El otro espectáculo de la NBA
La competición se convierte en la liga de los ‘mejor vestidos’. Firmas, diseñadores y prensa ponen toda su atención en los nuevos iconos estilísticos.
Su perfil de Instagram se compone de una sucesión de fotos en las que posa ataviado con looks imposibles formados por camisas, camisetas y pantalones estampados, pajaritas, sombreros, los últimos modelos de zapatillas y gafas de pasta de tonalidades poco discretas. A golpe de hashtag se autoproclama rey de la moda (#fashionking) y su filosofía de vida se resume en "¿por qué no?" (#whynot), cuestión que debe plantearse cuando se sitúa frente al armario y no encuentra motivos por los que no arriesgar con histriónicas mezclas de prendas y estilos. Con esta descripción podríamos estar hablando de la cuenta de un (ego)bloguero de moda, un excéntrico diseñador o un estilista. La realidad es que detrás de @russwest44 se encuentra un jugador de baloncesto de la NBA, Russell Westbrook. Su conversión de base de los Oklahoma City Thunder a icono de moda ocurrió el 14 de mayo de 2012, cuando después de un partido acudió a la rueda de prensa vestido con un polo de Lacoste adornado con anzuelos de colores y gafas rojas sin cristales en homenaje a Clark Kent, según explicó él mismo. Esta peculiar percepción de la moda, que heredó de su madre y que ha ido alimentado a lo largo de su vida, le ha convertido en valedor del título 'Kate Moss de la NBA' y le ha hecho brillar fuera de la cancha tanto o más que dentro de ella. Y aunque es el más arriesgado a la hora de vestir, no es el único que ostenta el título de icono estilístico.
Antoni Daimiel, la voz española de mayor autoridad en baloncesto y NBA y autor del libro superventas El sueño de mi desvelo considera que los jugadores de baloncesto siempre se han preocupado por su forma de vestir, especialmente los afroamericanos. "Muchos de ellos marcaron tendencias de estética y moda ya desde finales de los años 60 y principios de los 70. Recuerdo la fama que generaron, en este sentido, dos jugadores de los Knicks: Walt Frazier y Earl Monroe. Y lo de Michael Jordan, hace ya treinta años, fue una revolución”, explica.
Sin embargo, desde que David Stern, excomisionado de la NBA, estableciese a mediados de 2005 un código de vestimenta para alejar a los jugadores del estilo 'rapero' y 'gangsta', cuyo máximo exponente fue el icono mundial Allen Iverson, los reyes del baloncesto han ido comprometiéndose con diseñadores y marcas de influencia europea, sobre todo italiana, pero siempre reivindicando sus propios gustos. A pesar de las críticas iniciales que despertó la medida, que fue tachada por muchos de racista y consideraba como una forma de abolir la estética hip-hop, ha conseguido hacer más sofisticados los estilismos de los deportistas llevándolos, en muchos casos, hacia la hipstertización. No hay más que ver las gafas-pasta de Westbrook o la poblada barba de James Harden, escolta de los Houston Rockets, para dar cuenta de ello. Ambos son junto a Kevin Durant, Dwyane Wade, Chris Paul, Blake Griffin, Paul George, Roy Hibbert, Carmelo Anthony, Stoudemire, J. R. Smith y el español Serge Ibaka los iconos estilísticos de la liga estadounidense. “Realmente sí existe una competencia entre ellos por ser 'el mejor vestido', especialmente entre jugadores que son referencia en la liga y que mantienen cierta rivalidad entre sí como Dwyane Wade con Kevin Durant y Russell Westbrook. En el polo opuesto existen otros equipos que prefieren alimentar la discreción y la austeridad, como San Antonio Spurs o Chicago Bulls”, explica Daimiel.
Aunque este cambio estilístico les ha alejado en cierto modo de gran parte de sus seguidores, que no pueden permitirse copiar el vestuario de sus ídolos (algo que sí podían hacer quince años atrás, con Iverson como estandarte), también hay quienes no dudan en homenajearles luciendo sus prendas fetiche durante lo partidos. Tampoco escapan de la creatividad de internet, que lo mismo parodia los estampados de Westbrook que le compara con Steve Urkel. Sea como sea, el proceso de sofisticación de los estilismos es innegable. Durant, por ejemplo, ha sustituido su look de aires colegiales (recordemos aquella mochila abrochada en la parte delantera que lo hizo famoso) y sus prendas básicas y cómodas (en parte por la dificultad de encontrar su talla en el mercado) por una apariencia mucho más cuidada y trabajada. La responsable es Regi Puckett, una estilista de Chicago que se encarga de conseguir las prendas que le gustan al jugador en un tamaño adecuado a sus hechuras. LeBron James, Chris Bosh o Dwyane Wade confían sus decisiones estilísticas a Rachel Johnson (que ha trabajado para artistas como Jay-Z o Pharrell Williams). Por obra y gracia de esta estilista, el mismísimo Obama debió quedar anonadado ante la explosión multicolor de los Louboutin que lució D-Wade en su visita a la Casa Blanca.
