nadie que se haya mojado. Por eso me encantaría que fuera una lectura recomendada en las escuelas, no solamente porque es una niña transexual. Podría ser un libro sobre una niña con sobrepeso, sobre un niño con gafas de culo de vaso o sobre un niño asiático o negro en un mundo de blancos. Va sobre la diferencia y la empatía, la diversidad y la aceptación, del dolor, del amor…es una ficción que hoy por hoy puede ser una realidad. Cuando lo lees, creas una empatía. Piensas “que mal lo está pasando esta niña por culpa de estos hijos de puta” y luego te das cuenta de que los hijos de puta somos nosotros.
Hasta que llega ese conflicto, toda la primera mitad del libro es muy feliz, una historia convencional de amor adolescente. ¿Fue una elección consciente?, ¿queríais darle a la Violeta de ficción esa historia tan común?
A veces tendemos a traumatizar, a dramatizar con este tema. A mí me dicen: “Tu hija lo tiene que pasar muy mal”. Pues no, mi hija es la delegada de clase, la votaron todos, es querida por todo el mundo. Nosotros no tenemos ningún drama en casa. Por eso nosotros nos fuimos de la asociación [Chrysalis]. Yo no estoy muy de acuerdo muchas veces con los grupos LGTBQ. Imponen demasiado las cosas. Yo no puedo imponer a nadie hacer nada. Por ejemplo, el día que yo vi lo del autobús de Hazte Oír monté en cólera. Pero luego me relajé y pensé: tienen todo su derecho. Si tú no quieres educar a tu hijo en la diversidad, yo tengo que respetarlo porque es tu hijo.
Pero están negando la realidad de tu hija y sus derechos.
Pero es su vida. A mis hijos no les hace nada. Mi hija vive su vida. Yo siempre le digo: si no te quieren como eres, no vale la pena. Que es una frase que está en la portada del libro. Yo les enseño a mis hijos a que les entre por un oído y les salga por otro. Les digo que no intenten gustar a todo el mundo. Júntate con la gente que te quiera. (Se pregunta a sí mismo) ¿Crees que todo el mundo quiere a Nacho Vidal? Hay mucha gente que me odia, que me critica. Yo voy con los que me quieren. El otro día estaba viendo como la ministra de Justicia le dijo “maricón” a otro y llenaron todo un programa. ¿Esto qué es?, ¿un patio de colegio? ¿Por qué no hacéis programas de televisión sobre los niños que están muriendo, la gente que pasa hambre, que no tiene donde dormir?. ¿Estáis hablando de una señora que le ha dicho maricón a otro? ¡Por favor! Yo vivo en el mundo del no absurdo. Si yo pido respeto hacia mi hija, yo tengo que tener respeto hacia los demás, mientras no le pongan un dedo encima.
Un dedo o un whatsapp, ¿no? El libro de hecho trata el tema del ciberbullying, que es un problema real que lleva a muchos menores a contemplar el suicidio.
Tienes que educarlos. Mi hija vino un día diciéndome que una niña le había dicho que no iba a llamarle más Violeta, que le iba a llamar Nacho y estaba súper triste. Yo le dije que era tonta. ¿Si yo te digo a ti “caca de vaca”, tú respondes? Pues si te llaman Nacho igual, no respondas.
¿Pero entiendes que las asociaciones hacen una labor? Es útil buscar casos similares y luchar por objetivos legales que aun no se han conseguido.
No me parece bien que te obliguen a hacer algo en lo que no crees. No me gusta imponer a nadie nada. Yo solo me meto en que no deberíamos obligar a nadie a hacer algo que no quiere. Cuando dices “vamos a sacar leyes para que obliguen…”, en ese momento segregas odio. Yo no quiero que tengan odio a mi hija, quiero que tengan empatía.
Violeta, tu Violeta, os dejó claro que era una niña a los seis años. ¿Cómo fue el proceso con los distintos círculos, el colegio, la familia…?
En el colegio nos dijeron que ya lo sabían, ella siempre había dicho que es una niña. Siempre tenía su grupo de amiguitas. No hubo ningún tipo de problema, y eso que va a un colegio concertado católico. Luego intentamos cambiarla de colegio, fuimos a un privado. ¿Por qué? Por la educación, era estilo noruego, nos gustaba el modelo, trilingüe. Pero no la quisieron, nos dijeron que no estaban preparados. Yo no puedo obligarles a aceptarla. Les dije: “Ya veo como es tu institución, si llego a meter a mi hija aquí, hubiera sufrido un huevo, gracias por la honestidad”. Podría atacarles, pero nunca he dicho el nombre del colegio ni lo voy a decir, porque tengo ese respeto. Cada uno es libre de hacer lo que quiera.
