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Hedi Slimane, el ‘grunge’ hace caja

Las críticas que desató la segunda colección del diseñador para Saint Laurent ya son historia. La literalidad con la que se interpretaron los looks noventeros de Courtney Love es rentable.

Hedi Slimane
Getty Images

El desfile más polémico del año ha dado sus frutos. Ya hay cifras. Saint Laurent Paris, bajo la reciente dirección creativa de Hedi Slimane, ha obtenido un aumento de beneficios de un 16,9% en los tres primeros meses del año con respecto al ejercicio anterior. Los expertos en lujo señalan, sin discusión alguna, que la firma vive uno de sus mejores momentos. Y eso que la pasarela sumió al sector en un debate como pocos, dividiendo a fans y detractores en dos bandos aparentemente irreconciliables.

Los compradores, poseedores de la penúltima palabra en el mercado, son quienes más han mostrado satisfacción por la controvertida colección del francés. Muchos subrayan que la de verano está vendiendo bien, y tienen plena confianza en la que sigue. Por ejemplo, Tiziana Cardini, directora de moda de la cadena de grandes almacenes italiana La Rinascente, cree que el órdago del diseñador es «interesante» y «polémico, como lo fue Yves»: «Claro que la colección es difícil de digerir, es casi como una bofetada en la cara, y quizá eso sea lo que necesitemos». «Los periodistas probablemente critiquen [al diseñador], pero deberían tener más en cuenta lo que el cliente quiere, y eso es rock and roll», ha añadido en WWD Emmanuel de Bayser, propietario del templo de moda berlinés The Corner.

En Barcelona, Luis Balagué, de la boutique multimarca de lujo Jean Pierre Bua, celebra que Slimane haya roto «con el chic y el buen gusto que está haciendo casi todo el mundo», y cree que la colección apelará «a una clienta más joven». Celine Beteinber, de la emblemática tienda madrileña Ekseption, se sorprendió al descubrir en el showroom de Saint Laurent una colección «muy sofisticada, muy extensa y muy desarrollada». Asegura que habría comprado el doble, pese a los precios («altísimos, pero no más que las demás marcas que vendemos»). «Para nosotros es mucho más fácil adquirir este tipo de colección que otras más conceptuales, de tejidos tiesos, gruesos, imposibles de llevar en Madrid», continúa. «A nuestras clientas les encanta lo femenino, lo sexy con un punto rock and roll».

Porque el exdirector de Dior Homme, de 44 años, figura capital de la industria en la última década, tan apasionado del rock como idolatrado por los rockeros, presentó en el Palais de Tokyo su segunda colección de mujer para Saint Laurent durante la semana de la moda de la capital francesa. Se marcó una colección grunge en su sentido más literal. Ateniéndonos a una voz tan autorizada como Courtney Love, quizá estemos ante la colección grunge definitiva. Aunque esta haya tardado 20 años en materializarse. «Tengo orgasmos al imaginarme a señoras ricas comprando lo que solíamos vestir. Por fin alguien ha clavado el look con exactitud», tuiteó la viuda de Kurt Cobain tras el desfile, horas antes de ampliar en Facebook: «Hedi es un genio. Sin ofender a Marc Jacobs, pero él nunca consiguió hacerlo [el look grunge] bien. Así es como realmente era. Hedi conoce bien su mierda. Ha conseguido hacerlo con precisión, y Marc Jacobs y Anna [Sui] no». Love se refería así a la famosa colección inspirada en los músicos de Seattle que hace 20 años hizo que despidieran al diseñador neoyorquino de Perry Ellis. «Me apasiona», continuó la cantante, «me recuerda a [la cadena caritativa de ropa de segunda mano] Value Village». Una campaña de defensa en la que la líder de Hole deslizó un argumento idéntico al que emplearon muchos periodistas para hacer precisamente lo contrario, censurar el atrevimiento de Slimane: «Me resulta hilarante que las mujeres vayan a pagar 6.000 dólares por una gabardina que en su día nos costó 4,99 dólares».

La modelo Marique Schimmel durante el desfile otoño-invierno 2013/2014 de Saint Laurent

Cordon Press

Algunas plumas más efusivas se esforzaron en establecer nexos entre el archivo del legendario costurero y el desfile del actual director creativo (los hallaron en un abrigo de piel de zorro y en un monjil collar Claudine que, efectivamente, recordaban al vestuario de la película Belle de jour). Pierre Bergé, socio y pareja de Yves Saint Laurent durante medio siglo, fue aún más lejos. «Tenía razón al confiar: la colección de Hedi Slimane para Saint Laurent ha sido sensacional. Un Yves rejuvenecido que roza la famosa colección 40», escribió en Twitter. Bergé se refería al desfile de primavera-verano de 1971, en el que el difunto creador rescató varias prendas de los años 40 a las que concedió un aire libertino y callejero. Un desafío que consternó a la prensa del momento y que, en cambio, funcionó en las tiendas.

Sabido es que no todo han sido alabanzas. Eso ha hecho precisamente que la colección estuviera en boca de todos. Financial Times la comparó con un «mal Topshop». The Daily Telegraph le atribuyó «tics estilísticos de la revolución de una veinteañera». Y Tim Blanks escribió en Style.com: «[A diferencia del caso de Jacobs en Perry Ellis] en la colección de Slimane de hoy no había un puesto de trabajo en juego, ninguna sensación de peligro, ni siquiera una base experta de nostalgia. Casi nada parecía nuevo».  «Entiendo los revivals, pero siempre que aporten algo propio e inédito, como la colección en la que Dries Van Noten revisitó el grunge de manera exquisita una temporada antes que Slimane», apunta el diseñador español Juan Duyos, quien define el último desfile de Saint Laurent como «puras calcomanías de los looks de 1992 de su nueva mejor amiga, Courtney Love, pero con tejidos de lujo».

Aunque de todas, la crítica más reproducida fue la de Cathy Horyn, de The New York Times, que no fue invitada al desfile. El diseñador mantiene con ella un contencioso público desde hace años. «Sin la etiqueta [de Saint Laurent] pegada a ellos, los vestidos grunge del señor Slimane no atraerían interés. Porque no son especiales», resolvió, tras observar las fotos en Internet. «Ha cortado los lazos de una conexión simbólica con el fundador y todo aquello que él representaba, como el buen gusto y el poder femenino».

¿Cuál es la postura del propio creador? No sabemos. Slimane ya no concede entrevistas. Y si nos tenemos que remitir a sus gestos, diríamos que sigue indiferente a la controversia. Hace unas semanas presentó The Music Project, una nueva campaña publicitaria fuera del calendario habitual de la industria en la que deja claro hacia dónde se dirigen sus inquietudes. En ella, el diseñador ha fotografiado a Courtney Love, Marilyn Manson, Kim Gordon (del grupo Sonic Youth) y Ariel Pink, que aparecen ataviados con prendas Saint Laurent supuestamente seleccionadas por los propios rockeros. Los anuncios, además, aparecerán en publicaciones alternativas como la francesa Les Inrockuptibles, la alemana Monopol, la británica Loud & Quiet y la suiza Parkett. Aparentemente, tan alejadas de la clientela tradicional de la firma como Slimane de lo que se espera de él.

El diseñador confirma una vez más que es un verso suelto. Es poco probable que alguien de su experiencia no haya calibrado la magnitud y la repercusión que tendría su envite. De momento, parece estar ganando la partida a sus críticos: al menos en lo que a beneficios se refiere, las cifras de ventas le avalan. El resto presumiblemente le traiga sin cuidado. Gustar a todo el mundo nunca pareció entrar en sus planes.

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