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Leandra Medine, la bloguera repele-hombres

La neoyorquina, creadora del famoso blog ‘Man repeller’, ha hecho del arte de reírse de sí misma una fórmula de éxito. La empresaria posa para S Moda con los looks de cabecera de su armario.

Leandra Medine
Irene San Segundo y Francesca Rinciari (Realización)

Broadway, Nueva York, 2009. Después de recorrer de arriba abajo la boutique de Isabel Marant, Leandra Medine y su amiga Rachel se lamentan por no poder permitirse ninguna de las prendas de la diseñadora francesa y deciden cruzar la calle para probar suerte en Topshop, que se acerca más a su presupuesto, el de unas veinteañeras universitarias. Ya en la tienda, probándose unos bombachos cortos estilo harem, Medine se queja de la mala suerte que tiene con los hombres. Rachel la mira y, señalando los shorts, le dice: «Ese es tu problema. ¿Cómo pretendes atraer a un chico con esos pantalones? Eres una repele-hombres».

Así fue como surgió el concepto (y el apodo) Man Repeller, cuenta la bloguera neoyorquina en sus memorias, Seeking Love Finding Overalls («Buscando el amor, encontrando los petos», Grand Central Publishing, 2014). Poco después, Leandra lanzó al ciberespacio una web bautizada con dicho sobrenombre, en la que colgaba sus estilismos favoritos y ofrecía consejos fashion. Pronto se hizo famosa por su manera de combinar lo clásico con lo súper moderno y lo serio con lo estrafalario, a través de ropa supuestamente poco favorecedora. Desde su lanzamiento en 2010, el blog de Medine no solo ha pasado de ser un proyecto personal a convertirse en una auténtica redacción con un equipo de siete personas, sino que ha conseguido situarse entre los sitios de moda con más seguidores del mundo (con un récord de un millón y medio de visitas únicas en noviembre de 2014). En sólo cuatro años ha sabido rentabilizar su espacio online a través de publicidad, posts patrocinados por marcas y colaboraciones esporádicas con diseñadores y firmas internacionales.

Túnica de Adam Lippes, corpiño de Sass and Bide.

Joshua Jordan

Hija y hermana de diseñadores de joyas, Medine (26 años) creció en un entorno judío ortodoxo del elitista Upper East Side, como Olivia Palermo, bloguera de alta alcurnia por excelencia. Rodeada desde niña de revistas de moda, lujo y diseño, hizo prácticas en las oficinas de Valentino en Nueva York antes incluso de haber terminado el instituto. Hoy es un icono de estilo internacional; y su nombre aparece en la lista de los 30 emprendedores (de arte y moda) menores de 30 que publica cada año Forbes. Consciente de que ella es su mejor activo –con mayor potencial que la propia web–, Leandra multiplica sus apariciones en front rows, eventos e inauguraciones; colabora con marcas como Dannijo, J. Crew, Maje, Stuart Weitzman, Michael Kors o Superga y presume de amistades en el olimpo de la moda como Miroslava Duma o la diseñadora Rebeca Minkoff, quien diseñó la chaqueta motera blanca a medida que llevó el día de su boda.

Repelente adictivo. «He elegido los looks pensando en las prendas que más adoro de mi armario: la falda blanca con volumen, el minivestido de tweed, la camisa de rayas… y a partir de ahí he ido accesorizando», explica Medine a S Moda en un estudio fotográfico del barrio neoyorquino Nolita. Allí, rodeada de los restaurantes y las tiendas más trendy de la ciudad, y no muy lejos de su oficina, se siente en su salsa. Licenciada en Periodismo por la New School, puede decirse que ser el objeto de la entrevista no es su papel preferido. Durante la sesión de fotos, la fiel defensora del peto vaquero se muestra difícil de descifrar y menos cercana de lo que cabría esperar cuando uno ha leído sus posts, siempre en clave de humor. Sin duda, está muy ocupada. Esa misma tarde tiene que coger un avión con destino a la feria de arte contemporáneo Art Basel, en Miami. Antes de irse, la repele-hombres reparte unos cuantos consejos de estilo y advierte de sus planes de dominación mundial vía diario 2.0.

Vestido en lana de Pixie Market, cuello cisne de J. Crew.

Joshua Jordan

Man Repeller es un blog de humor en el que se habla de moda seria. ¿Cuál es la clave?

Reírse de una misma. Kristen Wiig o Lena Dunham son auténticas expertas en eso. Las admiro por su honestidad descarada.

¿La moda puede ser divertida?

¡Mi web lo demuestra!

