El fenomeno de ‘las cenicientas’: cuando otros compañeros menos competentes se llevan el crédito
Varios estudios recientes indican que, además de la salarial, existe una brecha de género que afecta a la forma en que las mujeres minusvaloran su trabajo y lo promocionan peor que sus colegas hombres.


Los lugares de trabajo están repletos de trabajadores invisibles que, a pesar de realizar una gran labor para las empresas, son eclipsados por otros con una enorme proyección pública o ansias de protagonismo. Una situación, esta de ver cómo otros se llevan el mérito de tu trabajo en la sombra, que sufren en mayor medida las mujeres.
Alejandra Nuño, socióloga por la Universidad de Aberdeeen y especialista en salud y género, indica que es habitual que a las mujeres les cueste más poner en valor sus cualidades en el trabajo y sean otros compañeros los que reciban el crédito por el trabajo que ellas hacen en la sombra: “Ellas lideran todo el proceso hasta el final, pero cuando llega la hora de tomar la palabra, de intervenir, son ellos los que ocupan el espacio público y ellas se quedan en la sombra, discretas”, explica Nuño. “Al final, no solo no se reconoce su trabajo, sino que automáticamente se le define como inválida, no competente, incapaz de interlocutar”.
Varios estudios recientes indican que, además de la salarial, existe una brecha de género que afecta a la forma en que las mujeres minusvaloran su trabajo y lo promocionan peor que sus colegas hombres. Un informe publicado por el National Bureau of Economic Research de Estados Unidos muestra cómo, en igualdad de condiciones y rendimiento, los hombres perciben su labor como un 33% más positiva respecto a cómo lo hacen las mujeres. En la misma línea, un estudio llevado a cabo para analizar las diferencias de género en la forma en que los científicos presentan la importancia de sus investigaciones, muestra como ellas son más cautas, por ejemplo, a la hora de utilizar en sus publicaciones términos como “sin precedentes” o “único”.
Los factores que explican esta tendencia tienen, según la socióloga, un origen “100% cultural” que ha contribuido a que la mujer históricamente haya sido educada “para saber estar, para ocupar posiciones femeninas de cara al público, como si hubiese una falta de intelecto, de razón o de capacidad. Son muchos los estudios de las notas más altas, los porcentajes más altos en las cuotas universitarias, que son ocupados por mujeres. Sin embargo, esto no se ha reflejado en los puestos de alta dirección. El gap histórico entre la capacidad académica y los puestos de relevancia, ha sido endémico”, recuerda Nuño.
Cómo plantar cara a quién se aprovecha de tu trabajo en la sombra
A las mujeres, por lo general, les suele costar más abordar las situaciones de conflicto por miedo a ser consideras agresivas o mandonas y, por ello, cuando alguien se está apropiando de sus tareas suelen preferir seguir trabajando discretamente antes que destapar esa situación injusta.
Sin embargo, con el tiempo, este desgaste en el ámbito laboral puede derivar en un problema emocional y es necesario aprender a resolverlo. Alba Fernández, psicóloga de Emotium, explica a S Moda que muchas personas llegan a terapia buscando una solución para poder “asumir responsabilidades, gestionar el tiempo, conseguir objetivos, gestionar frustraciones, etc.” A esto hay que sumar que, como lo más habitual es trabajar en equipo y que nuestro trabajo dependa del de otras personas, tengamos la sensación de haber perdido el control de la situación. Por ello, recuerda Fernández, “cuando el clima laboral no es adaptativo, es frecuente que se transforme en malestar emocional y por tanto, las personas necesiten aprender herramientas nuevas para poder gestionar determinadas situaciones”.
Para revertir esta situación y conseguir que se tenga en cuenta a las mujeres de igual forma que a otros compañeros con más visibilidad o que saben venderse mejor la psicóloga señala que es fundamental “establecer líneas rojas y poner límites cuando pensemos que una situación no es justa. Para que se valore nuestro trabajo es fundamental que las personas se valoren a sí mismas y sientan que tienen la capacidad y el derecho para reclamar o exponer determinados logros”.
Además, dentro de la empresa también se puede seleccionar a aquellos compañeros que sí puedan ser sensibles a la realidad para no tener que enfrentar esta cuestión en solitario. “Poder verbalizar y apoyarse en otras personas suele ser algo positivo, ya que puede nutrir y aportarnos puntos de vista diferentes así como afianzar o reforzar nuestro pensamiento”, explica la psicóloga. Además, “el apoyo social, y especialmente entre iguales, aumenta nuestra autoconfianza lo cual puede resultar positivo para dar el paso de establecer límites y reclamar méritos”.
“El multitasking no es nuestro objetivo”
Respecto al futuro, la socióloga Alejandra Nuño señala que “nos queda mucho por pelear, pero cada día ganamos más batallas. Mi frase, mi lema actual es: ‘Soy mujer y, por tanto, no puedo hacer dos cosas a la vez’. Lo digo de broma como reivindicación del bienestar femenino. Tenemos no solo derecho a ser iguales en el entorno laboral, sino a luchar por tener igualdad de bienestar y salud. Mientras se entienda el cuerpo y la biología femenina como un campo público y político, nunca tendremos la misma salud, energía y bienestar. El multitasking no es nuestro objetivo”.
Además de las exigencias y pequeños pasos que cada uno pueda dar dentro de su empresa, la verdadera transformación debe producirse a nivel educativo y social. “Puede que el cambio sea lento, puede que los webinars, las múltiples videoconferencias sigan lideradas por la voz omnipresente masculina, pero la conciencia ya está en la calle. La mirada ya está educada, ahora ya sabemos todos que esto no está bien, que la foto no puede ser un ‘solo él’. Ahora te apuntan con el dedo, y eso, hace 20 años no existía”, recuerda la socióloga.
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