Isabella Rossellini en ‘La muerte os sienta tan bien’, “la mujer que siempre persigue la primavera”
La actriz convirtió un personaje secundario, Lisle von Rhuman, en una sátira de una de las grandes neurosis femeninas


Cuando en los últimos Emmy la actriz Jenna Ortega se vistió con un top de Givenchy compuesto por enormes piedras y cristales, el espíritu de Lisle von Rhuman hizo viral la imagen. La comparación con uno de los personajes más populares interpretados en el cine por Isabella Rossellini fue instantánea. Von Rhuman aparecía en la disparatada comedia de 1992 La muerte os sienta tan bien, dirigida por Robert Zemeckis. En ella, Rossellini se paseaba como una gata, medio desnuda, con un top muy similar —una pieza que lleva tiempo inspirando disfraces de Halloween— mientras hablaba con su particular acento italiano de los secretos de su eterna belleza.

Von Rhuman era un personaje secundario (como la mayoría en la filmografía de la actriz y modelo) que se hizo muy popular gracias a la belleza y el aire distante y misterioso que le dio la intérprete. En sus manos estaba el elixir secreto de una comedia que se burlaba de la obsesión con la juventud de dos divas rivales interpretadas por Goldie Hawn y Meryl Streep. Von Rhuman, que se define en la película como “la mujer que siempre persigue la primavera”, tenía la solución a todos sus problemas con un poción capaz de revertir el paso del tiempo.

Resulta paradójico que uno de los personajes más famosos de Rossellini sea una chamana de la juventud eterna cuando la actriz se ha convertido en todo un referente de cómo envejecer de forma natural. El “toque” mágico de Von Rhuman estaba en un frasquito transparente, un tónico de color rosa que le permitía aparentar 30 años a los setenta y tantos. El precio de aquella poción no era solo económico, a los 10 años de disfrutar de sus bondades sus clientas debían desaparecer del espacio público y retirarse, a lo Greta Garbo.

El personaje de Von Rhuman apenas aparece 15 minutos en pantalla y los desnudos los hizo una doble. Sin embargo, gracias a su aire exótico y a su humor socarrón es lo que más ha perdurado de esta parodia sobre el narcisismo de Hollywood. Ese mismo año Rossellini participó en Sex, el célebre libro de Madonna, y Steven Meisel dijo que para Rossellini resultó ser demasiado pulcro y perfecto para escandalizar a nadie.
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