Las siete vidas de Bradley Cooper
El actor de 43 años debuta como director en Ha nacido una estrella, una de las películas más esperadas del año y en la que comparte reparto con Lady Gaga. Así ha sido su arduo camino para llegar a lo más alto de Hollywood.
Inside the Actors Studio es un programa de entrevistas a actores emitido desde 1994 en la televisión estadounidense (En España, en Movistar+) y que presenta el también intérprete James Lipton. Presentaba, mejor dicho, pues hace apenas unos días anunció su jubilación a los 92 años, dejando el espacio en manos de un grupo rotatorio de anfitriones. Una de las partes icónicas del programa se produce justo al final, cuando son los actuales alumnos de la escuela dramática asociada a la organización quienes interpelan directamente a los Robert De Niro o Sean Penn de turno. A principios de siglo, un joven de melena rubia y barba de tres días aparecía en pantalla para realizarles una pregunta a los sendos ganadores del Óscar. El chaval de 24 años volvería al programa en 2011, pero esta vez sentado en la silla del invitado. No pudo parar de llorar durante toda la grabación. Aquel aspirante llamado Bradley Cooper puede presumir ahora de llamar “padre” a Robert De Niro tras haber colaborado con él hasta en cuatro películas y de tener un admirador confeso en Penn, quien afirmó que el debut como director de este era “lo mejor que había visto en años”. Se refería a Ha nacido una estrella, uno de los filmes más esperados del año con Lady Gaga y Cooper como protagonistas, y que se estrena este 5 de octubre tras haber conquistado a crítica y público en el calendario de festivales. Pero la estrella que actualmente es Bradley Cooper tuvo que solventar varios obstáculos para lograr brillar más fuerte que nadie en el firmamento de Hollywood. Así lo consiguió.
Etapa 1: Guapo consorte
Los inicios de Bradley Cooper en el séptimo arte no pueden calificarse como meteóricos. Presentador de un programa (cutre) de viajes, papeles episódicos en series como Sexo en Nueva York y un buen número de comedias románticas (Novia por contrato, De boda en boda, Qué les pasa los hombres) como galán consorte, más exigido a lucir atractivo físico que talento interpretativo. Sin embargo, él asegura haber sido descartado en algún casting por “no ser f****ble”. El título de ‘hombre vivo más sexy del mundo’ reprobaría después dicha afirmación y haría “muy feliz” a su madre. Su primera entrada reconocible en IMDB llegaría con un rol secundario en la serie de espías Alias.
Etapa 2: Adicción a las drogas y al alcohol
A los 29 años, su severa adicción le llevó a tener pensamientos suicidas y a pedirle al responsable de la serie, J.J. Abrams (Perdidos, El despertar de la fuerza) que le apartara de la exitosa ficción al sentir que la relevancia de su personaje había disminuido. Quería dejarlo todo. “Si continuaba [con el consumo] iba a sabotear mi vida entera”, ha confesado el actor. En una ocasión incluso llegó a golpearse deliberadamente la cabeza contra el suelo varias veces, terminando ingresado en el hospital. En 2006 contrajo matrimonio con la también intérprete Jennifer Esposito, de la que se divorciaría en apenas unos meses. Cooper dice haber conseguido mantenerse sobrio hasta la fecha y fue justo en ese cambio de rumbo cuando las cosas empezaron a funcionar para él. La paradoja es que todo se debió a una tremenda resaca.
Etapa 3: Líder del humor ‘cipotudo’
Un Globo de Oro a la mejor película de comedia o musical, 400 millones de euros de recaudación en todo el mundo (costó 30) que serían superados en la segunda parte, y el estrellato instantáneo. Resacón en Las Vegas, la comedia para mayores de 18 años más taquillera de la historia, además de ser uno de los éxitos más inesperados del Hollywood de este siglo, también supuso su encumbramiento como ídolo para toda una generación de jóvenes. El hallazgo de Cooper fue que el público cayera rendido ante Phil Wenneck, un profesor de colegio retrógrado, narcisista y con tendencia a lesionarse, gracias al encanto natural de su intérprete.
