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La primera ‘it girl’ de la historia se llamaba Brenda Dean Paul

El documental ‘Teenage’ recupera la figura de esta actriz que escandalizó a Inglaterra de entreguerras. Su vida, que transcurrió entre 1907 y 1959, tiene muchas similitudes con la de otras celebrities como Lindsay Lohan o Cory Kennedy.

brenda jean paul
Cordon Press

Mucho antes que Cory Kennedy, que Cat Marnell, que las reformadas hermanas Geldof y que Lindsay Lohan, estuvo Brenda Dean Paul. Se puede decir que esta actriz patentó el molde de la it girl en su vertiente más peligrosa, la polilla social bien vestida y mejor conectada que flirtea con el lado oscuro.

Dean Paul, a la que los paleotabloides británicos del periodo de entreguerras bautizaron "la drogadicta de alta sociedad", cumple todos los requisitos: orígenes encopetados –su madre era una pianista belga y su padre el aristócrata Sir Aubrey Dean Paul–, aspiraciones artísticas –mantuvo una errática carrera en el cine–, pandilla instagramizable –formó parte de los Bright Young Things de Cecil Beaton y Evelyn Waugh, empeñados en imponer la frivolidad como una de las bellas artes– y final trágico. Aunque vivió hasta los 52 años, Brenda pasó al menos dos décadas de su vida cultivando adicciones cada vez más galopantes y topando con la justicia. 

El excelente documental Teenage, que pudo verse recientemente en Barcelona dentro del festival In-Edit (después de pasar con muy buena nota por Tribeca y el Festival de Cine de Londres) y que le da vueltas a la construcción de la figura del adolescente como fenómeno social, recupera ahora la figura de esta actriz y estrella de los bajos fondos y la prensa amarilla. 

A lo Lohan, Brenda se enfrentó varias veces a la justicia y llegó a estar encarcelada en 1932.

Nacida en Kensington en 1907 (con el grandioso nombre de Brenda Irene Isabelle Frances), de adolescente estuvo fascinada por el teatro y en 1924 se unió a una compañía, pero, tal y como contaría después en sus memorias tituladas, My First Life, que publicó en 1935, la idea de ir de gira por "pequeños pueblos asquerosos" no acabó de seducirle. En 1927 también tuvo la oportunidad de hacer una prueba para el cine en Berlín pero desaprovechó la oportunidad, fascinada por el "intrigante y colorido inframundo" de la capital alemana. Aunque llegó a protagonizar varias películas de cine mudo y obras de teatro, su verdadera profesión fue la de fiestera. 

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Pasada la Primera Guerra Mundial, quedó en Gran Bretaña la sensación de que "los mejores se habían ido", así que los supervivientes de las familias aristocráticas asumieron y exageraron su papel de segundones calaveras. Las chicas de aquel círculo, además, pronto  comprobaron que se las había educado para un mundo, el de los códigos del Imperio, que ya no existía y se lanzaron con furia a ejercer sus nuevas libertades. Aquello dio lugar a otras carreras de it, como la de Elizabeth Ponsonby, seguramente la primera chica famosa por ir a fiestas, que acabó alcoholizada, pero ninguna se entregó tanto a la causa como Brenda. 

Las juergas de los Bright Young Things, que acabaron inmortalizadas en algunos de los títulos más memorables de Everyln Waugh (Cuerpos viles y Decadencia y caída) y protagonizando cameos en la obra de Nancy Mitford, John Betjeman y Anthony Powell, acabaron generando tanta leyenda que es difícil separar las anécdotas reales del rumor. ¿Es cierto que en una ocasión, cuando la policía acudió a arrestarla, Dean Paul abrió la puerta completamente desnuda?, ¿Es verdad que se la veía en los restaurantes de Londres sacando su jeringuilla y limpiándola con el agua de los jarrones?, ¿Que acabó alquilándose como punching ball para sadomasoquistas, tal y como denunció a la policía uno de sus compañeros de piso?

Los desórdenes alimentarios suelen formar parte de lado oscuro de la ‘it girl’ y en eso Dean Paul, que llegó a estar extremadamente delgada, también fue una triste pionera.

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Al parecer su adicción a la heroína arrancó ya al final de los años 20, tras un aborto que le dejó múltiples secuelas. Durante aquellos primeros años intentó varias curas de desintoxicación pero no funcionaron. Su primer encontronazo con la ley se produjo ya en 1931, cuando la descubrieron pagando con un cheque sin fondos. A partir de ahí, se pasaría las dos siguientes décadas alternando las habitaciones de varias clínicas de postín y del hotel Dorchester de Londres, donde se encerraba con su amiga y amante ocasional Anthea Carew, con otras menos glamourosas, como las de la cárcel de Holloway, donde sirvió sentencia por "fraude y posesión de drogas peligrosas". En prisión desarrolló una bulimia que también la acompañó durante el resto de sus días.

Para entonces, la prensa ya había reparado en ella, que se paseaba por Londres agarrada a su perrito faldero, y en su grupo de aristócratas decadentes, y había comprobado lo bien que funcionaba relatar sus correrías para incendiar tanto a los conservadores como a la clase trabajadora de izquierdas. Uno de los principales cronistas de aquellas orgías fue Tom Driberg, un curioso personaje, periodista gay que compatibilizaba la pertenencia a la iglesia anglicana y al Partido Comunista y ex compañero de colegio del propio Evelyn Waugh, que utilizaba sus columnas en el Daily Express para pintar grotescos retratos de aquellos aristocráticos descerebrados.

La prensa de entonces, como la de ahora, se deleitaba en relatar los cambios de aspecto de Dean Paul (la eterna narrativa del "juguete roto"). Aunque destacaban su aspecto cada vez más desastrado, también les gustaba señalar que la eterna aspirante a actriz "mantenía su belleza, como si la hubiesen momificado en su mejor momento". De hecho, uno de sus principales papeles en el teatro lo consiguió a la provecta edad de 45 años, en la obra La princesa Zoubaroff. Pero unos años más tarde volvía a ser noticia al ingresar en un hospital psiquiátrico de Roma. Murió a los 52, en Londres, y por "causas naturales". Dejaba un curioso legado: había puesto las bases de un cliché mediático mil veces reciclado, el de la it girl de final trágico que dilapida todo lo que tiene para que no pare la fiesta.

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