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Talulah Riley: «El escrutinio por haber estado casada con Elon Musk podría haber sido mucho peor»

La actiz regresa a la pantalla como Vivienne Westwood en ‘Pistol’.

Talulah Riley, caracterizada como la diseñadora Vivienne Westwood.
Talulah Riley, caracterizada como la diseñadora Vivienne Westwood.Miya Mizuno

Talulah Riley (Inglaterra, 36 años) aún no le había dado tiempo a entender la fama como actriz cuando le llegó de sopetón por su vida privada. De familia bien, educada en colegios británicos para señoritas, si algo quiso ser siempre fue escritora, lo de la interpretación llegó a partir de las clases de teatro en el colegio y de ver que su padre, policía toda su vida, se puso a escribir guiones de series (policiacas, claro) cuando se jubiló. El papel de Mary Bennet en el Orgullo y prejuicio de Joe Wright con Keira Knightley (2005) fue su debut; pero fue gracias a St. Trinian’s (Supercañeras en español), en 2007, cuando se lanzó su carrera. Y justo entonces la atención le llegó por otro lado: en 2008 empezó a salir con uno de los hombres más ricos y polémicos del mundo, Elon Musk (SpaceX, Tesla). En 2010 se casaron, se divorciaron en 2012 para volver a casarse en 2013 y divorciarse definitivamente en 2016. Origen, de Christopher Nolan, fue su última película antes del matrimonio y la serie Westworld, tras el divorcio final, su regreso. En medio, secundarios y cameos, porque se tomó un descanso para centrarse en la vida familiar y marital. Ahora, por fin, seis años después de todo ese capítulo, cuando su vida personal parece no importar tanto a los tabloides, se siente renacer como actriz y, además, como actriz madura gracias a la serie Pistol (Disney+), creada por Danny Boyle siguiendo las memorias de Steve Jones y centrada en la formación de los Sex Pistols y la era punk en Londres. En ella, Riley interpreta a la diseñadora de moda e icono Vivienne Westwood.

¿Era fan de los Sex Pistols antes de Pistol?
No sé si fan, pero sí que los conocía, claro. Mi padre era policía en aquella época, así que los conocía a través de él, otro punto de vista, supongo [se ríe].

En la serie interpreta a Vivienne Westwood, ¿pudo conocerla antes del rodaje?
Sí, fue muy amable y generosa conmigo y aceptó que nos reuniéramos antes de empezar el rodaje para hablar sobre la época, su aspecto, su estética. Y, además, la Fundación Vivienne Westwood nos abrió sus archivos para poder recrear todo el vestuario. No mucha gente lo sabe, pero ella fue la responsable de la estética punk, la creadora del símbolo anarquista. Su pareja entonces, Malcolm McLaren [que interpreta en la serie Thomas Brodie-Sangster, actual novio de Riley], era el mánager de los Sex Pistols.

Ella representa el punk, la irreverencia, la rebelión, ¿se identifica usted con esas palabras?
Si hablamos del movimiento punk en sí mismo, no sé, era otro tiempo, pero me gusta su aspecto estético y sus sensibilidades. Creo que decirlo ahora es muy tópico, pero ellos entendieron perfectamente la necesidad de cambiar las cosas y el sentimiento de impotencia cuando no tienes ningún control sobre tu entorno. Ese sentimiento sí lo entiendo, pero la realidad es que yo soy de las que siguen demasiado las reglas [se ríe].

¿Quién sería punk actualmente?
Vivienne Westwood sigue siendo nuestro mejor ejemplo. Y no sé, supongo que Facebook cuando nació podría considerarse disruptivo, pero ya no lo es.

Ahora que menciona Facebook, hace poco reconoció que se había desintalado todas las redes sociales en su móvil.
Sí, así es. Son un agujero negro, me meto y no sé salir. He descubierto que la vida es mejor sin estar conectada todo el tiempo

Ha sido actriz, ‘mujer de’, directora, novelista, emprendedora tecnológica… y solo tiene 36 años. ¿Son muchas vidas en una?
Sí, estoy cansada [se ríe]. He tenido una buena vida. Tengo muchos intereses y he tenido la suerte de desarrollar muchos de ellos. Solo ser actriz te permite explorar muchas más vidas.

