Noomi Rapace: «No soy una punk agresiva»
Fue la primera que puso cuerpo y alma a Lisbeth Salander en el cine. Un papel que le abrió las puertas de Hollywood para lucirse a lo grande y en 3D con Prometheus, la precuela de Alien.
Cualquier actriz que tuviera sobre sus espaldas la responsabilidad de sacar adelante una de las películas más esperadas del verano viviría asustada. Pero Noomi Rapace está acostumbrada a la guerra. Ella fue la primera que se metió en la piel de Lisbeth Salander en la versión europea de la trilogía Millennium, estrenada en 2009. Por aquel entonces Noomi era una desconocida intérprete sueca que no sabía hablar inglés. Ahora, tres años después, toma el relevo de Sigourney Weaver en Prometheus, el retorno de Ridley Scott al universo Alien. Un viaje espacial que no solo reinicia la famosa saga de ciencia ficción, sino que también significa el comienzo de una prometedora carrera en Hollywood para esta mujer de 32 años. De hecho, muy pronto podremos ver cómo explota su faceta más sexual en Passion, el último proyecto de Brian de Palma; y también en Dead Man Down, un thriller en el que vuelve a estar bajo las órdenes de Niels Arden Oplev, el director que le dio la fama.
Viendo lo bien que se desenvuelve en Prometheus con el inglés, resulta difícil creer que hace tres años no supiera hablar el idioma.
Pues es verdad. Cuando la prensa europea vino a Estocolmo al estreno de la primera película de Millennium casi entro en estado de pánico. ¡Tenía que hablar de mi trabajo con los medios y no sabía cómo hacerlo! Fue entonces cuando me di cuenta de que tenía que ponerme a estudiar inglés.
¿Tenía más miedo de la prensa o de los seguidores de la obra de Stieg Larsson?
En realidad, sabía antes de empezar que sería imposible satisfacer las expectativas de los lectores de las novelas porque todos tenían una imagen muy clara en su cabeza de cómo eran los personajes. En cualquier caso, pasar tanto tiempo en la piel de Lisbeth Salander me ayudó a entender que no pasa nada si no le gusto a todo el mundo.
A Ridley Scott, desde luego, sí le gustó.
Cuando nos conocimos, me confesó que había visto la película tres veces. Estaba tan seguro de mí que en la audición para Prometheus simplemente hablamos sobre la clase de películas que me gustan y qué esperaba de mi vida en el futuro.
¿Cómo es Elizabeth, su personaje en esta superproducción?
Ella es el corazón del filme. Una científica soñadora y apasionada que viaja al espacio convencida de que allí va a encontrar aquello que ha buscado toda su vida. Al menos así empieza, porque según avanza la película se ve obligada a comportarse como una verdadera superviviente.
¿Se siente cómoda cuando la describen como la nueva Sigourney Weaver?
Como mujer admiro el trabajo que hizo con un personaje tan fuerte como el de la teniente Ripley, pero no puedo pretender seguir sus pasos. Ella es un icono.
Usted abandonó todo con 15 años para irse a Estocolmo a probar suerte como actriz. ¿Por qué tomó esta decisión siendo tan joven?
Porque sabía que actuando podría ser cualquier persona y aprovechar esa experiencia para conocerme un poco mejor. En aquellos años yo era insoportable. Era la típica adolescente odiosa, teñida de rubio y llena de piercings, que se peleaba con todo el mundo y que quería pasarse el día borracha. Se lo hice pasar muy mal a mi madre, pero es que sentía que no encajaba en el pequeño pueblo donde vivía. Por eso siempre supe que algún día me iría de allí, aunque la forma en la que al final sucedió todo fue totalmente inesperada.
¿Se considera más femenina que los personajes que le ha tocado interpretar?
¡Sí! La gente cree que en la vida real soy una punk agresiva que se maquilla de negro. Alguien incapaz de comunicarse con el resto. [Risas] ¿Por qué será?
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