La hija de Andy García, un referente de la revolución ‘curvy’
La hija del actor, Alessandra, es una de las nuevas caras de Violeta by Mango y una fiel defensora de la diversidad en el mundo de la moda.
Los que han crecido con padres famosos suelen ceñirse a un esquema clásico cuando hablan de su infancia. «¡Oh!, en realidad me crié en medio del campo, como cualquier niño», dicen (a no ser que se llamen Tori Spelling, cuya casa tenía 123 habitaciones). Alessandra Garcia-Lorido, hija de Andy Garcia y la productora Mariví Lorido, no se anda con disimulos. «No te voy a mentir, fui a Campbell Hall [el colegio de Los Ángeles al que acudieron Paul Thomas Anderson, las hermanas Olsen y las Fanning], todo el mundo era hijo de un actor, a nadie le impresionaba –Dakota Fanning es una de sus mejores amigas todavía y suele aparecer en su Instagram haciendo el ganso–. Hasta que llegué a la universidad no me di cuenta de que en el mundo había otro tipo de gente».
A pesar de eso, no empezó como modelo de tallas grandes por sus contactos en la industria.«Mi historia responde al típico cliché de modelo descubierta en el mall. «Se me acercaron cuando estaba de compras con mis hermanas en un centro comercial». En aquel momento estaba a punto de empezar en la facultad y dijo que no, pero dos años más tarde, cuando volvió a coincidir con la misma agente, probó con la moda. «Era bastante raro. Un día hacía un examen y al día siguiente me subía a un avión para ir a Europa a hacer una sesión de fotos». Desde entonces, ha posado para fotógrafos como Ellen von Unwerth y protagonizado importantes campañas del creciente segmento curvy. Este otoño, se une a Rossy de Palma, Tania Llasera y la modelo española de tallas grandes Lorena Durán para la nueva campaña de Violeta by Mango, una línea que llega hasta la talla 54 y que ya tiene 148 tiendas propias en todo el mundo. Las cuatro aparecen en un vídeo con algunos de los looks de la temporada, que tiene dos líneas muy marcadas: preppy para el día (abrigos de cuadros príncipe de Gales, punto, americanas de cheviot) y festiva sin concesiones para la noche, con mucho negro en terciopelo y crepé.
¿Echaba de menos una marca como Violeta by Mango cuando era adolescente?
Sí, porque al final considero que todos buscamos lo mismo: encontrar ropa asequible y que te quede bien. Lo que están haciendo es revolucionario, pero es que además es necesario. Creo que no ha habido mejor momento para ser una modelo plus size que ahora. El sector está creciendo y, gracias a las redes sociales, tenemos la oportunidad de hacer nuestro propio marketing y vendernos para que más marcas nos contraten. Las firmas se están dando cuenta de que les van a ir mejor los números si se ocupan también de este segmento de mercado.
O sea, que se trata de puro negocio.
Exacto. Creo que las marcas pueden ganar más dinero si apuestan por la diversidad, porque sus clientes son también distintos. Al final, puedes lograr una imagen potente utilizando a cualquier maniquí buena. Si ella es interesante y lo hace bien, contrátala, sea cual sea el color de su piel o su talla. La creatividad no debería estar limitada. Usar solo un tipo de modelo me parece algo muy anticuado. La finalidad de la moda debería ser ampliar objetivos, enseñar otro tipo de belleza.
¿Lo ve todo como parte de la misma lucha, la de las maniquíes de color y las de tallas grandes?
Mira [dice mientras busca en su móvil una noticia que le impactó], me encanta lo que ha dicho la modelo Ebonee Davis, que es la nueva imagen de Calvin Klein. Ella defiende que la industria de la moda dicta lo que es bello y es su responsabilidad reflejar la diversidad, implica un paso en la dirección correcta cuando hablamos de racismo sistemático. Si no representas quién es bello, quién es interesante y quién es relevante ahora, estás contribuyendo a un ciclo vicioso. Lo que Davis dice es: ¡Eh, tíos!, hay modelos negras preciosas, maniquíes plus size preciosas. ¡Contrátenlas! Y no va a quedar raro, la gente va a seguir pensando que es bello. El público suele responder bien a este tipo de elecciones.