¿Recuerda cómo se sintió la primera vez que vió su foto en una revista de moda?

No le di mucha importancia. Mis metas son tan altas que, pase lo que pase, siempre tengo la sensación de que aún estoy muy lejos de conseguirlas.

¿Cuáles son esos horizontes tan lejanos?

Quiero convertir Man Repeller en un gigante de los medios de comunicación.

Dicen que su estilo es ecléctico, atrevido, diferente, ¿se considera un bicho raro en esta industria?

En absoluto. Todos somos únicos. Encasillar a una persona por cómo viste me parece frustrante… e incluso ofensivo.

¿Cuáles han sido los iconos de su vida?

De niña, mis referentes de estilo eran mujeres extraordinarias como mi madre, sus hermanas y mi abuela. Con los años, mis modelos fueron cambiando. Pero siempre he admirado a féminas con más actitud que estilo. Pienso en Diane Keaton, Jane Birkin, Gilda Radner o Grace Kelly en Alta Sociedad (1956).

Chaleco de satén de Rosie Assoulin, pantalón de Rachel Comey, plataformas de Rochas.

Joshua Jordan

En los front rows de los desfiles y en el photocall sus estilismos generan mucha atención. ¿Cómo decide qué llevar en cada ocasión?

Tengo un mantra en el que creo firmemente: «Si no puedes ganarles, confúndeles». Odio ir vestida como los demás, me parece de lo más codificado y uniforme, así que me gusta divertirme, sobre todo cuando el dress code exige etiqueta. Por ejemplo, nunca descarto el denim para un evento de gala.

¿Se ha arrepentido de alguna de sus elecciones al ver después su foto en los blogs de moda?

No entiendo conceptos como el error o el arrepentimiento en cuestión de ropa. Cada look tiene su momento y su lugar. Si un día llevaste una prenda determinada está claro que ese día te pareció la mejor opción. Si ahora ya no te gusta es porque, sencillamente, tu estilo ha evolucionado.

Aunque algunos nombres han sido cambiados, en su libro narra muchas experiencias personales y anécdotas familiares. ¿Fue difícil para usted compartir esa información?

La verdad es que habría sido mucho más fácil quedarme calladita porque soy demasiado extrovertida. Pero eso es precisamente lo que más me cuesta: cerrar la boca. Estoy muy agradecida por el feedback tan positivo que he recibido hasta ahora.

En uno de los capítulos habla de su fascinación por la escritora Joan Didion [que acaba de ser elegida imagen de la campaña de Céline], ¿qué otros autores admira?

Me encantan David Sedaris, Zadie Smith, Simone de Beauvoir, David Rakoff, David Foster Wallace, Nora Ephron… Hay muchísimos escritores increíbles a los que hincarles el diente.

¿Qué es hortera y qué es elegante hoy?

Odio la palabra hortera; pero si tengo que dar un ejemplo, no me gustan nada las prendas que gritan el nombre de la marca. Elegante para mí es un blazer azul marino con doble botonadura, combinado con unos vaqueros ligeramente gastados, una camisa blanca, un fular rojo anudado en el cuello y, a lo mejor, unos zapatos de tacón medio o deportivas de leopardo. Aunque la verdad es que cada vez me interesan menos los bestsellers. Digamos que presto más atención al estilo como concepto general que a las prendas del momento.

Camisa de rayas de Celine, falda con volantes de Viva Aviva.

Joshua Jordan

¿Cuáles son sus tiendas y marcas favoritas?

Compro mucho en Yoox.com. También en Zara y Barneys. Y me encanta descubrir diseñadores nuevos. Últimamente estoy obsesionada con Rosetta Getty, Rosie Assoulin y una diseñadora rusa que se llama Vika Gazinskaya.

¿Cómo explica que una tendencia que hoy es cool mañana sea vulgar?

El principal problema es una cuestión meramente técnica: desde que nace una tendencia hasta que llega al mercado, se consolida y se convierte en oficial o mainstream, pasa por tantas fases que pierde por completo su sentido original. Como sucedió con las deportivas de cuña de Isabel Marant. Cuando salieron a la venta, a todas nos parecieron un comodín brillante que unía sex appeal y comodidad. Para cuando el resto de marcas empezaron a copiar ese modelo, las chicas que inicialmente habíamos adorado esas deportivas ya habíamos pasado página y estábamos a otra cosa. Las zapatillas con cuña habían perdido su razón de ser.

¿Qué le atrae del mundo de la moda?

Siempre me ha fascinado su potencial camaleónico. La ropa permite a las mujeres cambiar una y mil veces de identidad.

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