¿El resto del entorno reaccionó bien?
Los otros padres fueron fantásticos. Un niño le dijo que le iba a llamar Nacho, los padres hablaron con él, el niño le hizo una carta pidiéndole disculpas. Se lo volverá a encontrar en otro colegio, en las extraescolares…obviamente. No podemos meterla en una urna de cristal y que nadie la toque. Yo tengo una parte de la familia que es del Opus y no ha habido ningún problema, es una niña que cuando la conoces te enamoras. No ha habido ningún drama, el único fue que mi mujer se sintió muy mal por haberla tenido tanto tiempo vestida de niño y no escuchándola. Era muy afeminado, le gustaba el rosa… pensábamos: “El niño va a ser gay”.
Insistes en que no ha sido una lucha, nadie ha sufrido.
Nosotros no hemos tenido ningún tipo de drama. Tienes que ver la parte positiva. Mi hija se levanta y ve por los ojos, se aguanta en sus propias piernas. Siente, canta, toca música, me trae sobresalientes en las notas. Siempre ha sido feliz. Si tienes eso en casa, ¿dónde está el drama? El drama está en tu cabeza. A los niños no puedes darles electroshock para que pierdan la mariconada. Yo siempre pregunto: “¿qué pasaría si se diera esto en tu familia?, ¿Qué harías, siendo tú católico, apostólico, romano?, ¿diciendo que esto pasa porque está de moda, que son niños viciosos?. ¿Qué respuesta me darían?, ¿llevarían al niño al psicólogo, le darían pastillas, lo meterían en un loquero? Me gustaría sentarme con alguien que esté en contra de esto, quiero entender su manera de pensar.
¿Ha leído Violeta el libro?
Todavía no, no debe leerlo aún. La vas a sugestionar, deja que le pase a ella. Pero sí que es bonito que lo lean los niños que no son transexuales, yo no creo que sea un libro para niños transexuales.
¿Os preocupa lo que puede pasar cuando llegue a la pubertad?
Nadie está preparado, ni los niños ni los padres. Veo a los niños de mis amigos que eran niños maravillosos y ahora sus padres los quieren matar… Nadie está preparado para la adolescencia, ni los padres ni los niños para la adolescencia de los otros niños, porque depende de la educación que hayan recibido en casa. Como padre vives preocupado 24 horas al día. Ella va a tener que solucionar sus propios problemas, lo mejor es estar siempre a su lado y hacerle entender que no es tan importante.
Para los niños transgénero es un momento crucial. Tú has dicho que no ves necesarios los procesos de reasignación de género.
Yo he dicho que preferiría que cualquier persona se aceptara tal y como es y no tuviera que llegar al extremo de castrar su pene o su vagina, igual que no debería cortarse un brazo o una pierna. Me gustaría que se aceptara tal y como es. Si no lo acepta, si cree que esa es la solución, le ayudaré. En ese punto creo que estamos bien con Violeta porque cuando era más pequeña siempre se tapaba el pene con las manos y hoy por hoy no se lo tapa. Antes cuando le decías si quería ir al baño decía que no meaba en un árbol, que quería ir a sentarse a un baño. Pero, hoy por hoy, mea en un árbol. Entonces nos estamos dando cuenta de que ella no tiene ningún problema con su pene. Para mí es maravilloso. Ella dice: “No soy una niña en un cuerpo equivocado, soy una niña con pene”.
¿Dirías que venir del mundo del porno te ha ayudado a tener esta mentalidad?
Yo he producido mucho porno con transexuales y he hablado mucho con ellas. Tengo muchas amigas transexuales. Conozco el mundo de la transexual que ha tenido que irse de casa muy jovencita, que ha tenido que prostituirse con 15 años para poder vivir y comer, porque la echaron de su casa pegándole una paliza su propio padre. Luego, cuando han ganado dinero, los padres han aparecido y ellas han empezado a mandar cantidades, comprando su amor con dinero. Ellas pasan mucho tiempo encerradas sin salir, esperando al cliente y mientras esperan, se drogan. Es un mundo muy duro y esas historias de vida que yo conocía me hacían tener mucho miedo de que eso le pasara a mi hija. Pero luego existe otro mundo de los transexuales, en el que los niños han sido arropados por su familia, han acabado sus estudios o han emprendido negocios. Están en el Gobierno, son jueces, son abogadas, son mossos d’esquadra. Ese es el mundo en el que nos estamos moviendo nosotros.
¿Hace falta cambiar ciertas mentalidades dentro del porno?
¿Cómo?
Que no esté orientado al placer masculino.
¿Tú crees eso de verdad?, ¿has visto mucha pornografía para poder decirlo?
