Sadomaso, dependientes de sex shop y patinadoras: lo más excéntrico de Eurovisión 2019
A falta de poco más de una semana para la madre de todas las tendencias kitsch, ya tenemos claro quién va a dar más el cante y generar más memes.
Reconócelo: quien gane Eurovisión te la trae al pairo. Todos lo vemos por lo que lo vemos. Esto es: por comprobar a qué niveles de horterismo son capaces de llegar las delegaciones por hacerse notar. Aún así, por aquello del deber de información, te comentamos que, este año, todo parece indicar que ganará un hombre: o bien la súper estrella rusa Sergey Lazarev y su reinterpretación eslava de la mítica escena de los espejos de El embrujo de Shangay, o bien el sobrio holandés Duncan Laurence. En cuanto a las tendencias estéticas de este año, parece claro que la mitad de las cantantes van a copiar el estilo de Ariana Grande y sus maxi botas de vinilo por encima de la rodilla (Tamita, de Chipre; Zena, de Bielorrusia; Srbuk, de Armenia…); y la mitad de los hombres, especialmente los del Este, vienen provistos de barbas y moños como si se hubieran escapado de la última batalla de Juego de Tronos (Joci Pápai, de Hungría; Oro Nemsadze, de Georgia). Vale, pero, ¿qué hay de lo que nos interesa? ¿Dónde está el espectáculo, el circo, el bochorno? Pues aquí te traemos a nuestra galería de excéntricos 2019, que esperemos calmen tu ansiedad.
Islandia: Hatari
Sin duda, la sensación del festival. El título del tema se las trae: Hatrið Mun Sigra que significa, para los que no estéis duchos en lenguas nórdicas, “el odio reinará”. Bonito mensaje a pocos días de las elecciones europeas. Pero es que su vestimenta no le va a la zaga: látex, pinchos, plataformas… lo que viene siendo la estética habitual de los clubs de sadomaso. Por si faltaba poco, les han dicho que se corten un poco con sus críticas a los anfitriones, el estado de Israel, o los envían de vuelta a los glaciares. Una pena, porque había retado al primer ministro israelí, Benjamin Netanhayu, a un combate a glíma, simpática competición islandesa que podría traducirse como “lucha de pantalones” y que consiste en eso, en tumbar al contrario agarrándole del cinturón. De haber aceptado el duelo el político, si lo hubiera perdido, lo que estaba en juego era montar una colonia de practicantes del sadomaso en Israel. Netanyahu se achantó, para nuestra desgracia.
Portugal: Conan Osiris
Se acabó la sobriedad de Salvador Sobral y su Amar pelos dois. Nuestros vecinos han cambiado por completo de tercio con Conan Osiris. Lo de Conan va por Detective Conan, el popular anime japonés; lo de Osiris, por su amor por el universo egipcio. Además de a cantar, se ha dedicado a vender productos eróticos en un sex shop. Si la mezcla ya es complicada, súmenle que en su canción, dedicada a un móvil escacharrado, mezcla fado con techno y sonidos árabes, y que la interpreta ataviado con una mandíbula dorada y la acompaña de pasos de ballet con zapatillas. ¿La guinda? Un bailarín con el torso desnudo y guantes de Gilda adornados con flecos.
Australia: Kate Miller-Heidke
Cantante de ópera, estilismo mezcla Elsa de Frozen – Estatua de la Libertad y una puesta en escena que pasa por encima de todos… literalmente. Kate Miller-Heidke va a cantar encima de ¡una pértiga! cimbreante, al más puro estilo de La Fura dels Baus, con un vestido con más cola que el de la Reina Isabel el día de su boda y la estructura de un rascacielos de Norman Foster.
Croacia: Roko
Roko Blazevic tiene 18 años. Lo apodan «el Michael Bublé croata» y su peculiaridad es que viste de un blanco más impoluto que los ladrillos del Santiago Bernabéu, y lo acompaña con unas alitas doradas de querubín como las de los amigos de Jane Fonda en Barbarella. ¿Más fantasía? Que cuando Roko alcanza determinado número de decibelios, las alitas se mueven como las orejas de El Gran Wyoming y parece que vaya a salir volando. Ya os decimos que no le servirán para ganar el concurso, pero sí para tener el honor de estar en un nuestro top de horteras de la presente edición (que no es poco).
Polonia: Tulia
Si hubiera que dar un premio histórico a la delegación más extravagante, sin duda Polonia estaría en todas las quinielas. Todavía se recuerda a las alegres pastorcillas de 2014, Donatan y Cleo, y su sexual interpretación con el mortero y la leche, en sutil metáfora de la masturbación masculina. Pues vuelven al ataque. Tulia son cuatro mujeres que parecen salidas de la gala Met dedicada al camp o de una película tan camp como Golpe en la pequeña china, pese a que ellas afirman que son vestidos tradicionales. Aunque se hicieron muy populares en Polonia por su versión folclorista del Enjoy the Silence de Depeche Mode, para esta edición han pensado que eso era muy fácil y se van a tirar tres minutos emitiendo sonidos guturales difícilmente ininteligibles, mientras una plataforma da vueltas como en un restaurante de comida japonesa.
Dinamarca: Leonora Colmor Jepsen
Dos cosas despuntan de la representante danesa. Para empezar, se trata de una antigua profesional del patinaje sobre hielo. ¿Necesitará Tony Aguilar la ayuda de Paloma del Río para interpretar su actuación? Pues no, la verdad. Más bien la de Gulliver en su etapa en Liliput. Y es que su número destaca por la inclusión de una silla gigante sobre la que canta mientras le cuelgan las piernas. Oye, que igual Dinamarca se ha encelado con el Ikea de sus vecinos suecos
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.