Grace Coddington, a través de sus frases más divertidas
Aunque se retiró hace solo unos meses de la dirección creativa de ‘Vogue’, Coddington sigue a sus 75 años colaborando con la cabecera y con diferentes firmas de moda. Repasamos sus frases más ingeniosas.
Tenía dieciocho años cuando Grace Coddington llegó a Londres. Aquella ciudad era muy diferente al pueblecito costero y siempre brumoso en el que había nacido. Ella y su amiga Ángela escapaban de una vida monótona en Anglesey (Gales), de trabajar, con total seguridad, en una fábrica relojes o en un bar. Ella quería ser modelo. La idea había surgido mirando las páginas de Vogue, contemplando ropa bonita en fotografías aún mejores. Y de ellas salió también el cupón de un curso de modelo en la academia Cherry Marshall que, por en dos semanas y por solo 25 guineas prometía cambiarte la vida.
Así comenzó la historia de una de las mujeres más influyentes del mundo de la moda, la que posó ante el objetivo de Norman Parkinson corriendo desnuda en un bosque, la que cautivó con su melena rojiza al peluquero Vidal Sanssoon y la que ha formado, durante décadas, el tándem perfecto con Anna Wintour al frente de Vogue: Grace Coddington.
Después de abandonar su puesto como directora creativa de la edición norteamericana de Vogue y empezar sus nuevas aventuras en la industria (ya ha lanzado su propio perfume), repasamos su vida a través de algunas de sus frases más llamativas, en las que Grace Coddington deja entrever su fuerte personalidad y su peculiar humor inglés.
1. “Nunca me olvidaba de un sujetador con relleno, ni de unos rulos calientes. Pero por muy completo que fuera el equipo de una, como suele suceder en otro ámbitos de la vida, el tener amigos influyentes resulta mucho más útil que llevar polvos y colorete”. Grace Coddington se refiere a Tinker Patterson, un cliente habitual del bar en el que ella trabajaba en Londres mientras hacía su curso de modelo. Fue el primer affair de la entonces maniquí, y quien le presentó al fotógrafo Norman Parkinson, con el que realizaría su primera sesión de fotos, desnuda.
2. “Medía más de 1,75, tenía 84 centímetros de caderas y de pecho, 46 de cintura, las piernas muy largas y Vogue me adoraba… ¿podía de verdad estar tan mal?”. Poco tiempo después de copar algunas de las portadas de Vogue UK, Coddington viajó a París. Allí Eileen Ford, la gran dama de las agencias de modelos, le dijo que no valía para pasarela y tampoco para posar ante un objetivo. Desanimada volvió a Londres, pero su llamativa melena le dio una oportunidad: empezó a hacer pases de peluquería para Vidal Sanssoon, que la convirtió en su musa.
3. “Nos empotramos contra una furgoneta de reparto que pasaba. Yo me choqué de frente contra el cristal delantero, que me cortó de cuajo el párpado izquierdo. Por suerte, me encontraron las pestañas”. Cuando su carrera empezaba a despuntar, Grace Coddington sufrió un terrible accidente que la obligó a retirarse durante dos años y a someterse a cinco operaciones para reconstruir su párpado.
4. “Me inventé un nuevo look para maquillarme los ojos, una gran cantidad de sombra negra difuminada y marcada alrededor de las cuencas. A la gente le gustaba, aunque claramente era una forma de camuflaje, un método para disimular el estropicio”. Aunque Coddington volvió a trabajar como modelo, lo hizo en contadas ocasiones. Su vida no era precisamente como ella había imaginado: el accidente había desfigurado su rostro y apenas podía hacer frente a los gastos médicos.
5. “Una tarde, poco después de irme a vivir allí, llegó Mick Jagger y empezó a tontear conmigo. Pero justo cuando la cosa se estaba poniendo interesante y empezaba a pensar: ‘Mírame aquí, besando a Mick Jagger en persona’, sonó el teléfono. Era Albert, con quien aún no había empezado a salir, invitándome a pasar el fin de semana en París… y perdí la ocasión”. A mediados de los 60 la carrera de Grace Coddington empezó a remontar. Siempre estaba en las listas de las 10 mejores modelos británicas y comenzó a hacer trabajos en París. Allí conoció a Albert Koski, un agente de fotógrafos con el que estuvo prometida, aunque no llegaron a casarse, él mantenía una aventura con Françoise Dorléac, hermana de Catherine Deneuve.
