Tansy E. Hoskins: “Los oligarcas tienen gustos horribles. Hay mucha más creatividad en la calle”
Con el libro ‘Manual anticapitalista de la moda’ la autora británica desenreda un sector en el que los beneficios económicos cada vez importan más

La única salida a los problemas actuales de la industria de la moda vendrá a través de una verdadera revolución en el sistema, defiende la autora británica Tansy E. Hoskins en su libro Manual anticapitalista de la moda. Publicado originalmente en 2014, ahora lo reedita y actualiza (en España, de la mano de Capitán Swing, llega a librerías el 1 de septiembre). “Empecé alrededor de 2012 tratando de responder a las preguntas que yo misma me hacía. Entonces no había casi nada sobre el tema”, cuenta. “Vengo de la política, una ventaja, porque podía escribir sobre la industria sin preocuparme por que me dieran un trabajo”.
El libro se publicó por primera vez hace más de 10 años, ¿qué ha cambiado desde entonces?
Existe la peligrosa sensación de que, de alguna manera, podemos influir en las marcas a través de las redes sociales. Pero no se puede cambiar el sistema a través de Instagram. Es una industria represiva en cuyas fábricas trabajan millones de personas, la mayoría mujeres jóvenes. Es algo serio.
¿Han empeorado las condiciones?
Algunas cosas han mejorado. Después de Rana Plaza, por ejemplo, se firmó un acuerdo sobre seguridad en los edificios en Bangladés y eso hizo que las construcciones fueran al menos cien veces más seguras. Pero el sistema es violento, el capitalismo es implacable y las marcas solo quieren obtener más ganancias, apretando los salarios al máximo y exprimiendo al medio ambiente.
¿Qué pueden hacer quienes disfrutan con la moda, pero rechazan el capitalismo?
La moda, no la industria, es fascinante, bella y creativa. Por lo tanto, lo mejor que pueden hacer es crear su moda, confeccionar sus propias prendas lo más lejos posible de la industria convencional. A mí me encanta reparar, reciclar o reutilizar ropa de segunda mano. Pienso que esos sistemas son los que deberían celebrarse y explorarse. Además, en los márgenes hay más libertad para expresar nuestra identidad, nuestra sexualidad o etnicidad.

¿Hay algún diseñador que vaya por el buen camino?
Me atraen los creadores independientes, los puntos de reparación, la moda de segunda mano, el reciclaje, el intercambio, personalizar y redescubrir tu propio guardarropa. El mainstream no me interesa tanto.
¿Es la moda inherentemente política?
Es una forma de arte, refleja el tiempo en que vivimos, incluso si es un reflejo distorsionado. Dice mucho sobre cómo una sociedad ve la clase, el género o la raza. Qué se valora, qué se rechaza. Sí, desde mi punto de vista es profundamente política.
¿Cuál es la clave de un futuro con esperanza?
El cambio tendrá que ver con varios factores. Por el bien del planeta y de quienes vivimos en él, la industria de la moda tiene que reducirse. O se hace de forma controlada o llevamos al planeta al punto de quiebra, colapsan todas las cadenas de suministro y termina decreciendo con una catástrofe. Además, creo firmemente en la libertad de asociación, en el derecho a tener sindicatos en cada fábrica textil como protección. Y también apoyo el resurgimiento de la moda indígena, confeccionar ropa como un oficio; además de las personas que hacen cosas por sí mismas, reutilizando, reparando, creando nuevos sistemas. Habrá una industria de la moda oficial, más pequeña, y luego los principios de la moda indígena, junto a personas creando por su cuenta.
Vivimos con ansiedad algunas decisiones de consumo individuales como puede ser elegir entre piel animal o derivados plásticos. ¿Cómo abordarlo?
Tenemos que ver nuestro lugar en el mundo más allá de ser consumidores. Considero que la gente debe consumir lo más éticamente posible, según lo que pueda permitirse. Elegir orgánico, por ejemplo. Pero no creo que ese sea el camino del cambio. Modificar nuestros hábitos de consumo no es suficiente. No vas a sacar a una líder sindical de prisión en Myanmar o subir el salario mínimo en Bangladés comprando diferente. Si de verdad quieres cambiar el mundo y la industria de la moda, tienes que invertir tu tiempo en algo más que pensar en cómo comprar. Debes hacer trabajo solidario, ir a manifestaciones, rellenar peticiones, mandar cartas o recaudar fondos.
¿Es posible llevar un negocio ético en la moda?
Si vas a diseñar lujo, tienes que estar dispuesto a diseñar para gente con gustos horribles. Hacer ropa para Jeff Bezos y su esposa, oligarcas rusos, traficantes de armas israelíes... lo que sea. Hay mucha creatividad en la calle, en los talleres de diseñadores independientes, en los clubes queer, en las escuelas de arte y en los autobuses. Todo mucho más interesante que los oligarcas.
¿Nuestra precariedad actual desembocará en resistencia?
Espero que sí. Hoy vivimos en un mundo aterrador y la gente quiere respuestas, una nueva forma de hacer las cosas, vivir en armonía con el planeta, que se terminen las guerras, que nadie muera en las fábricas... Un cambio real.
La belleza no debería equipararse al elitismo.
Gran parte del lujo actual es simplemente una expresión de dominación sobre el planeta, los animales o las personas. Es repugnante. Necesitamos una nueva definición, y para eso necesitamos un nuevo sistema de valores que ponga en el centro al planeta, a las personas y a la comunidad. V
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