¿Cómo convertir una camiseta básica en una prenda única? Así lo hace Maya Hansen
La diseñadora se ha aliado con la firma Terry White Brandy para aunar ambos universos, el de la moda y la coctelería, y transformar un básico en la pieza más exclusiva y artística de la temporada
La moda debería ser una forma de escapismo. Lo decía Alexander McQueen y Maya Hansen le toma la palabra. Porque no existe mayor ejercicio de libertad que intervenir los clásicos para cubrirlos de personalidad, la diseñadora madrileña ha colaborado con la marca Terry White Brandy para transformar una sencilla camiseta blanca en una prenda única y colorista. «He querido poner énfasis, y esto es algo que tengo en común con la marca, en mi gusto por el color y por el arte», puntualiza la creadora.
Maya Hansen ha plasmado sobre el lienzo ambos mundos disruptivos y artísticos. «Este diseño es una declaración de intenciones. Invita a vivir la vida de manera expresiva, creativa, llena de color, pero a la vez con un toque práctico, fresco y espontáneo», explica la madrileña. El resultado es un auténtico objeto de deseo, un diseño que acerca la moda a la coctelería, y viceversa: el ansia de reinvención de la bebida y su lema ‘somos color’, la síntesis entre creatividad y practicidad, o la reutilización de materiales para conseguir ropa (o sabores) nuevos.
Lo cierto es que si esta alianza funciona es porque ambos tienen más en común de lo que cabría imaginar. La diseñadora logró resignificar el clásico corset, siempre en el centro de sus propuestas, para convertirlo en un emblema de empoderamiento y libertad. A su vez, Terry White Brandy se ha propuesto romper con el purismo que existe en el brandy, con una propuesta arriesgada y rejuvenecedora que arranca en su original botella y termina en sus ideas para mezclarlo y disfrutarlo. Pero la analogía no termina aquí.
La camiseta blanca, quizá la prenda más rompedora y revolucionaria del armario, es también una metáfora de ambos: del lienzo desnudo al que se enfrenta Maya Hansen a diario, y de Terry White Brandy, el primer brandy blanco del mundo. La versatilidad es otro punto de inflexión entre las dos firmas. Porque la camiseta de Maya Hansen trasciende la categoría de básico, para ser una prenda única que funciona con todo; mientras que la bebida de Tierry White tiene todas las actitudes para convertirse en un básico de la coctelería: un sabor equilibrado y aromático, fruto de madurar en barricas de roble durante seis meses, al que todo le sienta bien.
Del mismo modo que Maya Hansen aceptó el reto de Terry White Brandy, la marca invita ahora a todos probar sus creativos perfect serves. Porque la imagen de ese universo exclusivamente masculino, el señor que agita brandy en una copa de balón, ha pasado a la historia. La firma propone tragos como Terry Lemoncrash, un combinado refrescante con mucho hielo, una parte y media de Terry White Brandy, cinco partes de refresco de limón y tres rodajas del cítrico. O su cóctel definitivo, un Terry Rosa, con brandy y frambuesas, para triunfar en cualquier ocasión.
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