6. “Aunque no acepté, me di cuenta de que Clare tenía toda la razón del mundo sobre mi instinto de estilista. Me gustaba opinar y siempre creía saber más que la mayoría de las personas, cuando eran ellos los que estaban haciendo su trabajo”. Coddington tenía unos veintiocho años, y lady Clare Rendlesham, que acababa de dejar un suculento puesto en Vogue, le sugirió que trabajara con ella en la revista Queen. Grace Coddigton dejó su carrera como modelo, consiguió una entrevista con Bea Miller, que entonces era la nueva editora de Vogue británico, y comenzó a trabajar en el departamento de moda.
7. “Mi primera sesión de fotos fue desastrosa. La idea era mostrar una especie de estilo unisex, encarnado por el voluminoso pintor pop Peter Blake y su mujer, la artista Janna Haworth, ambos vestidos con polos a juego. Pensándolo ahora, no se cómo se me metió semejante idea en la cabeza”. Las sesiones de fotos de Coddington empezaron poco a poco a convertirse en referentes en sí mismas. Se dio cuenta, observando cómo trabajan en aquel momento fotógrafos como Newton o Bourdin, de que para que el trabajo fuera completo no podía limitarse a elegir la ropa, debía pensarlo todo.
8. “Anna dejó claro desde el primer día que, aunque yo le caía bien y me apoyaba, el trabajo era el trabajo, que ella era la jefa y que así eran las cosas. Sin discusión. Estábamos en términos de jefa y subordinada, y nunca sería como sentarse con una igual”. En 1986 Anna Wintour, que en ese momento trabajaba como editora creativa de Vogue USA, ocupó la dirección de la versión británica de la revista. Comenzó entre ella y Coddington una relación laboral que duraría más de 30 años.
9. “La misión de Anna parecía ser la de agarrar a su díscolo primito por el cogote y colocarlo en el mundo de los mayores. Yo no tenía intención de pelearme por nada de esto ni de ponerla en una situación incómoda, así que empecé a pensar seriamente en una conversación que había tenido con Calvin Klein”. Klein le había ofrecido a Coddignton que se convirtiera en directora de diseño y aceptó. Ella fue la encargada de dirigir la campaña del perfume Eternity en la que Richard Avedon fotografió a la modelo Christy Turlington.
10. “Cuando se anunció que Anna Wintour había sido nombrada editora jefe de Vogue estadounidense, llamé de inmediato a su oficina, desde mi mesa de Calvin Klein, para felicitarla. Y me vi preguntándole a su asistenta si creía que me dejaría volver”. Wintour la citó ese mismo día a la seis de la tarde en Da Silvano. Cuando la vio le dijo que se incorporaba a la dirección el lunes y le preguntó a Grace Coddington si quería empezar a la vez que ella –como directora del departamento de moda–.
11. “James Danzinger se acercó a mi y me preguntó: “¿Crees que tienes suficientes imágenes para hacer una exposición? ¿Unas cincuenta o así?”. En fin, creo que la cantidad definitiva rozaba las cuatrocientas”. Esta pregunta la hizo el galerista durante el 50 cumpleaños de Coddington. Un par de años después la exposición Relatos de Grace Coddington: celebrando 25 años de moda en Vogue se mostraba en Nueva York.
12. “¿La moda es arte? Yo creo que en ocasiones es muy creativa, pero no estoy segura de si la llamaría arte; sería exagerar un poco. No creo, en particular, que la fotografía de moda sea un arte porque, si lo fuera, probablemente no estaría cumpliendo su función”. Para Coddington, la fotografía de moda nunca se puede olvidar de mostrar lo que, en definitiva, los lectores desean ver, prendas. Por eso ella, aunque ha realizado producciones de lo más arriesgadas, siempre ha mantenido esa máxima.
13. “Lo único que me pinto ahora son los labios, tras delineármelos primero con un lápiz para que no se me corra el carmín por culpa de las grandes arrugas que me rodean la boca”. Cuando Grace cumplió los cincuenta redujo drásticamente la cantidad de maquillaje que utilizaba. Ahora utiliza lo imprescindible para cubrir las cicatrices y disimular las ojeras. En lo que sigue invirtiendo mucho tiempo es en su cabello, su seña de identidad.
14. “Uno de los aspectos de mi trabajo que más me interesan es darle a la gente algo con lo que soñar, igual que soñaba yo de pequeña mirando fotografías. Todavía tejo sueños y me inspiro en todo lo que puedo, buscando la parte romántica del mundo real, no del digital”. Aunque se retiró hace solo unos meses de la dirección creativa de Vogue, Grace Coddington sigue colaborando con la cabecera y con diferentes firmas de moda. A sus 75 años dice que quiere ser algo más que una estilista de moda.
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