15 películas para ver en San Valentín (sea cuál sea tu situación amorosa)

San Valentín parece un día diseñado en exclusiva para las parejas de felicidad estándar a pesar de que, de alguna manera, todos tenemos una relación con el amor, puede que cada uno la nuestra. Negocios de todo tipo se empeñan en que celebremos el día de los enamorados en pareja. Su oferta se olvida de enamorados que están lejos, enamorados que sufren o enamorados que han celebrado a Cupido durante tantos años que ya ni se acuerdan de cómo era ese día a mediados de febrero.

Frente a ese escenario homogéneo está el cine. Hay una película para cada estadio del amor con la que podemos celebrar un San Valentín a medida. Cristina Lago es coach personal y autora del blog Locos de Amor. Acostumbrada a ayudar a personas a las que el amor desconcierta, para bien o para mal, asegura que el cine es un recurso magnífico para hallar respuestas, aliviar dolores y comprender cómo vivimos nuestras relaciones sentimentales. “El cine es una herramienta extraordinaria, porque siempre nos resulta más sencillo conectar con personajes que con personas y porque, al ver una película, reaccionamos de inmediato a los escenarios emocionales que se nos muestran”.

Lago recurre al cine-coaching en sus sesiones “porque muchas personas viven sus problemas o sus vivencias como algo único y, verse reflejados en una película, suele ayudarles admitir que no están solos en sus dilemas o en sus reacciones, que casi siempre son cuestiones universales”. Asegura que las comedias románticas clásicas pueden hacernos “pasar un buen rato” pero también frustrarnos, “ver un cuento de hadas está muy bien, pero ver una historia más real y menos edulcorada que hable de los matices del amor es mucho más efectivo”.

Igual que ocurre en el cine, Cristina recoge en su proyecto todas las maneras de enfrentar el amor que sus vivencias y las de otros le han enseñado. Con su ayuda, hemos elaborado una lista de películas que además de hacernos pasar un buen rato nos obligue a reflexionar sobre ese sentimiento universal en el que las circunstancias de cada cual son un personaje más. Y sin falsos mitos ni exceso de azúcar.