Marine Serre: «La responsabilidad individual con el medioambiente se verá reforzada y las personas actuarán en consecuencia»
La diseñadora francesa aboga desde hace tres años por un modelo que busca la circularidad. Ahora se enfrenta a los retos generados por la pandemia con una certeza absoluta: la sostenibilidad no es el futuro de la industria, sino un presente incuestionable.
Tiene solo 28 años, pero la diseñadora francesa Marine Serre ya lleva tres convertida en nombre imprescindible del panorama creativo global. Sus diseños, que reflejan la tensión entre Oriente Próximo y Occidente, le valieron el aplauso de la crítica y alzarse con el prestigioso LVMH Prize al talento emergente en 2017. Sus prendas estampadas con lunas abarrotan los armarios de personajes como Beyoncé o Rosalía. Hoy, como dueña de una firma autónoma, se enfrenta a los desafíos concretos que ha motivado la pandemia: “Ahora mismo es extremadamente difícil ser una marca independiente. A diario tienes la presión de si sobrevivirás a mañana, pero yo soy una persona muy decidida y no lo permitiré”, afirma, “empecé esta marca hace solo tres años y se ha convertido en toda mi vida”.
Aunque su nombre se ha disparado hasta el infinito y ella haya hecho del satélite de la Tierra su emblema, Serre mantiene los pies en el suelo. “Me gusta la luna por muchas razones. Para empezar, me permite no usar mi nombre. Como si trabajáramos para un símbolo religioso… O para un equipo de fútbol. Es un lenguaje a medio camino entre la religión y el fútbol. Fe y energía. Cuando practicas deporte –yo entrené durante mucho tiempo–, hay una llama en ti que te impulsa en todo lo que haces”, confesaba a esta revista hace un par de años en su estudio de París.
Su desfile parisino del pasado mes de febrero se hizo viral al anticipar un escenario apocalíptico cubierto de mascarillas. Sus colecciones hablan desde sus inicios de ‘ecofuturismo’, reciclaje y circularidad, por ello encuentra una oportunidad en esta crisis, que ha generado más conciencia medioambiental. “La pandemia ha creado una situación de emergencia que ha forzado a parar para poder subsistir: menos ropa, menos desfiles, menos viajes, menos logística… Menos, pero mejor. Siento que tras una crisis tan global la responsabilidad individual con el medioambiente se verá reforzada y que las personas actuarán en consecuencia: si tienen que consumir lo harán, pero solo gastando en aquellos en los que confíen”. Tiene claro que el cambio de la industria ya está en marcha y que el proceso que se verá afectado con mayor virulencia será la producción: “Todos quieren saber cómo están hechas las prendas que se ponen. Y el resto irá después.
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