Najwa Nimri y Alba Flores: cómo ser enormemente famosas y forjar una amistad en la que la fama no importa
Después del éxito internacional de ‘Vis a vis’ y ‘La casa de papel’, Najwa Nimri y Alba Flores se reúnen de nuevo en la pantalla gracias a ‘Sagrada familia’, la última serie dirigida por Manolo Caro. Recuerdan cómo surgió su profunda amistad y cómo trabajar juntas se ha convertido en una razón de peso para aceptar nuevos proyectos.
Najwa Nimri y Alba Flores se conocieron en la primera lectura de guion de la serie Vis a vis hace más de siete años. Salieron a fumar en un descanso, se entendieron a la primera y en ese rodaje forjaron una buena amistad que dura a día de hoy. “Coreografiar horas de palizas une mucho y nosotras nos hemos dado unas cuantas”, dice Najwa. Desde entonces han trabajado juntas en La casa de papel, en el musical Drac Pack —donde cuentan que algún día llegaron a la función sin haber dormido— y reconocen haber aceptado participar en Sagrada familia (que se estrena en Netflix el 14 de octubre) porque iban a coincidir de nuevo. Después de esta sesión de fotos para S Moda, Najwa se contagió de la covid y el encuentro con ellas ha sido por separado: con Alba en la cafetería de un hotel céntrico de Madrid y, a los pocos días y desde su casa, con Najwa a través de Zoom y con la cámara apagada.
El primer recuerdo que Alba atesora de Najwa es su voz en la mítica cabecera del programa de televisión Versión Española. “Na, na, na, na…”, tararea con una sonrisa. Najwa asegura que no sabía de la existencia de Alba antes de conocerla en persona. “No he crecido con el faranduleo, soy medio vasca y medio árabe. Primero me cayó superbién y luego me enteré de que era la nieta de Lola Flores. La primera vez que Alba vino a mi piso y se puso a hablar de su vida privada nos quedamos todos dormidos. Entonces dijo: ‘Ya sé que a esta casa puedo volver”.
En Sagrada familia, Alba encarna a una misteriosa mujer de la que se desconoce su pasado. “Me lo he gozado interpretándola porque nunca he podido hacer algo así en la vida. Cuando alguien tarda unas horas en reconocerme ese tiempo es oro para mí. Después ya nada es igual”. El personaje de Najwa en la serie es el de una enigmática madre de familia que oculta algo oscuro tras la puerta de su casa. “Nunca juzgo a mis personajes, si lo hiciera tendría que hacer a chicas respetables como la mayoría de las actrices”, afirma. La serie es un thriller dirigido por el mexicano Manolo Caro (La casa de las flores, Alguien tiene que morir) y transcurre en una urbanización exclusiva de Madrid donde las vecinas luchan por mantener a salvo sus secretos. Ambas dicen no haber vivido nunca en un lugar semejante. “Mi abuela y mi padre sí”, cuenta Alba. “Mi familia era muy extraña en La Moraleja. No tenían amigos del parque con los que ir a tomar un café”, añade. En esta nueva ficción, las apariencias son de vital importancia para sus protagonistas. “En un bloque o en un pueblo hay más espacio para la espontaneidad, pero en estos ambientes encorsetados se mide mucho lo que se dice y a quién se dice. Esto lo refleja muy bien la serie”, cuenta Alba.
Maneras de entender las redes
Aunque en cuestión de apariencias, en la actualidad, el barómetro se encuentra en las redes sociales y estas dos intérpretes se manejan en ellas de modos muy distintos. Alba tiene 11 millones de seguidores en Instagram y, para disgusto de sus representantes, no acepta colaboraciones con marcas porque no se ve capaz de “sostenerlo a largo plazo”. Solo lo hace con fines sociales en los que cree como Personas por el Trato Ético a los Animales (PeTA) o TopManta, la cooperativa del Sindicato Popular de Vendedores Ambulantes de Barcelona. Además, confiesa que sus amigas se ríen de ella por cómo usa su perfil. “Lo hago poco y de manera muy cutre. No es que no me interese, soy consciente del capital social que tengo ahí, pero no me sale. Hacerse un selfi me parece algo tan marciano como chuparse un pie”. Por el contrario, su compañera —con la mitad de seguidores que Alba en Instagram— dice manejarse bien con ellas. “No me las creo como si tuviera 20 años, pero poder rentabilizarlas de la manera en que lo hago es muy jugoso, aunque mantenerse ahí cuesta. Hay que tener ganas y energía. Lo de cuidar mi imagen lo llevo de fábrica porque mi madre me lo inculcó desde pequeña. Me apuntó a ballet porque caminaba mal y tengo la costumbre de salir arreglada a la calle por estar educada en esa pesadilla”.
