La mujer que puede sostener piñas con su vagina
Kim Amani defiende que el ‘vaginal kung fu’ es la técnica adecuada para entrenar las vaginas, tener un sexo 10 y canalizar esta energía a cualquier otro ámbito de la vida.
Existen mujeres para las que los ejercicios de Kegel son un juego de niños y controlan los músculos de sus vaginas como si fueran sus propios dedos. Las hay que ejercitan esta parte de su anatomía con el mismo mimo con el que un practicante de artes marciales hace sus movimientos o un samurái empuña su espada, y por eso algunos llaman a esta práctica vaginal kung fu. Muchas piensan que familiarizarse con esta técnica no solo les proporcionará músculos pélvicos de acero sino sexo de primera división y contribuirá a expandir y potenciar su energía sexual (la más poderosa del universo, según el propio Einstein). Todo gracias a mantener una línea directa con sus vigorosas y fuertes vaginas.
Una de esas mujeres es Kim Anami, coach en relaciones de pareja y sexo holístico que organiza retiros íntimos en Bali y México y que se fotografía sujetando objetos pesados de diversa índole que penden de una cuerda entre sus piernas. ¡Y eso que hay que reconocer que no es fácil salir elegante y estilosa cuando sostienes un candelabro con tus partes! Cocos, pesas, botellas, piñas tropicales, estatuillas, bolsos, instrumentos musicales, donuts, tablas de surf (si, ha leído bien). Sus estudiados posados en Instagram (@kimanami), que alterna con preciosas fotos de viajes, tienen todos un denominador común, una fuerza que emana de su entrepierna y que es capaz de sujetar los objetos más extraños sin que su propietaria se despeine o pierda un ápice de ese glamour surfista que una mujer madura, permanentemente bronceada y con un cuerpo tonificado, puede exhibir.
Como explica Kim Anami en su web mediante un vídeo, la mayoría de las mujeres tienen sus vaginas infravaloradas y desperdiciadas. Cualquiera que no pueda lanzar pelotas de ping pong con su entrepierna (según Anami, una habilidad esencial) debería, en opinión de esta coach, ponerse a entrenarla porque “los efectos de una vagina aburrida y de una sexualidad insatisfactoria llegan hasta todas las áreas de la vida: relaciones, trabajo, familia, amigos”. “Los cambios en la vida sexual hacen que todo sea posible”, es uno de los mantras de esta experta que no tiene demasiada fe en los ejercicios de Kegel, pues los considera insuficientes.
Los que no puedan acudir a sus retiros, pueden optar por los cursos online que Anami ofrece en su web, donde explica los ejercicios y el método para llegar a cinturón negro en este peculiar arte marcial. “Una máster en esta técnica”, según cuenta Kim en un vídeo, “podrá mover muebles con su vagina, lanzar pelotas de ping pong, mantener una alegría y euforia constantes, mejorar y conseguir orgasmos de todo tipo: vaginales, cervicales (estimulando el cérvix), del punto G y conseguir, sin moverse un ápice y solo utilizando sus poderosos músculos, que su pareja masculina eyacule”. En el mismo vídeo se habla de cómo esta practica milenaria ha sido desconocida para Occidente, pero utilizada por las orientales. Prueba de ello son los pussy shows tailandeses, en los que las chicas ejercitan todo tipo de habilidades con sus vaginas (desde pintar el mapa de Tailandia con un lápiz insertado en sus partes, hasta fumar).
Para practicar es imprescindible un huevo de jade, que se inserta en la vagina y del que salen unas cuerdas para colgar pesas. Anami habla también en su web de como es necesario recuperar el poder de esta parte de la anatomía femenina, y de como en los últimos años ésta ha perdido el protagonismo en aras del clítoris. Además de poner a tono nuestros músculos más íntimos, esta coach realiza también diversos cursos orientados a parejas, hombres o embarazadas, ya que sostiene que las mujeres pueden tener orgasmos mientras dan a luz.
En uno de sus vídeos más irónicos, Kim nos previene de un mal que afecta al 95% de las féminas, el mal de la ‘mujer mal follada’ que puede derivar en un síndrome que ella llama FUKME, iniciales de Females, Utterly, Kataclysmic, Moments, Explosions (mujeres, absolutamente, cataclismo, momentos, explosiones. Haga usted mismo la traducción). “¿Experimentas accesos de furia, rabia, inmovilismo, depresión y un ansia irresistible por engrosar el club de lectoras de 50 Sombras de Grey? Si es así, tal vez tengas FUKME”, sentencia, y acaba el vídeo dando este magistral consejo, “ten sexo con una mujer, ten sexo con un hombre o ten sexo contigo misma”.
