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Pet Shop Boys: «Es difícil escapar a tu legado»

Convertidos en seniors de la electrónica y en iconos de Gran Bretaña, estarán en el Sónar presentando Electric, un disco rejuvenecedor pero nada nostálgico.

Pet Shop Boys

Pocas canciones en el canon del pop pueden presumir de estar influidas a la vez por el poeta T. S. Eliot y por el rapero Grandmaster Flash. West End Girls sí tiene ese honor. Cuando Neil Tennant y Chris Lowe grabaron ese tema en el año 1984 ya estaban dejando muy claras sus intenciones: hacer electrónica tan sofisticada que pareciera de lo más simple. Casi tres décadas después, el dúo publica su álbum número 12, Electric, una oda al clubbing y a la música de baile que verá la luz en julio.

Con un trabajo que no hace concesiones a la nostalgia, se burlan de su estatus como grandes popes de la música y de los fans bienintencionados que insisten en que «al principio sí eran buenos». En junio volverán al Sónar, donde no actuaban desde 2002. Aprovechamos la cita para hablar con el siempre impecable Tennant sobre qué significa ser la banda sonora del thatcherismo, por qué no se puede salir al escenario en vaqueros y zapatillas y cómo fue eso de compartir camerino con One Direction y las Spice Girls durante los Juegos Olímpicos. Todo un sueño (sin ironía) para un estudioso del pop que incluso llegó a ser director de la revista Smash Hits en la década de los 80.

Hábleme del nuevo disco.

Es un álbum muy dance. A todo el mundo le impresiona que hayamos hecho un disco tan juvenil y energético. ¡Hoy me lo han dicho cuatro personas! El productor es Stuart Price y en realidad es más una colaboración suya con los Pet Shop Boys. Se nota que él también es dj y su influencia se deja ver mucho en el álbum. Las canciones no tienen la estructura típica del pop.

Electric llega menos de un año después de su anterior disco. ¿Cómo es eso? ¿No quedaron satisfechos?

No, me encanta el último álbum. Ya lo planeamos así. Pero el anterior, Elysium, era más ambiental. Lo grabamos en Los Ángeles y está mucho más influido por ese rollo que tiene la ciudad.

¿Qué podemos esperar de la gira?

Un montón de láseres, vídeos y monstruos. ¡Una extravagancia electrónica! Supongo que eso es lo que veremos en el Sónar.

¿Qué recuerdos tiene de otras ediciones del festival?

Tengo grandes recuerdos. Pienso en John Peel, el legendario dj de la BBC, que pinchaba allí cada año. Nos invitó a participar en su programa y a todo el mundo le extrañó mucho.

En el disco han hecho una versión de Last to Die, de Bruce Springsteen. Eso sí habrá sorprendido a todos sus fans.

La hermana de Chris [Lowe] nos habló de ese tema, que tiene una guitarra fantástica. Lo tocamos hace un mes en México. Al parecer, había un montón de fans de Springsteen entre el público y les encantó.

De su música se ha dicho que está hecha para «bailar y llorar al mismo tiempo». Pero este disco parece que va más de bailar que de llorar, ¿no?

Tiene razón, no hay casi lágrimas en este álbum, aunque sí cierta poesía. Una de las canciones, Vocal, habla sobre la sensación de bailar en un club.

¿Hacer música más festiva y desprejuiciada es algo que les pedía el cuerpo especialmente en este momento de sus vidas?

En parte, sí. Hasta hemos grabado un rap, muy del estilo británico old school.

El dúo vistió de Gareth Pugh en la clausura de los Juegos Olímpicos de Londres.

Cordon Press

La escena musical británica y el país entero vivieron una especie de catarsis hace unas semanas cuando murió Margaret Thatcher. La música de Pet Shop Boys fue una banda sonora de aquellos años. ¿Cómo reaccionaron? 

Fue muy curioso. Puse las noticias y estaba sonando nuestra canción Let’s Make Lots of Money para anunciar su muerte. Le ha servido a la gente para reflexionar sobre lo que fue Gran Bretaña y lo que podría haber sido. A Thatcher se le da crédito por muchas cosas que no hizo, como acabar con la Guerra Fría. Ella lo único que dijo es que se podían hacer negocios con Gorbachov. Decidió que el mercado tenía que mandar sobre el resto de las cosas y eso no fue una buena idea. Al parecer, le dijo a su hija que su reputación en la Historia estaba asegurada, pero yo no lo tengo tan claro.

Hablando de hitos británicos, participaron en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos. Era todo muy surrealista.

Tras bastidores nos encontramos con One Direction, las Spice Girls, Take That, George Michael y varios miembros de Queen y The Who. Era curioso pensar que estabas haciendo algo que realmente vería el mundo entero. Y West End Girl también sonó en la ceremonia de apertura, justo cuando desfilaba China.

¿Cómo han conseguido aguantarse como pareja artística durante tantos años?

Sencillamente nos gusta mucho grabar en el estudio y salir de gira. Estoy pensando en el último concierto que dimos, fue fantástico. Siempre decimos que esa es una sensación que el 99% de la gente no conocerá jamás.

En su anterior álbum hay una canción, Your Early Stuff, que ironiza sobre su legado. ¿Es pesado que les recuerden siempre los hits de su primera época? 

Esa canción trata literalmente sobre ir sentado en la parte trasera de un taxi. Los taxistas siempre nos dicen eso: «Me encantan los Pet Shop Boys del principio». Está hecha con humor, pero sí puede ser un poco frustrante tener un periodo de tu carrera que es el más exitoso. Resulta difícil escapar de tu propio legado.

Incluso en la época del britpop y del grunge, cuando lo habitual era salir a actuar en zapatillas y camiseta, ustedes mantuvieron el sentido del espectáculo. ¿Qué importancia le dan a lo que se ponen para actuar?

Nos gusta llevar disfraces sobre el escenario y montar un show en el que todo esté integrado. Nos hemos puesto de todo: sombreros, tutús… un montón de cosas que jamás llevaríamos en nuestra vida diaria. Para los Juegos Olímpicos vestimos de Gareth Pugh.

Toda esa grandilocuencia parece haberse recuperado en los últimos años, sobre todo gracias a las divas como Rihanna, Beyoncé y Lady Gaga. 

Bueno, quizá más Lady Gaga. Todo eso siempre estuvo en nuestro instinto y ahora ha vuelto a ser importante. Hace años que colaboramos con la diseñadora Es Devlin, que ahora trabaja para Muse, Lady Gaga y Kanye West.

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