Se lleva el look bárbaro, vikingo y salvaje entre los hombres
Salvajes y sofisticados. El look vikingo señala un retorno a una masculinidad sin artificios ni depilación láser.
A juzgar por la última colección de hombre de la firma Gucci creada por Alessandro Michele, el nuevo diseñador rockstar de la moda, parecería que los límites entre lo masculino y lo femenino se desmoronan con la misma facilidad que las fronteras del imperio Austrohúngaro al final de la Primera Guerra Mundial. Más allá de las siluetas andróginas del diseñador italiano, desde hace tiempo los observatorios de género nos alertan de la aparición de este “hombre nuevo” que pasa tanto tiempo en el cuarto de baño con sus productos de belleza y cuidado como su oponente y compañera femenina.
¿Es la hora de entonar los cantos elegíacos por aquel modelo de hombre viril –ahora en vías de extinción– que se distinguía por rezumar testosterona por los cuatro costados? Hace un par de temporadas los medios de comunicación anunciaban la emergencia de una nueva especie en el reino estilístico, los ‘lumbersexuales’ dentro de esa dinámica por etiquetar el género masculino desde la aparición de los metrosexuales. Con su aspecto, aparentemente despreocupado, sus pobladas barbas y su look de hombres rudos, el llamado modelo lumbersexual parecía una variedad sofisticada de aquellos ‘osos’ o bears que la comunidad gay puso en circulación décadas atrás como orgullo identitario a partir de un patrón hasta entonces exclusivo de los heterosexuales. Frente a la tiranía del cultivo del cuerpo y la esclavitud de la máquina de gimnasio, la reivindicación de lo natural: “Lo gordo y peludo también es bello y sexy”.
Una web veterana como Beards.org –creada en 1996– ya hace años que destaca como pionera en la promoción de los valores estéticos del modelo “hombre velludo”. Desde cuestiones estéticas a consultas psicológicas, además de ofrecer una amplia galería de barbas para todos los gustos. La web americana This a beard-growing country constituye un barómetro imprescindible para medir la efervescencia del territorio barbudo. En este retorno de estilos más naturales o que directamente apelan al lado más salvaje o ‘bárbaro’ de la masculinidad no ha sido ajeno el éxito de series como Juego de Tronos y Vikingos desde hace varias temporadas. Héroes de fantasías televisivas, salvajes y a ser posible abundantemente peludos, con sus vistosos ornamentos y trabajados estilismos que parecen haber salido directamente de la cueva de Cromañón al canal digital sin necesidad de pasar por el salón de belleza y la sesión de depilación láser. No sin cierta ironía un portal siempre a la última como Buzzfeed presagiaba el inicio de un “periodo de decadencia” con los nuevos bárbaros ocupando despachos y oficinas. En el apartado femenino los peinados –véase trenzados y otras variedades– al más puro estilo Juego de Tronos aparecen como una de las tendencias para los modelos de novias de esta temporada.
El éxito de las series televisivas ‘bárbaras’ no hace sino que revalidar la vigencia del ‘modelo nórdico’. Sólo hay que echar una ojeada a la página de Instagram de Lasse Matberg, un oficial de la Marina noruega que en poco tiempo ha conseguido más de 100.000 adeptos a su página. A juzgar por su aspecto, una exuberante y dionisíaca barba, sus largas y doradas melenas, cuerpo escultórico, se diría que Lasse Matberg es el nuevo candidato para protagonizar la saga del superhéroe y deidad de las tierras del norte, el todopoderoso guerrero Thor, con el permiso de Chris Hemsworth. Entre los mensajes de sus seguidores abundan los que lo comparan con un descendiente de aquellos vikingos que sembraban el terror entre el Báltico y el Mar del Norte, aunque de momento el fornido muchachote ha preferido cambiar el hacha de guerra por el bote de refresco y la camiseta de Nike, que en estas cosas de las redes sociales y la publicidad nunca se sabe cuando te puede tocar la lotería.
Cuando la marca del perfume francés Caron, un veterana fragancia creada en los años treinta, optó hace unas temporadas como imagen publicitaria por el jugador de rugby Sebastien Chabal con su estilo ‘hombre de las cavernas’ y, a juzgar por su mirada feroz, dispuesto a saltar sobre la yugular de su oponente, no hacía sino subrayar este deseo de una masculinidad primitiva, sin ambigüedades ni artificios en un momento en que el modelo metrosexual parecía ser la tendencia dominante en la publicidad. Ahora Chabal, ya retirado del rugby profesional, continúa su carrera como modelo realizando campañas donde su figura de ‘buen salvaje’ pone un contrapunto irónico a los mensajes publicitarios.
A la espera de las próximas etiquetas estilísticas, los ‘nuevos bárbaros’ del norte, de momento, siguen dejándose crecer la barba con permiso de los hipsters y de los pulcros y afeitados publicitarios de Mad Men.
http://instagr.am/p/BDMBVxpLw4Y/
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