Westbrook, en cambio, confiesa seguir su propio gusto a la hora de vestir y presume de no necesitar los servicios de un profesional para crear sus looks: “Sé que todo el mundo puede conseguir la misma ropa que llevo, pero no es lo mismo que si alguien la elige por ti. No quiero ir como todos. Si me aburro después de hacer ejercicio me voy de tiendas a ver si tienen cosas nuevas… Me voy a Gucci, Louis (Vuitton), Yves Saint Laurent, Viviene Westwood, Marc Jacobs….a todas partes”, explicaba el jugador a la edición estadounidense de GQ. Y de las tiendas a la pasarela, porque en las últimas semanas de la moda hemos podido verle ocupando los codiciados puestos del front row sentado al lado de la mismísima Anna Wintour (como ocurrió en el desfile de la colección primavera-verano 2014 de Rag & Bone) o charlando animadamente con los editores de Vogue.
‘The Basketball Jones’ parodia los estampados de las llamativas camisetas de Westbrook.
Cordon Press/The Basketball Jones
Westbrook al lado de Anna Wintour en el ‘front row’ del desfile primavera-verano 2014 de Rag & Bone.
Cordon Press
No hay duda de que la moda adquiere para estos jugadores un papel fundamental: “Acuden a muchos actos públicos y son fotografiados y grabados cuando llegan al pabellón antes de un partido o cuando se van después de jugar. Se comprometen con firmas que los visten a cambio de promoción. A veces llegan a acuerdos con marcas a través de sus representantes y sacan un partido económico además de solucionar el problema del vestuario. Forman parte activa y protagonista de un mundo que podríamos llamar del show-business”, afirma Daimiel. También protagonizan campañas (por ejemplo, Westbrook ha fichado recientemente por la casa relojera Zenith) y ciertas marcas no han dudado en ampliar su bagaje de tallas para poder vestirlos. Es el caso de Givenchy, que ahora comercializa sus prendas hasta la 62 confiando en favorecer la imagen de marca si estos varoniles, atléticos y estilosos hombres lucen sus prendas.
Debido a la altura de los jugadores, la otra opción es la ropa a medida. Johanna Alba, una modista de Los Ángeles es la sastra en la que confía el extravagante Westbrook: “Ella sabe lo que me gusta, aunque mi gran influencia e inspiración es mi madre”, confesaba a The New York Times.
Con tanto trabajo detrás de sus apariciones, y la competición que existe entre ellos por merecer el calificativo de 'mejor vestidos' es lógico preguntarnos por un nombre. Vanity Fair, GQ o Vogue han resaltado por encima de sus compañeros a Russell Westbrook, Chris Paul y Dwyane Wade. Daimiel confiesa a S Moda su personal percepción: “Yo me quedaría con un estilo elegante y más sobrio, como el de Kobe Bryant. También me gusta, más arriesgado por su toque descuidado, el de Joakim Noah”. Asimismo se cuelan nombres patrios en la lista de los más estilosos y, en este caso, la cosa está más clara: “Debido a sus influencias –es compañero de Westbrook y Durant– Serge Ibaka es el 'fashion victim' español, solo hay que ver cómo se llama en Instagram: @mr_avecclasse, algo así como 'señor con clase'. A continuación, merece especial mención Ricky Rubio, que es una referencia entre adolescentes pese a tener ya 23 años”, afirma el periodista. En la liga de baloncesto española, cabe destacar la barba de Sergio 'Chacho' Rodríguez, que aunque no nació (o creció) con el propósito de convertirse en tendencia, ya lo es.
El parecido de Westbrook con Steve Urkel es innegable.
Cordon Press
La expectación de la prensa no especializada en deporte aumenta si, además de poder obtener imágenes de los looks de los jugadores, pueden retratar a rostros tan conocidos como Ashton Kutcher, Mila Kunis, David Beckham, Rihanna, Beyoncé, Charlize Theron, Kim Kardashian y Kanye West o Justin Timberlake (algo normal teniendo en cuenta que forma parte del accionariado de Memphis Grizzlies), todos ellos asiduos a las primeras filas. También en España hemos podido ver recientemente a Irina Shayk y Cristiano Ronaldo en el Palacio de los Deporte de Madrid o a Shakira y a Piqué en el Palau Blaugrana. “Les gusta el espectáculo y a los equipos o a las propias ligas de baloncesto les interesa su presencia en las principales localidades porque luce mucho en términos televisivos. De esa manera en muchas ocasiones se les facilita el acceso a esos asientos, a veces por invitación”, aclara Daimiel. De lo que no hay duda, es de que ya sea por los estilismos de los jugadores o por los que lucen los famosos que acuden a verlos jugar, la cancha es la nueva cita ineludible de la moda.
Caras tan conocidas como Irina y Ronaldo o Shakira y Piqué no se pierden los partidos de baloncesto.
Cordon Press
Los aficionados no dudan en ataviarse con gafas rojas y pobladas barbas para homenajear a sus ídolos.
Cordon Press
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