Jennifer Aniston: los secretos del vestido del reecuentro que ya forma parte de la cultura popular
El vestido de satén es pura actualidad y los requisitos para llevarlo son dejarse en casa la ropa interior, los complejos y defender públicamente el movimiento Free the nipple.
Jennifer Aniston se ha convertido en protagonista absoluta de la entrega de premios SAG (los otorgados por el Sindicato de Actores) por las imágenes de complicidad con su ex, Brad Pitt, que nos ha dejado. Aunque, más allá de ese apretón de mano lo que nos llama la atención de esa noche es la elección de su vestido. La protagonista de Friends se decidió por un modelo vintage de la época en la que John Galliano diseñaba para Dior. Un vestido de satén en color marfil que no dejaba nada a la imaginación. Porque si hay un material capaz de sacar a relucir todos los defectos ese es sin duda alguna el satén. No permite utilizar ningún tipo de artificio como la faja y mucho menos estropearlo con las costuras de la ropa interior. En estos casos, las celebrities suelen recurrir a los tangas adhesivos que no se notan ni se marcan en ninguna de las partes del cuerpo.
El color elegido por Aniston es el más complicado porque con la luz puede sacar a relucir cualquier secreto, desde un lunar, hasta la celulitis o el ombligo. No hay nada que escape al exigente escrutinio del satén.
Los vestidos de raso, de clara inspiración lencera, dejaron la intimidad del guardarropa femenino en los locos años 20. Con la liberación de la mujer en cuestiones de moda, no solo se dejó atrás el corsé y las prendas rígidas sino que además mucha de la ropa propia de la intimidad dejó de ser únicamente territorio de alcoba. Para escándalo de muchos, parecía que las mujeres salían a la calle en enagua o camisón.
En los cuarenta y en los cincuenta, con figuras de Hollywood como Marlene Dietrich o Marilyn Monroe este material se consolidó como el tejido con el que se fabricaba el glamour. Un punto álgido que no recuperó hasta finales de los 90 y principios de los 2000. Fue la época del slip dress, del minimalimo y de los tirantes espagueti. Gwyneth Paltrow y Carolyn Bessette fueron sus máximos exponentes pero también Jennifer Aniston que por aquel entonces se encontraba en lo más alto gracias al éxito imparable de Friends.
Ya en 1995 la vimos con la prenda del momento: el vestido de raso con tirante fino que cumplía con todos los cánones del minimalismo. En el 2000, el 2001 y el 2004 repetía fórmula, siempre en color negro, y con escotes más o menos pronunciados.
Veinticinco años después de aquella primera vez, Jennifer Aniston demuestra que sigue superando la exigente prueba del vestido de satén, que todo sigue en su sitio y que esta prenda continúa en el candelero de la moda.
Nunca se ha ido del todo y cada cierto tiempo uno de estos vestidos de raso ha hecho su aparición estelar. En 2004 fue Angelina Jolie con un impresionante diseño en color marfil de cuello halter firmado por Marc Bouwer.
Diane Kruger llevó en 2006 un diseño vintage de Ralph Lauren muy parecido al que ha llevado ahora Jennifer Aniston.
En 2007 Kate Moss dejó una imagen para la historia del estilo con un diseño vintage de Christian Dior en color champán. Y en 2013 Gwyneth Paltrow repetía experiencia con el satén con un vestido en azul tinta con manga larga pero con hombros al descubierto.
Aunque existen formas de engañar al satén utilizando drapeados, fruncidos, faldas con vuelo y escotes estilo corsé que hemos visto utilizar a celebrities de todo tipo, desde Madonna hasta Linda Evangelista, en los últimos tres años hemos podido comprobar que el vestido de raso ha vuelto a su esencia. Rosie Huntington-Whiteley y Sharon Stone fueron de las primeras en avisarlo, allá por 2016. Sienna Miller insistió en 2018 con un espectacular slip dress en color naranja y ahora Jennifer Aniston da el golpe de gracia. El vestido de satén es pura actualidad y los requisitos para llevarlo son dejarse en casa la ropa interior, los complejos y defender públicamente el movimiento Free the nipple.
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