Alba habla de su vínculo con la red social privada S1S4 (soy1soy4.com). “Es una red de cuidados para mujeres y personas de géneros divergentes donde una puede opinar sin ser cancelada, algo posible porque no hay hombres cis, que son los que generan más violencia dentro de las redes”. Dentro de S1S4 conviven diferentes comunidades, y Alba está centrada en la industria audiovisual y las artes escénicas. “Es un buen lugar para plantar una semilla y crear un tejido de cuidados feministas para hablar de abusos sexuales y laborales dentro de la profesión. Conversamos, por ejemplo, sobre la importancia de la coordinación de intimidad, ya que este tipo de escenas pueden convertirse en algo agresivo, violento y desagradable. Yo lo he sentido estudiando en una escuela y hasta en un casting, y ahora soy más consciente de que se pueden poner límites. Si no lo habíamos hecho antes era por esa herencia de la época de nuestras abuelas, donde ser actriz era ser puta”. Najwa no sabía de la existencia de esta red y al explicársela responde: “Yo no hago intimidad por contrato. Solo he hecho Interviú con mi amigo [el fotógrafo Virgili Jubero] y porque no tengo ningún problema con el desnudo, pero no me arriesgo a hacer escenas de sexo. Aunque no digo que no las vaya a hacer si alguna vez es primordial”.
Cuando estas dos actrices no están inmersas en grandes producciones audiovisuales, dedican buena parte de su vida a proyectos minoritarios de música y teatro. “Hay gente que lee o que hace kitesurf. Yo hago canciones”, dice Najwa. “Tengo 12 álbumes y tres bandas sonoras. Lo peto con la interpretación porque es donde llego más al público y a la emoción. En mi vida me cuesta lograr esto último porque no soy nada emocional, no me dejo llevar, no lloro y siempre estoy en un modo lúdico”. Alba relata que viene de estar dos meses en una pequeña población andaluza con su agrupación, La Extraña Compañía. “Hemos hecho teatro antirracista con la compañía rural de Escacena del Campo, donde tienen sede las jornaleras de los campos de Huelva. Es una buena pedrada en la cabeza pasar de pensar sobre sus temas en la ciudad a irse a un pueblo donde tienen otro punto de vista. Las ficciones están cada vez más despegadas de lo que vive la mayoría de la gente porque quienes las escriben tienen cada vez menos relación con estas personas”. Al contar este proyecto que tanto mima también habla de su lucha contra el racismo. “En todos los guiones hay machismo, pero tengo más manga ancha que con el racismo y el antigitanismo, que es hacer un estereotipo de una persona gitana. Todos esos papeles vienen a mí y he llegado a escribir a los guionistas explicando las razones por las que no he aceptado”. Después los ha visto representados y le ha sorprendido que muchos hubieran modificado cosas: “Eso me anima. No voy a cambiar el mundo, pero entre todas contribuimos. Por eso es importante decirlo”.
Maternidades
Alrededor de la familia y la maternidad también gira gran parte de la trama de esta nueva producción. Según Alba, el tema más controvertido de la serie es “cómo ser madre hoy, en este sistema. Cómo las madres nos dan todo el amor, pero también el veneno. Porque uno toma a su madre entera: su parte más luminosa y su parte más tóxica”. Y, aunque admite que se ha cuestionado tener descendencia, explica que va pasando el tiempo y no ha llegado a ninguna conclusión. “No he tenido el impulso”, resume. Sobre la familia apunta tener más de una. “La familia normativa tiene una revisión. Nos ha venido sosteniendo y ayudando a lo largo de la historia, pero cada vez son más diferentes”, explica.
En el momento de comenzar a tratar estos asuntos con Najwa, su hijo Teo, de 18 años, irrumpe en la conversación. Se excusa diciendo que acaba de llegar de Nueva York. Se escuchan besos, hablan entre ellos y después regresa a la entrevista. “¿La familia? Pues con decirte que ya estoy reservando una casa en la nieve para pasar todos juntos las Navidades, te lo cuento todo”. Y ante la pregunta de qué le gustaría que consiguiera esta serie responde rápido: “Me encantaría que le gustara a mi madre, pero creo que me va a criticar por cómo llevo el pelo”. La voz de su hijo suena de nuevo por detrás: “Siempre te va a criticar, aunque hagas un papel de Oscar”. “Ya”, responde Najwa. “Mi madre me dice cosas como ‘Yo no sé por qué todas mis amigas dicen que eres tan buena actriz”. Al final, todo queda en familia.
Fotografía: Nico Bustos Estilismo: Juan Cebrián Maquillaje y peluquería: Raquel Álvarez @ One-off Artists para Chanel y Goldwell; Paula Soroa @ Ten Agency Manicura: Bárbara Peruyero @ Cool Técnico digital: Lorenzo Profilio Asistentes de fotografía: Brian J. Paez y Héctor Fraile Asistente de estilismo: Rubén Cortés Asistente de maquillaje y peluquería: Paola García
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