La draconiana ‘rutina de belleza’ de Jennifer Aniston confirma que no existen los secretos de belleza
¿Se acabó el mito de la estrella que brilla gracias al combo de dormir ocho horas y beber mucha agua?
Jennifer Aniston tiene 52 años y está estupenda. Estupenda no solo para los parámetros de la edad, sino estupenda en general. Pero el brillo de su rostro y la firmeza de cada uno de sus músculos no son solo el resultado de una genética privilegiada, ni siquiera de ese habitual combinado, favorito del famoseo, que es de dormir bien y beber mucha agua. El cuerpo estupendo de Aniston es el resultado de la mejor cosmética, pero también de costosos tratamientos, del trabajo conjunto de todo un equipo de profesionales y de muchas horas diarias de dedicación por parte de la actriz.
Este fin de semana un artículo del Vogue británico recopilaba todos sus imprescindibles, que son muchos y nada baratos. Para el rostro, en casa recurre a una rutina facial en la que no falta la protección solar, las mascarillas de 111Skin (a 85 euros en Sephora), los suplementos, las herramientas de Jillian Dempsey (bañadas en oro, por 215 euros)… pero también los tratamientos habituales de las mejores facialistas del mundo (ella suele acudir a Melanie Simon o Joanna Czech). De su melena se encargan el colorista Michael Canalé y el peluquero Chris McMillan, el que en su día esculpió el célebre ‘corte Rachel’. La maquilla Angela Levin y de sus cejas se hace cargo Anastasia Soare. Lo mejor de cada casa. Su cuerpo tampoco es casual: practica a diario una mezcla de boxeo, yoga y cardio que complementa con bicicleta, elíptica y cinta de correr en casa. Además, remata siempre sus entrenamientos con una sauna y acompaña todo ello de una dieta sana. Unos hábitos que ha convertido en forma de vida y explican el impecable resultado. Lo que sorprende es que sea de las pocas que confiesan el proceso y se atreva a desmitificar el ‘cuerpo de estrella’.
Hasta hace no tanto las celebrities, casi por unanimidad, achacaban sus rostros perfectos al cóctel de agua y sueño. Pero esa época, en la que eran una suerte de cuerpos celestes que levitaban por Hollywood, ya pasó. Resulta que aquella imagen se agotó en cuando abrieron las puertas de sus mansiones a las redes sociales, que les acercaron al común de los mortales. Por eso quizá sorprenda que muchas sigan imputando el glow a un hábito o a un producto concreto. Especialmente si son de sus firmas propias, ahora que todas tienen de eso. “Las famosas deben ser más sinceras sobre sus rutinas de belleza si van a vender productos de tratamiento”, apuntaban en Insider hace unas semanas. Y es que si la utopía del cuerpo perfecto es difícilmente aceptable, cuando tiran de ella para vender sus productos la historia se convierte en algo de índole ético.
Jennifer Lopez, también sensacional y de la quinta de Aniston, concedía una bizarra entrevista a Elle con motivo del lanzamiento de su firma de belleza, JLo Beauty, en la que tiraba del pernicioso argumento del “si quieres, puedes”. Concretamente, la cantante confesaba que su secreto de belleza es que cada mañana se repite que es joven y eterna. “Vivo una bonita y aventurera vida con mis hijos, todos gozamos de salud, siempre. Estas cosas que aprendes a decirte crean un diálogo positivo en tu cabeza que te convierte en una persona bella por dentro, lo que mantiene a una persona bella por fuera”. También, que tienes la cara que te mereces porque “tienes que ser una persona agradable y hermosa por dentro si quieres que tu rostro refleje eso. Te conviertes en lo que piensas y en cómo actúas”. Con un argumento similar contestó a los seguidores que la acusaban de ocultar usar bótox. “Ser más positivo, amable y ejemplar con los demás” te ayudará a “mantenerte joven y bella”.
No es la única propietaria de una próspera firma de belleza que usa argumentos difusos. En 2019, para promover Kylie Skin, la reina del filtro Kylie Jenner se atrevió a decir en un vídeo que su piel impoluta era el resultado de utilizar solo los productos de su marca. El vídeo lleva más de 10 millones de reproducciones y los comentarios han tenido que ser desactivados. Es duro ser celebrity hoy, seguramente todo era más fácil cuando las famosas se limitaban a ser rostro de un perfume. Y cuando todo lo que las rodeaba quedaba escondido tras el resplandor de la idealización del personaje.
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