Puedes argumentar que ya ha cambiado…
La pornografía no es machista, es un producto, es una fantasía. Existen más de 60.000 películas al año y se llevan haciendo nosecuantos años. Existen escenas en las que la mujer es la dominante. Solamente se está mirando escenas en las que el hombre es el dominante.
En ese momento, Vidal saca su móvil y nos enseña varias capturas de escenas de porno.
Todo esto que ves aquí son vejaciones y maltratos a hombres de mujeres que le pisotean el pene, le maltratan…
¿Esta búsqueda ya la tenías hecha? Veo que la tienes guardada en el móvil.
Sí, la llevo siempre aquí porque me da mucha rabia. La pornografía no tiene que cambiar, tiene que cambiar la gente. Cuando tú maltratas a tu hijo en casa, eso es lo que van a repetir, no lo que ven en las películas. Si no, yo veo Scarface y me hago narcotraficante. Yo he visto mucha pornografía y nunca he formado parte de una manada.
¿Te molesta que se relacione la violencia sexual con el consumo de porno?
Me molesta muchísimo, me ataca personalmente a un trabajo que llevo haciendo 25 años. A mí me puedes llamar machista por abrirle la puerta a una mujer, me puedes llamar machista por esperar a que una mujer se siente, porque es mi educación. Me han educado así. Si voy a cenar contigo, te pagaré la cena. Si eso es ser machista, olé el machismo. Pero en la vida le he puesto la mano encima a una mujer. En el sexo he tenido relaciones como todo el mundo, hay mujeres que me han pedido sexo más duro y otras menos duro, pero nunca he maltratado. En el porno hacemos un producto como cualquier otro. Y hay cosas que no podemos hacer. No podemos escenificar una violación. ¿Cómo me vienen a decir que hacemos manadas? No he visto ninguna violación en el porno, porque ninguna productora te lo va a comprar. Tenemos limitaciones que no hay en el cine convencional. Seguro que has visto Irreversible, con Monica Bellucci, y nadie dice nada. Ves como decapitan y nadie dice nada. ¿Por qué tanto ataque a la pornografía?, ¿por qué la tratamos de machista?
Entonces, si tienes que caracterizar el tipo de porno que estás haciendo ahora…
Yo grabo con una cámara encima de un trípode y hago el amor con una mujer. Ni más ni menos.
¿Estáis intentando abrir caminos nuevos?
Está todo inventado. Ahora han hecho el video del festival de cine de Barcelona (se refiere al vídeo del Festival Erótico como entonando un mea culpa). Me parece horrible, como si las manadas fueran culpa nuestra. Yo no tengo la culpa de nada. El que viola, viola porque es un hijo de la gran puta. El que mata a su mujer lo hace porque se le ha ido la olla. No creo que sirva de nada aumentar las penas de cárcel. Al que mata a su mujer ya lo sabe y “le vale verga”, como dicen los mexicanos.
Volviendo a Violeta, ayer se conoció el caso de un niño transexual llamado Gabriel al que han denegado el cambio de nombre en el registro. A vosotros también os costó.
Es que exigen nombres ambiguos. ¿Cómo es posible que yo mande esta documentación y un juez me diga que sí y un fiscal que no? Igual la fiscal se levanta mal o ha llegado tarde a dejar a los niños y me lo deniega, pero al año siguiente, mando la misma documentación y me dicen que sí. ¿Esto qué es?, ¿una puerta de una discoteca? Esto no es el libre albedrío. Aquí tiene que haber una ley que diga que sí o que diga que no. Si me lo vas a dar, dámelo, pero no me chulees. He tenido que ir a psicólogos, a psiquiatras, hablar con ‘profes’ del colegio…no tienes que tener el poder de decidir. Mi hija se llama como ella quiere y se llama Violeta.
¿Cómo reaccionó cuando se lo dijisteis?
Pues nos dio una lección de vida, una más. La estábamos grabando para el documental cuando se lo dijimos. Pensábamos que se pondría muy contenta pero sólo dijo: “Me parece correcto, me han dado lo que me tenían que dar, no tengo por qué darle las gracias”. Esto es como cuando te devuelve el dinero Hacienda. ¿Por qué te alegras, imbécil, si el dinero ya era tuyo?
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Antes de irnos, Nacho Vidal vuelve a sacar el móvil, esta vez con una intención muy distinta: enseñar un vídeo reciente de Violeta en el que aparece, con bañador y el pelo mojado, jugando con cuatro o cinco cachorritos de la misma camada. La niña hace carantoñas para suplicarle a su madre que le deje quedarse uno. Como todos los padres, el mayor exponente del porno español no ve el momento de darle al stop.
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