Acaba de publicar su segunda novela, The Quickening, cuyo eslogan es “El futuro es femenino”, ¿lo cree así?
Pienso que hay espacio para todos. El libro es un thriller distópico que explora y rechaza las ideas extremas. Se centra en un grupo de mujeres que convierte Reino Unido en un matriarcado político, bastante oscuro. Debía haberlo entregado hace dos años, pero soy un poco lenta, una procrastinadora profesional. Se me ocurrió con la campaña de Hillary Clinton a la presidencia, aunque de eso ha evolucionado mucho.

¿Se siente más a gusto como escritora que como actriz?
No lo sé. Como me gusta hacer muchas cosas distintas, no me pongo metas ni etiquetas, prefiero ir viendo por dónde puedo ir. Me encanta la actuación. Hacer Pistol ha sido un renacimiento como actriz, me he vuelto a enamorar de la interpretación y se lo debo a Danny Boyle. Pero también me encanta escribir y ya estoy trabajando en mi tercera novela, que va sobre robots sexuales.

Cuando empezó como actriz tenía una lista de tareas o sueños, ¿cómo va esa lista hoy?
¿La tenía? Me he olvidado de todos mis sueños [risas], pero supongo que no está tan mal olvidarse y seguir poniéndose nuevas metas y nuevos sueños todo el rato. Como ha pasado con Pistol. Antes nunca me habrían dado un papel como el de Vivienne Westwood, pero ahora siento que estoy madurando como actriz y como mujer, que ya no me ven como la chica ingenua o la típica inglesita de clase media. No, soy Vivienne Westwood [dice con orgullo], un icono vivo, nunca había interpretado a una mujer real. Hemos creado un personaje, no es una imitación, el proceso ha sido fascinante y diferente.

Dice que no es un personaje que le habrían dado normalmente, ¿le costó conseguirlo?
Bueno, conocí a Danny [Boyle] hace 10 años para otro papel, llegué a aquel casting y según me senté, me dijo que el personaje no era para mí. Una década después le vi en Zoom, leí para Vivienne y me lo dio enseguida.

Qué duro que le dijera no de esa manera. ¿Cómo lleva el rechazo, tan habitual en su profesión?
Parece algo duro de oír, pero entonces agradecí su honestidad, me relajé y me quedé con ganas de trabajar con él en otro momento. Pasa mucho cuando eres actriz, claro, pero intentas no tomártelo como algo personal. Cada vez que te dicen no, lo llevas como puedes, te dices que es cuestión de suerte o que ya saldrá el siguiente papel y continúas adelante porque sigue siendo un trabajo maravilloso.

Durante muchos años, mientras estuvo casada con Elon Musk, fue más famosa por su vida personal que por su trabajo, ¿cómo interfirió eso en su carrera?
Es cierto que hice un gran parón en mi carrera como actriz después de trabajar mucho entre los 18 y los 22 años y, realmente, acabo de volver al cien por cien bastante recientemente. Estuvimos juntos mucho tiempo y mientras estuvimos casados me centré en esa vida y no trabajé porque tenía hijastros y otros compromisos. Intentamos mantener la privacidad familiar todo lo que pudimos. Y, en ese sentido, me siento muy afortunada porque creo que, al final, no tuvo tanto impacto en mi carrera como podría haber tenido. El escrutinio de la prensa o la industria pudo haber sido mucho peor.

¿Cree que ya ha conseguido superar esa imagen, que se le vea más allá de aquella etapa?

Mi vida es muy diferente ahora, vivo en Inglaterra de nuevo, estoy centrada en lo que hago, ser actriz, escribir… He podido pasar página y creo que ya no le intereso a nadie, vivo una vida bastante tranquila. O quizá es porque no tengo aplicaciones en mi teléfono y no estoy todo el día conectada a internet [risas], eso también ayuda. Y otra cosa curiosa que está ocurriendo ahora que he vuelto es que cuando empecé solía ser la más pequeña del rodaje y ahora estoy entre las mayores. Por eso supongo que también me llegan otros personajes. En el set de Pistol a Thomas y a mí nos llamaban papá y mamá. ¿En serio? ¿Tan viejos somos? Pero supongo que sí, que los otros actores eran más jóvenes y te ven así, aunque tú aún tan sientas como una bebé.

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