Adesuwa Aighewi: «Me encanta sentirme sexy, tanto como reivindicar un mundo mejor»
Nominada a modelo del año, es la activista que la moda necesitaba. Con su admirable lucha está consiguiendo cambiar las cosas desde dentro.
Adesuwa Aighewi es un claro ejemplo de que la diversidad en la industria de la moda está dejando de ser solo un buen propósito para convertirse en una realidad. Después de años trabajando hasta la extenuación para las casas de moda más importantes del mundo, ha sido nominada como modelo del año en los British Fashion Awards, en los que compite con otras tres modelos de color: Adut Akech, Adwoa Aboah y Winnie Harlow. La quinta nominada es Kaia Gerber, hija de Cindy Crawford y única modelo blanca que aspira al galardón. «Todas las modelos negras que estuvieron antes nos han abierto el camino. Quiero darles las gracias porque sé que no fue fácil ser la diferente», explica Aighewi.
De madre tailandesa con orígenes chinos y padre nigeriano, su extraordinaria belleza la llevó a convertirse en una de las modelos predilectas de Karl Lagerfeld, con el que mantuvo una estrecha relación. Hoy, cuando reflexiona sobre el camino recorrido para llegar hasta aquí, se siente orgullosa de haberlo conseguido siendo fiel a sí misma y jugando bajo sus propias reglas. Se negó rotundamente a quitarse las rastas cuando un agente le sugirió que ninguna firma de lujo la contrataría con su pelo por ser «demasiado negro». Más tarde, publicó una columna en The Guardian defendiendo el derecho a lucirlas, «a pesar de que muchas personas solo las relacionen con los fumadores de marihuana», y aseguró que bajo ningún concepto se alisaría la melena, como habían hecho algunas de sus predecesoras con el único objetivo de no perder sus trabajos. Tampoco escuchó los consejos de otro agente que trató de convencerla de pasar por el quirófano para tener más pecho y tener una oportunidad en los castings de los desfiles de Victoria’s Secret. En lugar de seguir su consejo se hizo un gran tatuaje entre sus dos mamas. «No creo que haya conseguido cambiar mucho, pero me he levantado. Las modelos tenemos poco poder de decisión en la actual industria de la moda, así que simplemente puedo aspirar a ser el cambio que yo quiero ver».
Ella tuvo claro que para triunfar como modelo, en un contexto donde los milénicos y la generación Z muestran continuamente su compromiso con la diversidad, el feminismo y el medioambiente, había que resultar creíble. «Hay tanto ruido ahí fuera que la gente está empezando a buscar algo más. Supongo que necesitamos que las cosas tengan un significado», reflexiona sobre sus dos años de éxitos. Su último logro, de una gran lista de conquistas, ha sido fichar como imagen de Dior para la campaña primavera-verano 2020.
Aunque Adesuwa Aighewi iba para científica (comenzó sus estudios universitarios en la especialidad de Químicas), en la sesión de fotos que acompaña este reportaje se comportó como si innatamente hubiera nacido para ser modelo. Ni una lesión de tobillo provocada por «la vida y la gravedad» ni el agotamiento propio de una agenda repleta de compromisos impidieron que posase para la cámara con la fuerza y la pasión de quien disfruta de lo que hace. «Mis padres nos prepararon a mis hermanos y a mí para ser académicos y dedicarnos a la ciencia como ellos, pero un día su hija decidió salirse del camino. Estoy segura de que no es fácil para ningún padre. Ellos todavía esperan que cambie de opinión y me matricule en Medicina. No pierden la esperanza», cuenta entre risas.
No solo las grandes marcas de moda han caído rendidas a sus encantos. La NASA también vio en ella algo especial y la seleccionó para una de sus becas. «Fue mi primer empleo. Fue muy intimidante e interesante. Allí aprendí mucho sobre el trabajo en equipo y los aspectos organizativos de las corporaciones».
Pero la moda le ha dado algo que la ciencia no consiguió ofrecerle: un altavoz público con el que reivindicar los derechos civiles. Muy implicada en el movimiento por los derechos de las personas negras en Estados Unidos, Black Lives Matter, tiene claro que merece la pena seguir luchando para que la discriminación termine de una vez por todas. «Estoy muy orgullosa de formar parte de este movimiento, de experimentarlo y ver cómo los negros en América rompen el techo para luchar por sus derechos. Con nosotros hubo una gran tortura psicológica, no solo fueron daños físicos. Si uno revisa Cómo hacer un esclavo de Willie Lynch entiende por qué nuestra lucha es importante».
Aighewi se refiere a un manifiesto de 1712 que sirve de guía para desestabilizar emocionalmente a los esclavos –con tácticas para enfrentarlos entre ellos– de modo que no se organicen para buscar su libertad. Además de su compromiso con este movimiento, en 2018 dirigió Spring in Harlem, un cortometraje sobre el uso del hiyab en Nueva York. «Quería hacer un vídeo sobre un tema del que la gente se intenta escaquear porque tienen miedo a lo desconocido. Quise hacerlo porque era importante reflejar el problema. Siempre me he preguntado por qué asusta tanto algo cuyo único propósito es proteger».
A la pregunta sobre si se considera más modelo que activista, tiene claro que no hay incompatibilidad entre una cosa y la otra. «Para mí la moda es fantasía, en el más amplio sentido de la palabra. Me encanta sentirme sexy, tanto como reivindicar un mundo mejor».
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