En la Cámara de Comercio y diseñado por Tadao Ando: así es el nuevo museo de François Pinault en el centro de París

París sigue siendo una fiesta. Una celebración a plena luz del día donde el idilio, casi siempre bien avenido, entre la moda y el arte se contonea, con mascarillas y sin remordimientos. Lo sabía bien François Pinault, paradigma del mecenas del siglo XXI y uno de los mayores coleccionistas de joyas contemporáneas, cuando decidió desembarcar, con todo el arte a cuestas, en su Francia natal. Que el propietario primigenio del conglomerado Kering –hoy en manos de su hijo, François Henri Pinault– haya inaugurado su primer museo en el país que le vio nacer es, además de una fabulosa crónica, toda una declaración de intenciones en el año (nada menos) de la resaca pandémica. ¿Por qué el patrón de la primera división de las maisons de la mode no contaba, entre su inmenso patrimonio, con una maison d’art en su casa? ¿Paradojas de magnate o el resultado de una sólida estrategia sin prisas? Sigan leyendo.

Es 2017. El Ayuntamiento de París cede la gestión patrimonial, por 50 años, del edificio de la Cámara de Comercio al coleccionista galo. Enseguida, el nombre de Tadao Ando, el alquimista japonés de la nueva arquitectura late, a todo color, en los titulares como único responsable de una hercúlea transformación de un edificio presentado en sociedad durante la Exposición Universal de París, en 1889.

Ni París asolada por el silencio, ni el vacío en sus rues, ni siquiera la fatiga de las restricciones, consigue derrocar el entusiasmo del equipo, encabezado por el director de la colección Pinault, Jean-Jacques Aillagon: “François Pinault prometió encontrar el lugar perfecto de París para su colección. ¡Y aquí estamos!”. Superados los retrasos propios del 2020, el 23 de enero de 2021 fijaron un horizonte para su apertura, aunque las circunstancias han acabado materializándolo finalmente este 22 de mayo. Aillagon se mostraba prudente: “Todos deseamos recuperar la situación previa a la crisis. Hemos aprendido que la humanidad es tan fuerte como vulnerable. La Bourse de Commerce es el símbolo de un renacimiento y de apertura de François Pinault al mundo”.

El sendero luminoso de la reciente sede de la fundación, a cinco minutos del Louvre, transita por un pasado cuajado de secretos de palacio, leyendas de hotel real, dos incendios y, desde 2021, de las bondades de la colección privada de François Pinault. El patio interior del edificio de Cámara de Comercio y de Industria ha forjado, con el paso de los acontecimientos, su propia entidad. Durante años, y a la intemperie, fue escenario de los regateos de los comerciantes de la época para fijar el precio del maíz. Con el fin de conservar el grano, la rotonda se cerró, en 1783, bajo la gran cúpula. Un tal Thomas Jefferson, entonces embajador de Estados Unidos en París, alabó la reconstrucción: “La cosa más hermosa que he visto en París es la Sala de Granos”.

En términos arquitectónicos, la titánica metamorfosis de la Bourse de Commerce, además de marcar otro hito en la liga de la vanguardia, supone el cuarto desafío del magnate al arquitecto de cabecera: “François Pinault mantiene una sólida complicidad con Tadao Ando, ​​encargado del proyecto de Île Seguin, y de la remodelación del Palazzo Grassi, Punta della Dogana y del Teatrino, en Venecia. El Premio Pritzker de Arquitectura ha culminado una obra ejemplar de restauración patrimonial, y junto a un equipo joven y talentoso: Lucie Niney, Thibault Marca, Pierre-Antoine Gatier y SETEC Bâtiment”. Curtido en espacios culturales de grandes dimensiones, la proeza minimalista del maestro nipón se cristaliza en torno a 6.800 metros cuadrados de espacio, donde el patio central, de 38 metros de diámetro y revestido con coloridos murales, alberga un cilindro central de hormigón que funciona como espacio expositivo. La obra culmina con un auditorio y el teatro que acogerá lo último en videoinstalaciones y performances experimentales. «Se mostrarán 32 artistas y cerca de 200 obras, que abarcan todos los géneros, identidades y territorios”, sostiene el director de la Bourse de Commerce

Para los que todavía se pregunten qué hace un coleccionista como François Pinault en una ciudad como París, donde se codean maravillas del género artístico como Centro Pompidou, el Palais de Tokyo o la Fundación Louis Vuitton, cuyas inauguraciones acaparan los grandes titulares del grupo LVMH. Ante la duda, Jean-Jacques Aillagon se muestra rotundo: “El patrimonio contemporáneo de François Pinault abarca unas 10.000 obras del siglo XX y el XXI. Su enfoque está libre de corsés y se nutre del deseo de compartir su pasión con el mayor número de personas, un compromiso a largo plazo con los artistas y la experimentación constante. La Bourse de Commerce propone una perspectiva única del arte contemporáneo”. Y culmina: “Eso sin mencionar el espacio: una hazaña arquitectónica que suma cuatro siglos que incluye la primera columna de pie de París, una espectacular cúpula de metal y vidrio, un inmenso mural de 1.400m2, pintado en 1889, y la obra maestra de Tadao Ando. Es una Gesamtkunstwerk“. A este paso, París no se acaba(rá) nunca.