En los últimos años, las modelos de tallas grandes han hecho muchos avances. ¿Qué falta para terminar de conquistar la industria?
Estaría muy bien que una maniquí plus size protagonizase una de las grandes campañas de belleza, por ejemplo. Ese sería el golpe definitivo.
¿Cree que las marcas de moda rápida como Mango están liderando un camino al que aún se resisten algunas firmas del segmento lujo?
Sí, y en general están dictando mucho de lo que se lleva. Lo están haciendo mejor a la hora de proveer ropa bien diseñada que sienta bien a todas las tallas. Mango es una marca respetada y celebrada, y sus fotos siempre son alucinantes. Han trabajado con grandes modelos. Respecto a las firmas de alta moda, en realidad muchas también llegan hasta la talla 14. Prada, Dolce & Gabbana, Diane von Furstenberg… Mi prima trabajaba en la tienda de Diane von Furstenberg en Miami y me contaba que entraban señoras latinas con mucho dinero y le decían: «Deme todo lo que tenga en la talla 14». ¡Salían de allí con media tienda! Esa es una marca que podría emplear a una modelo de tallas grandes para sus campañas, porque pega con su mensaje. No estoy diciendo que lo haga Saint Laurent, pues no va con su estética. Pero tiene que haber una mujer Dolce & Gabbana y una mujer Saint Laurent. Que también existen. Yo tengo amigas así de diminutas.
¿Conocía el mundillo de las modelos curvy antes de dedicarse a él profesionalmente?
Cuando yo era adolescente, solo estaba Crystal Renn. Ahora debe de ser mucho mejor para las chicas jóvenes. Hay tantos ejemplos a seguir…
«Ejemplo a seguir». Siempre que se habla de modelos de tallas grandes o de blogueras suele surgir esa expresión. ¿Es una carga añadida tener que ser una especie de inspiración?
No, creo que es un plus ser un modelo a seguir. No me resulta pesado. Muchas veces, cuando hago entrevistas, los periodistas me dicen: «Me encanta hablar con modelos de tallas grandes porque al menos tienen algo que decir». No creo que nosotras seamos mejores, pero sí que representamos un poco al underdog, al desamparado. Estamos luchando por la diversidad en la moda. Seguro que algunas maniquíes de talla habitual piensan lo mismo y deberían decirlo también. La industria necesita oírlo viniendo de ellas.
Hablaba de Crystal Renn, que resultó una pionera con sus desfiles para Gaultier y sus campañas, pero ella ya no es plus size. Adelgazó hasta una talla 36. ¿Entiende que alguna gente se sintiera traicionada?
Ella era bellísima antes y sigue siendo bellísima ahora, no importa qué talla tenga. Es su cuerpo, no el nuestro. No podemos creernos los dueños de nadie.
¿Exige que no la retoquen demasiado? A algunas modelos curvy como Ashley Greene las han retocado hasta parecer irreconocibles en las portadas.
No he tenido muchos problemas con eso. A veces me veo muy distinta, pero no me quejo. No entiendo la polémica. ¿Es que no saben que existen los retoques? Creo que se debe a que la gente está sedienta de realidad. A mí también me pasa. Hace poco fui a un concierto de Rihanna y en las pantallas se veía enorme, como una diosa. Y de repente lo veo: ¡Rihanna tenía un grano en la cara! Me alegré. ¡Rihanna es humana!, ¡siento conexión con ella!, ¡ha bajado a la tierra! [risas]. Creo que la gente busca eso, conectar con las personas a las que ponemos en un pedestal. Intentan atraparlas en un momento de humanidad.
Su familia es cubana. ¿Han podido volver ya a la isla, desde que se levantó el bloqueo?
Todavía no. No es tan fácil como la gente cree. No es subirte a un avión y ya. Eso solo lo hizo Beyoncé, pero porque es Beyoncé. También tenemos pendiente un viaje en familia a Asturias. La familia de mi madre es de un lugar diminuto [Taramundi] y creo que estamos emparentados con medio pueblo y que hay una estatua de mi bisabuelo. Me encantaría ir. Suena genial.
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