El FBI convirtió la historia de amor entre Jean Seberg y un ‘pantera negra’ en una tragedia
Jean Seberg, protagonista de clásicos como Al final de la escapada, fue perseguida por los servicios de inteligencia a raíz de su relación con el líder activista Hakim Jamal. Su inverosímil historia de amor llega ahora a las pantallas.
“EI FBI reconoce que difamó a Jean Seberg para ‘neutralizar’ su apoyo al movimiento negro”. El 16 de septiembre de 1979, el corresponsal en Washington de El País Juan González Yuste, titulaba así el artículo en el que desgranaba los pormenores de un escándalo que había conmocionado a la sociedad de la época. Pasaban apenas dos semanas del suicidio de la musa de la Nouvelle vague y el servicio de inteligencia estadounidense admitía su papel activo en una prolongada operación de desprestigio contra la intérprete. En una rueda de prensa convocada tras la muerte, su exmarido, el escritor y diplomático Romain Gary, ya había acusado directamente al FBI de haber destruido a la que fuera su esposa a base de calumnias. El motivo que hizo de ella una enemiga pública no fue otro que una relación sentimental con el activista civil Hakim Jamal, una historia de amor tan trágica e inverosímil que Hollywood no podía seguir ignorando durante mucho más tiempo.
Antes de erigirse en una estrella internacional, de ser elegida con 17 años y por Otto Preminger entre 18.000 aspirantes para dar vida a Juana de Arco, de ser un icono de estilo gracias a su corte pixie y de convertirse en la cara más reconocible del cine francés con filmes como Al final de la escapada, Seberg ya era activista. Natural de Iowa, esta nieta de inmigrantes suecos que desecharon su apellido original porque “ya había demasiados Carlson en el nuevo mundo”, siempre exhibió una fuerte conciencia política y social. Con 14 años formaba parte de la N.A.A.C.P, una organización que desde principios del siglo XX luchaba por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, desoyendo las advertencias de su padre sobre las sospechas comunistas que su afiliación podría levantar en la comunidad. En 1968, siendo ya una estrella consagrada, madre de un niño y casada con el que fuera su segundo marido, Romain Gary, el activismo antirracista de Seberg la llevó a involucrarse de forma decidida en el movimiento revolucionario de los Panteras Negras.
En octubre de aquel año, Seberg conoció a Hakim Jamal en un vuelo a Los Ángeles. Martin Luther King había sido asesinado solo unos meses antes y las revueltas en las calles eran cada vez más frecuentes y violentas. Jamal, nacido Allen Donaldson y primo del legendario Malcolm X, era por entonces un excriminal que se había convertido en el carismático líder de los Panteras Negras. Su romance duraría cerca de dos años, tiempo durante el cual la actriz donó miles de dólares a la organización, la mujer de Jamal llegaría a llamar al padre de Seberg para pedirle que acabara con la relación e incluso se especuló con que la intérprete podría haber mantenido aventuras simultáneas con diferentes miembros del movimiento. Pero en la América posmacarthista, que una estrella de Hollywood diera tal apoyo y visibilidad mediática a un grupo revolucionario no iba a ser tolerado por el FBI del maquiavélico J. Edgar Hoover.
Seberg se quedó embarazada por segunda vez en 1970. El padre era un estudiante activista, Carlos Ornelas, al que conoció mientras rodaba el filme Macho Callahan en México. El FBI vio entonces la oportunidad perfecta para comenzar la campaña contra una celebridad que debía ser “neutralizada”. Lo hicieron a través del programa de contrainteligencia Cointelpro, que con Hoover como cabeza visible persiguió durante años a todo activista social y/o disidente de las políticas gubernamentales. El 1 de mayo de 1970, el director de la oficina de Los Ángeles consiguió el permiso para difundir el falso rumor de que el hijo que esperaba Seberg era en realidad de uno de sus amantes en los Panteras Negras. Además, para que la calumnia fuera más efectiva, sugería esperar dos meses antes de publicarlo para que el embarazo de Seberg fuera más obvio para todos. La columnista de cotilleo de referencia de la época, Joyce Haber, heredera de la mítica Hedda Hooper, publicó poco después la calumnia en un artículo de la revista Newsweek.
La publicación tuvo un efecto demoledor en la actriz, que estaba en el séptimo mes de gestación. A pesar de que Gary demandó a la cabecera y ganó el juicio, la intérprete sufrió en primera persona el acoso mediático promovido por el FBI, que también la perseguía por la calle para intimidarla y vertía contra ella información obtenida de las escuchas de su línea telefónica. Existen incluso grabaciones de Hoover informando al presidente Nixon de los avances en el caso Seberg. En agosto de 1970 dio a luz a una niña llamada Nina, que murió solo dos días después. Aunque a estas alturas sirva de poco callar cualquier suspicacia, su piel era blanca.
“A pesar de todas las cosas trágicas y horribles por las que pasó, es innegable que fue muy incomprendida. Solemos tratar a las celebrities como modelos de conducta, y que la gente se fijara en ella y viera cosas que no eran reales, sino proyecciones, fue lo que la destruyó”. Kristen Stewart analizaba de esta forma en Vanity Fair USA la figura de Jean Seberg, la actriz a la que dará vida en la biografía que se estrenará en el inminente festival internacional de cine de Venecia. Seberg, antes conocida como Contra todos los enemigos, contará los años de persecución del FBI sufridos la actriz. Una vez confirmada su presencia también en el prestigioso certamen de Toronto, buena parte de la prensa especializada ya sitúa a Stewart como una clara favorita en la carrera hacia el Oscar a mejor actriz del año.
Hakim Jamal, al que dará vida el actor Anthony Mackie, fue asesinado en 1973 dentro de la lucha entre distintas facciones por el liderazgo de la organización antifascista. Seberg intentó rehacer su vida escapando a París, donde se casó, por tercera vez, con el director de cine Dennis Berry. Jamás volvió a ser la misma. Su segundo marido confesó que la actriz había intentado quitarse la vida en los aniversarios consecutivos del nacimiento de la niña y que el brutal acoso del FBI la había hecho enloquecer. Después de estar diez días desaparecida, la intérprete fue encontrada muerta en los asientos traseros de su Renault 5 en 1979, a causa de una sobredosis de barbitúricos y alcohol. Tenía 40 años.
Todavía hoy se especula sobre si lo que las autoridades francesas calificaron de suicidio de verdad fue tal. No se hallaron botellas de bebidas alcohólicas en el interior vehículo pese a que la autopsia reveló que tenía ocho gramos de alcohol en sangre. Sus amigos más íntimos alegan que la actriz jamás habría podido conducir sin sus inseparables gafas de ver, que se encontraban en el piso. En 1995, uno de sus guardaespaldas aseguró que habían sido las mafias de la droga las que habían asesinado a Seberg. La tercera pata del trágico triángulo amoroso no tuvo un mejor final. Romain Gary se suicidó poco tiempo después de aquella rueda de prensa en la que denunció la campaña difamatoria del FBI. Medio siglo después del romance que condenaría para siempre sus vidas, el estreno de Seberg tratará ahora de ofrecerles la justicia y redención mediática que no disfrutaron en vida.
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