Paco Arango: «Tengo un traje de Batman que me sienta muy bien»

Suele vestir informal, pero tendrá que desempolvar su mejor traje para el estreno de su primera película, Maktub, el próximo 16 de diciembre. Los beneficios de este filme –una emotiva fábula sobre la búsqueda de la felicidad– irán a parar a la Fundación Aladina, que Arango puso en marcha hace siete años y ahora atiende anualmente a mil niños con cáncer. Su armario reserva muchas sorpresas.

Si abro su armario, ¿qué es lo más raro que voy a encontrar?

Dos marionetas, una de un zorro y otra de una tortuga, que utilizo en las funciones para los niños pequeños.

Me refiero a algo que pueda ponerse.

Pues un traje de Batman.

¿Perdón?

Sí… me lo pongo a veces en el hospital para visitar a los niños de la Fundación. Un día que estaban unos amigos, dije que iba al baño y regresé vestido de Batman. Entré, salí, me cambié de nuevo y, hasta ahora, siempre he negado que fuera yo.

¿No tiene cosas normales?

Sí, claro… En general, mi armario es normalito y está bastante bien ordenado. Me gustan las camisas blancas y bien planchadas. Tengo unas siete.

No son muchas.

Ya, pero tampoco puedo ponérmelas todas a la vez. No soy nada caprichoso con la ropa, de verdad.

¿Qué es lo que más tiene?

Gorras. La más especial es una con forma de lámpara de genio que hicimos para la Fundación Aladina.

¿Cuándo dedicó un día a ir de tiendas por última vez?

Hace meses, cuando estaba preparando el rodaje de Maktub. Íbamos a filmar muchos exteriores, era invierno, y yo soy muy friolero: compré cazadoras gruesas, botas forradas, jerséis, mallas de esquí…

Tiene usted mucha vida social, así que no me diga que no tiene ropa seria.

Sí, dos o tres trajes formales. Suelo ponerme uno azul oscuro. También tengo un traje de mago con el que me pasó algo divertidísimo…

Volvemos a las cosas raras. Cuente, cuente…

A veces hago magia para los niños del hospital, y encargué un traje lleno de bolsillos secretos de todos los tamaños. Lo colgué con los otros. Un día que salía con prisa para una reunión importante, me lo puse. Ahora le he colgado un cartel en la manga para no confundirme.

De ropa de gala, entonces, ni hablamos.

Tengo un esmoquin y el chaqué que me hice para la boda de mi hermana…

Vamos, que lo suyo son las camisetas. ¿Cuántas tiene?

Tres mil. Todas iguales.

Me toma el pelo…

No. Encargué unas para la promoción de un disco mío y hubo un error en el pedido. Me mandaron cinco mil. Llevo años regalándolas, pero todavía tengo la tira. Si quieres alguna, ya sabes…

Lo tendré en cuenta… ¿Complementos?

Bufandas. Pero no tengo muchas. Unas 10, creo…

¿Hay alguna prenda en su armario que considere especial?

Un chaleco. Me lo regaló la familia de una niña a la que atendió la Fundación Aladina y que superó una leucemia. Es muy bonito y lo uso mucho. A veces abro el armario solo para verlo, y siempre se me escapa una sonrisa.