Kegel contra Kung Fu
¿Qué opinan los profesionales de esta disciplina, que podría definirse como la halterofilia o el culturismo vaginal? Según Patricia Izquierdo, fisioterapeuta especialista en suelo pélvico, con consulta en Madrid, “hay que diferenciar que en el cuerpo tenemos dos tipos de músculos: la musculatura tónica y la fásica. La primera trabaja inconscientemente, como la musculatura profunda de la espalda, que nos mantiene erguidos, y la segunda es la que debemos contraer de forma voluntaria. Los músculos del suelo pélvico están formados por fibras tónicas, y más que una gran fortaleza lo que se busca es que estén tonificados. Si empezamos a ejercitarlos como los bíceps podemos acabar desarrollando una hipertonía, es decir un musculo demasiado contraído y eso puede producir dolor, imposibilidad de mantener relaciones sexuales, dificultad al sentarse o ponerse un tampón. El vaginismo, que es una patología sexual caracterizada por un espasmo involuntario de la musculatura que rodea a la vagina, y que impide el coito, casi siempre cursa con hipertonía, aunque suele tener también un componente psicológico (trauma o abusos)”.
“No cabe duda de que tener una musculatura pélvica tonificada es importante para la salud y ayuda mucho a la hora de tener una vida sexual satisfactoria”, comenta Izquierdo, “pero no hace falta que esté tan desarrollada como para poder levantar pesas. Uno puede estar en forma sin tener los bíceps de un culturista. De hecho, tan importante es poder contraer los músculos pélvicos como poder relajarlos. Cuando esto último es difícil hablamos de hipertonía y, entre otras cosas, impide el vaciado completo de la vejiga, lo que da lugar a infecciones de orina”.
Lo mejor que puede hacer una mujer que quiera mantener una buena relación con sus músculos vaginales es acudir a un fisioterapeuta del suelo pélvico, que valore su situación y, en caso necesario, le ponga un tratamiento personalizado. “Algunas mujeres tienen músculos fuertes pero les falta tono, otras deben recuperarlo tras un parto y las hay también que los tienen muy tensos y que lo necesitan es relajarlos. A éstas les prescribimos técnicas de relajación y les damos masajes para ayudar a soltarlos”, señala Patricia.
Según esta fisioterapeuta, “los músculos del suelo pélvico se ejercitan, sobre todo, con las contracciones del orgasmo y están muy relacionados con la musculatura profunda del abdomen, lo que ahora se llama ‘core’. Ejercitando éstos, trabajamos también el suelo pélvico. Pero los abdominales tradicionales no son buenos, nosotros preferimos los ejercicios hipopresivos o isométricos, como la plancha”.
Francisca Molero, sexóloga, ginecóloga, directora del Institut Clinic de Sexología de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexología y presidenta de la Federación Española de Sociedades de Sexología, apunta por su parte, que “no hay una prueba que diga qué tono vaginal hay que tener para que las relaciones sexuales sean placenteras, porque hay otros muchos factores que intervienen en la calidad de las mismas. Puede haber mujeres que tengan relaciones coitales satisfactorias y que tengan prolapsos, o que sus músculos vaginales estén más flácidos debido a la edad. Aunque, evidentemente, un buen tono en el suelo pélvico es lo deseable”.
Molero señala también como los ejercicios de Kegel “fueron ideados en un principio para mejorar la sexualidad, pero no de la mujer sino del hombre. Para reparar o tonificar vaginas distendidas por los partos u otros problemas, aunque después el colectivo de Mujeres de Boston (movimiento feminista que surgió en EEUU en los años 70, centrado en la salud sexual y reproductiva de las mujeres), recuperó estas prácticas para mejorar la sexualidad femenina”.
Molero coincide con Kim Anami en un único punto, su admiración por la vagina como órgano asombroso, “con una capacidad de cambio increíble. Sus pliegues se alargan hasta 2/3 de su tamaño habitual y empieza la lubricación cuando la mujer está excitada”.
En cuanto a los huevos de jade que popularizó en su día Gwyneth Paltrow, Patricia Izquierdo opina que “mas allá del trabajo con la musculatura que puedan hacer, similar al de las bolas chinas, desconozco sus propiedades holísticas”. Mientras Molero apunta que “lo que habría que descubrir es si el jade interfiere con el ph vaginal, que es ácido”.
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