Este es el hombre que escribe (a mano) las invitaciones a los mejores desfiles
Hablamos con el francés que dibuja a mano alzada el universo de firmas como Miu Miu, Hermès o Giambattista Valli. Lejos de desaparecer, la tipografía manual está más de moda que nunca.
Decía Steve Jobs que la caligrafía había cambiado su vida. El fundador de Apple y uno de los mayores iconos de nuestro tiempo situaba el nacimiento de su universo digital en algo tan analógico como escribir a mano. «Si nunca me hubiera dejado caer por aquel curso de caligrafía en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional. Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún ordenador personal los tuviera ahora», llegó a afirmar en un discurso en Stanford en 2005. Por paradógico que pueda parecer, el principal responsable de que pasemos el día aporreando teclados era también el mayor defensor de coger lápiz y papel. Esa es la idea que conecta el pensamiento del gran genio del siglo XX con el de Nicolas Ouchenir, uno de los calígrafos más reputados de nuestro tiempo y mano ejecutora de las invitaciones a los mejores desfiles de moda. «Si se acaba la escritura manual se acabará la humanidad. Actualmente todo está desapareciendo: telegramas, fax, Minitel… el siguiente paso serán los ordenadores. Lo único que siempre queda es una mano y un bolígrafo», sostiene Ouchenir a S Moda.
El francés se dedica a diseñar alfabetos para ilustrar el universo de quienes diseñan ropa. Cuando llegan las semanas de la moda, Ouchenir pasa las noches en vela escribiendo las 20.000 invitaciones que suele despachar cada fashion week. «Cuando trabajo de cara a un gran show, puedo estar la noche entera escribiendo todas las invitaciones y direcciones. Lo más engorroso es que hasta el último momento no se sabe en qué hoteles van a alojarse muchos de los invitados». El resto del año diseña logotipos, estampa sus letras en joyas y piedras preciosas y dedica ocho horas diarias a entrenar el arte de la escritura. También en vacaciones. «Mi trabajo va más allá de escribir. Ofrezco un sello, una firma. Para cada ocasión hago una creación completamente nueva y actualmente estoy trabajando en la identidad visual y dirección creativa de más de una docena de firmas», nos cuenta.
La primera en echarle el ojo a su trabajo fue Miuccia Prada. «Hace trece años, Madame Prada me llamó para encargarme las invitaciones de un desfile de Miu Miu. Quería una tipografía de estilo inglés. Antes de aquello ya había escrito las tarjetas de invitación para el desfile retrospectivo de Yves Saint Laurent en el Museo Pompidou, aquel con el que el modisto se despidió de las pasarelas», relata el calígrafo. Antes de saber que quería dedicarse al arte de inventar letras, Ouchenir trabajaba en la galería JGM de París. Un día, inspirado por un show de Andy Warhol, decidió probar a escribir a mano las invitaciones para una de las exposiciones de la galería. Sin experiencia previa en el oficio –más allá de algún grafiti en la adolescencia– estuvo hasta las cuatro de la mañana creando una a una las 1.800 tarjetas. A partir de ese momento insistió en la importancia de comunicar manualmente cada una de citas de JGM. «Después de la muerte de la escultora Niki de Saint Phalle dejé la galería y me inicié de forma profesional en el mundo de las tipografías al lado de Pia de Brantes, el rey parisino de las relaciones públicas. Pronto estaba escribiendo las invitaciones de las grandes familias aristocráticas, Versalles y las marcas de moda», rememora. Veinte años después de aquello, sus manos han creado las invitaciones a los desfiles de firmas como Miu Miu, Rochas, Giambattista Valli o Hermès. «Me encantaría trabajar para Rick Owens o Loewe», confiesa.
Ouchenir resume en qué consiste el oficio de calígrafo para aquellos que aún tengan dudas: «Siempre empiezo igual, diseñando el alfabeto. Después es cuestión de trabajar duro y practicar mucho». Para crear necesita un poco de música, estar rodeado de gente que le inspire y conocer muy bien el universo de la firma que ha contratado sus servicios. Se nutre de fotografías que él mismo toma y de la lectura y lo mismo escribe con estilográfica, pincel o un simple bolígrafo bic. Aunque al principio empezó trabajando solo, ahora cuenta con un equipo fijo y una serie de consultores que le informan sobre las tendencias de interiorismo, arquitectura o colores. Sus manos son, sin embargo, su herramienta de trabajo más valiosa. Dejó de practicar esquí o snowboard para protegerlas de posibles accidentes y están aseguradas.
«La tipografía que utiliza una marca ayuda a crear su identidad y a contar su historia. Es un valor añadido», sostiene. Cuando empezó en el oficio, solo había un par de personas que lo desempeñaban en París. Gran parte de las firmas enviaban invitaciones impresas o con una pegatina. Ahora son cada vez más las que buscan la exclusividad de la personalización y el valor de lo atemporal.
Pero más allá de invitaciones y logotipos, la tipografía cobra cada vez más importancia en el universo de las marcas contemporáneas. Solo hay que echar un vistazo a las creaciones de Vetements, Gucci o la colección de merchandising de Kanye West para advertir una plaga de caracteres góticos. A pesar de su escasa legibilidad, la tipografía ha regresado desde la Edad Media para convertirse en la favorita de la moda. Presente en el streetwear y en la estética de bandas hispanas desde hace tiempo, ha dado el salto de la calle a la pasarela convirtiéndose en una tendencia que también ha llegado ya a las cadenas de moda pronta. «Podemos decir que las fuentes nórdicas con letras bien estructuradas están de moda. Seguramente lo siguiente será apostar por tipografías que imiten una firma, como la de Rick Owens. Algo más instintivo», predice el calígrafo. De lo que no tiene duda es de la importancia de la tipografía en el futuro de la moda. En plena ebullición de los wereables, escribr a mano resulta más importante que nunca.
http://instagr.am/p/BNUxV4cBDYF/
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.