Etapa 4: La búsqueda de la estatuilla
A comienzos de esta década Cooper lo tenía todo de cara. Nombrado el hombre vivo más sexy del mundo, encadenaba taquillazos y parecía cuestión de tiempo que decidiera echar raíces en la meca del cine con algún superhéroe de los que te llenan dos décadas de trabajo a base de sagas. Pero el actor decidió doblar la apuesta e intentar conseguir aquello por lo que estrellas multimillonarias han arriesgado hasta su salud física (hola, Leo DiCaprio): el respeto de la crítica cinematográfica. Cooper ha intentado probar que quienes aseguran que su talento interpretativo no está a altura de su repercusión mediática están equivocados y que es del todo merecido que su nombre aparezca en la llamada Lista A de Hollywood. De la mano de reputados directores como David O. Russell o Clint Eastwood, consiguió el hito de ser nominado al Óscar en tres ediciones consecutivas por El lado bueno de las cosas, La gran estafa americana y El francotirador. Todavía sigue anhelando su primera estatuilla y quizá no tenga que esperar mucho para conseguirla.
Etapa 5: El hombre elefante
La forja de un nombre en las páginas de cultura no se limitó a los platós, también abarcó los escenarios de Broadway y del West End londinense. Cooper, en la cima de su popularidad, se apartó de los rodajes blockbuster para dedicarse en cuerpo y alma al texto que le hizo enamorarse de la profesión gracias a la película de David Lynch. Tal fue su obsesión con El hombre elefante que la convirtió en su tesis para la escuela dramática del Actors Studio. Acompañado de Patricia Clarkson (Heridas abiertas), el intérprete consiguió la tan deseada atención de la crítica. “Cooper nos recuerda que algunas estrellas sí pueden actuar. Es impresionante”, publicó The Guardian. Todo mientras comenzaba una discretísima relación sentimental con la modelo Irina Shayk y fruto de la cual nació Lea, su única hija.
Etapa 6: Cineasta “estrella”
Muchos calificaron de atrevida la presentación de Ha nacido una estrella como parte del cartel de películas del prestigioso festival de Venecia. El filme, remake de una historia clásica llevada al cine en diferentes ocasiones (la última, protagonizada por Barbra Streisand en 1976), se suponía destinada a convertirse en un melodrama taquillero sin mayor ambición a premio. Pero Bradley Cooper, que ya sorprendió poniéndose detrás de la cámara por primera vez en su carrera sustituyendo a otro de sus maestros –Clint Eastwood–, estaba convencido de que el musical estaba destinado a cotas superiores. No se equivocaba, la crítica se ha deshecho en elogios ante la reinterpretación de un mito contemporáneo (el del artista autodestruído y la promesa con talento por pulir) interpretados por una sorprendente Lady Gaga y el propio Cooper, que además, brilla como cineasta. “Lo que le hace tan bueno es que dirige haciéndote mirar a lo que está sucediendo, no a su manejo de la cámara. Los personajes por encima de todo. Es la señal de un gran contador de historias. Es el nacimiento de un director estrella”, afirma la edición británica de GQ. Ha nacido una estrella, que se estrena este 5 de octubre en España, ya parte como una de las favoritas para los próximos premios Óscar.
Etapa 7: ¿Y ahora qué?
La proyección de Bradley Cooper parece lejos de tocar techo. A falta de saber si la próxima cita en el Dolby Theatre le otorgará un puesto en la lista de grandes actores que triunfaron también detrás de la cámara (Eastwood, Redford, Clooney), no ha dejado de lado su carrera como actor y le veremos acompañando el regreso como intérprete de Eastwood en The Mule este mismo diciembre. Actualmente en preproducción se encuentra también su segunda película como director/protagonista: el biopic del compositor Leonard Bernstein (West Side Story), de quien en este 2018 se celebra el centenario de su nacimiento. Esta estrella no es fugaz.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.