Francesco Risso (Marni): “En moda eres tan bueno como lo sea tu última colección”

Cuando Francesco Risso (Cerdeña, 40 años) fue nombrado director creativo de Marni en 2016 pensó que ya estaba. Que por fin lo había conseguido y había llegado a lo más alto. Se había formado entre el Fashion Institute Technology de Nueva York y Central Saint Martins en Londres, había trabajado en Blumarine o Alessandro Dell’Acqua y cuando le llamaron para sustituir a Consuelo Castaglioni en Marni llevaba ocho años en Prada. “Aunque fue un punto de inflexión, era solo el principio”, explica, “de alguna manera creo que en moda eres tan bueno como lo haya sido tu última colección. Hay mucho que puedes conseguir por el camino, pero es un viaje continuo. Y me alegra que así sea”.

De pequeño vivió con sus padres en un barco y después en Génova junto a su abuela, una reputada sastre de la que heredó el amor al oficio. “Veo el diseño como un medio para contar una historia y traducirla a través del lenguaje de la moda”. Un idioma que en su última entrega se alía con Uniqlo para presentar una colección cápsula. “Más allá de los colores y los estampados, que son realmente muy Marni, la línea presenta algunos de mis sellos: camiseta a rayas de inspiración grunge, camisas de pijama arrugadas y sastrería holgada”. El objetivo es alegrar a un público mucho más amplio la salida de unos años complicados: “Espero que se sientan bien, que se sientan ellos mismos, que se sientan libres. Y que vivan el mejor verano con estas prendas”.

Se dice que la moda habla del momento actual. ¿Qué dice de los tiempos que corren?

Finalmente, tras más de dos años de pandemia, estamos volviendo a respirar y, con suerte, dejando atrás el miedo. La moda, como todo lo demás, está redescubriendo el valor de las conexiones humanas que tanto se echaban de menos en los últimos años. Diría que esto tiene un valor increíble si no fuera por la difícil situación que vive Ucrania. Creo que estamos en un limbo de incertidumbre, pero también tengo la esperanza de que esta lucha nos convierta en mejores personas. Más honestos, más respetuosos, más empáticos.

Vivió una infancia poco convencional, ¿cuándo supo que quería dedicarse a esto?

Tengo recuerdos borrosos de aquellos primeros años, pero creo que debieron tener un valioso impacto en mí. Probablemente más en el sentido de que formaron mi personalidad, más que mi visión del diseño. De alguna manera ese tiempo de formación me permitió reconocer mi voluntad de expresarme a través de un medio creativo, aunque no supe que ese medio era la moda hasta más tarde.

Imagino que ante colaboraciones como esta con Uniqlo es necesario revisar el archivo de la casa. ¿Cuál cree que es el legado de Marni?

Es sinónimo de colores y estampados, siempre lo ha sido. Para esta colección sin embargo queríamos inyectar nuestros característicos Estampados florales con algo de nostalgia y nuestros cuadros vichy con un toque artístico, traladando la energía creativa de la marca en pinceladas y dibujos naives. Es algo que hacemos constantemente porque es nuestra manera de exaltar el toque personal y humano.

¿Y cuál diría que está siendo su aportación a ese legado en estos seis años?

Creo que es un intercambio mutuo que evoluciona con el tiempo. A través de un proceso osmótico he aprendido mucho trabajando con los equipos de Marni. Nos sentimos como una familia, no quiero ser retórico, pero es así.

En este caso diseña para una audiencia mucho más amplia, ¿cómo lo ha enfocado?

Siempre es bonito e interesante ver cómo la gente interpreta Marni, porque cada vez percibes historias distintas, diferentes formas de traducir lo que creamos. También es satisfactorio pensar que estamos llegando a más personas y a distintas generaciones. Pero en términos del enfoque no me gusta hablar de estrategia o plan, probablemente porque soy un creativo, las estrategias quedan lejos de mi forma de diseñar o desarrollar colecciones.