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¿Dos que duermen en el mismo colchón son de la misma condición?: cuando sentimos vergüenza por las opiniones de la pareja

Cuando nuestra pareja hace un comentario inapropiado o comete un error, la sociedad intenta convertirnos en responsables de sus acciones, palabras o pensamientos. Hablamos con expertas sobre por qué no es justo asumir como propias las opiniones o conductas de la persona con la que compartimos nuestra vida.

Kim Kardashian se vio obligada a salir al paso de los comentarios antisemitas y racistas de Kanye West.
Kim Kardashian se vio obligada a salir al paso de los comentarios antisemitas y racistas de Kanye West.Getty (GC Images)

Al comenzar una relación, no es extraño que los miembros del idilio cambien determinados aspectos de sí mismos para amoldarse al otro, un proceso que es completamente natural, saludable y comprensible hasta que asistimos a una pérdida de identidad. De hecho, un estudio llevado a cabo por un grupo de psicólogos de la Universidad de Amsterdam ha determinado que comportarnos como nuestras parejas no sólo nos hace más felices, sino que aumenta las posibilidades de que tengamos descendencia. Desde posturas políticas similares hasta incluso que ambas partes sean personas diurnas o nocturnas, compartir ciertos rasgos, actitudes e inclinaciones favorece la solidez de una pareja, aunque especialmente es la construcción de una identidad compartida la que hará que el amor sea más o menos duradero. Al parecer, el refrán que dice “Dos que duermen en un colchón, se vuelven de la misma condición” no está tan desencaminado, pues parece que en aras de mejorar nuestra relación, realmente terminamos por mimetizarnos en mayor o menor medida con nuestras parejas.

El problema es que las mujeres tienden a hacerlo más que los hombres, como aclara Coral Herrera, autora de autora de 100 preguntas sobre el amor. “Nos han hecho creer que nos van a querer más si perdemos nuestra identidad y nos acoplamos a la personalidad y gustos de un hombre, así como que lo primero es encontrar el amor y que todo lo demás es secundario. Por eso es tan importante que las mujeres entendamos que nosotras sólo podemos formar pareja con personas que respeten nuestros espacios propios y nuestro tiempo, personas que no traten de aislarnos de nuestras redes amorosas y personas que tengan sus propias redes, sus propias pasiones y aficiones igual que nosotras”, asegura.

Lo preocupante es cuando nuestra pareja hace un comentario inapropiado o comete un error y la sociedad pretende convertirnos en los responsables de sus acciones, palabras o pensamientos. Por si fuera poco, en el caso de que cometamos nosotros el traspiés, si nuestra pareja es un hombre, ocurrirá precisamente lo opuesto, pues El mito del hombre inepto del que habla Lili Loofbourow en The Week bien expone lo habitual que es que ante un escándalo, a los hombres, que hasta entonces lo sabían todo y presumían de estar bien informados, no le consten cosas. Contrariamente, cuando Ye hizo varios comentarios antisemitas, el mundo le exigió a Kim Kardashian una disculpa pública, algo que le pasó a Taylor Swift en el instante en el que los fans de la cantante indagaron en el pasado de Matty Healy y se encontraron con más de un comentario inadecuado. Ella tenía que dar explicaciones de lo ocurrido, porque al parecer, si nuestra pareja es machista, nosotros también lo somos. “Aunque se dice mucho lo de “dos que duermen en el mismo colchón, son de la misma condición”, en realidad lo que ha sucedido siempre es que a las mujeres no se nos consideraba autónomas, no se nos reconocía nuestra condición de sujeto. Ahora nosotras nos hemos erigido en sujeto, somos independientes, tenemos nuestra propia opinión y ya no nos callamos: cada cual debe de responder por sí mismo”, dice Coral Herrera. “Otra cosa que sucede en las reuniones de pareja es que parece que tenemos que defender a nuestras parejas cuando meten la pata, o muy común también, cuando sueltan comentarios machistas o chistes machistas. Parece que hay que reírles la gracia y hacer como que sabemos que no son machistas, que sólo están bromeando”, segura Herrera.

Por ello nos preguntamos si es justo tener que responder de alguna forma por el comportamiento u opinión de nuestra pareja. Alba Ferreté, creadora del podcast Cómo vivir con calma mental y autora de El naufragio sereno. Una guía para comprender tu malestar en tiempos de crisis y transformarlo en calma y serenidad, señala que en este punto, hay dos cuestiones fundamentales. “En primer lugar, está el tender a proteger a los que queremos de sus errores defendiéndolos o justificándolos para que no se sientan tan mal. Cuando esto sucede, es importante darse cuenta de que, probablemente, somos nosotros quienes tenemos un conflicto con el error al sentir que, debido a él, podemos ser juzgados o rechazados. De nuevo, lo que genera el otro en nosotros habla más de nosotros que de él. Y, en segundo lugar, está la idea aprendida de que equivocarse es erróneo. Los seres humanos aprendemos desde la experiencia y la equivocación, por lo que en lugar de proteger y parar los golpes de las equivocaciones de nuestra pareja, podemos ser un espacio seguro que permita al otro sentirse vulnerable y aprender de su error”, explica.

Como señalan innumerables estudios, compartir posturas políticas y rasgos de personalidad es positivo para la pareja, pero no hemos de permitir que “compartir colchón” derive en la pérdida de identidad ni en tener que responsabilizarnos de opiniones ajenas. Si algo permite un buen colchón es el descanso, y no hay nada más relajante y cómodo que preservar nuestra identidad y no ser responsables de lo que hagan o digan los demás… Incluso nuestras parejas.

“Los seres humanos necesitamos sentirnos aceptados, queridos y cuidados por los demás. Lo que sí es importante es que siempre seamos leales a nosotros mismos, que no perdamos nuestros valores y principios, y que no nos traicionemos por la necesidad de encajar o por miedo a la soledad. Lo más importante es que en todas tus relaciones puedas ser siempre tú mismo, sin miedo a lo que la otra persona piense. Que podamos sentirnos libres para irnos y para quedarnos, para expresar nuestras ideas, necesidades, apetencias y opiniones. Si no puedes ser tú mismo, lo mejor es siempre alejarse de quien no te quiere tal y como eres”, advierte Coral Herrera.

Por su parte la escritora Joyce Carol Oates, que ha escrito sobre el duelo en diversas obras, ha asegurado en más de una ocasión que cuando rompemos con alguien o cuando perdemos a nuestra pareja, volvemos a convertirnos en nosotros mismos, dejando así clara la creencia de que las relaciones amorosas conllevan una inevitable pérdida de identidad. Alba Ferreté, coach certificada, terapeuta transpersonal y experta en mindfulness e inteligencia emocional asegura que «la forma en la que nos relacionamos con nuestras parejas, que en teoría representan un espacio emocional seguro, tiene que ver con la forma en la que aprendimos a relacionarnos con nuestros cuidadores en nuestros primeros años de vida a partir del vínculo de apego. Hablamos de un vínculo esencial para nuestra supervivencia física y emocional, en la que primaban tres necesidades: ser vistos, ser reconocidos y ser amados”.

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