Cosas que Coco Chanel hizo por nosotras
Vistió a la mujer moderna y su vida, pública y privada, fue tan rompedora como su moda.
Proporcionó un armario a la mujer activa
Cuando Coco Chanel ya era famosa, alguien le preguntó en base a qué conceptos había creado su estilo, y ella contestó: “En mi juventud, las mujeres no parecían humanas. Sus ropas eran contra natura. Yo les devolví su libertad. Les di brazos y piernas de verdad, movimientos que eran auténticos y la posibilidad de reír y comer sin tener necesariamente que desmayarse”. Sin embargo muchos otros atribuyen la desaparición del corsé a Paul Poiret, un diseñador de alta costura contemporáneo a Chanel que en su afán por descubrir nuevas estéticas prescindió de esta prenda influenciado por el estilo helénico.
“Hasta ahora las prendas estaban diseñadas para mujeres ociosas, yo diseño para una mujer activa”, dijo Chanel, cuya aportación a la moda fue resumida por Poiret, su gran rival, como “misérabilisme de luxe” (miserabilismo de lujo). No le faltaba razón porque la revolucionaria modista elevó el estilo de las clases populares a chic y convirtió a sus clientas -princesas y duquesas- en secretarias con falsas perlas, vestidos sencillos y jerseys de lana, prendas y materiales hasta entonces destinados a los mozos de cuadras, asistentas y clases trabajadoras. Sacó el punto a la calle, en aquella época solo se usaba en la ropa interior femenina, e impuso el pantalón, reservado exclusivamente a hombres y obreras de países atrasados. La propia diseñadora usaba trajes y ropas masculinas –que robaba del armario de sus amantes- y llevaba cuello y corbata. Se vestía con pantalones ajustados a la pantorrilla, en una época en la que la policía detenía a las mujeres que usaban bombachos para andar en bicicleta, por ser considerado un atuendo indecoroso.
A la izquierda, Coco en el año 1936. A la derecha, colección otoño-invierno 1993.
Cordon Press
Incorporó jerseys de cuello alto y camisetas a rayas, que llevaban los marineros en el puerto, pero que hasta entonces ninguna mujer se hubiera a atrevido a vestir. En el orfanato, donde pasó su infancia, no había muchas opciones acerca de la vestimenta: falda y medias negras y camisa blanca. Este atuendo austero y estos colores se convertirían en uno de sus sellos característicos. Confeccionó vestidos sencillos, en gris o azul marino, que no se parecían en nada hasta lo que entonces habían llevado las mujeres y su little black dress hizo posible trabajar y jugar al mismo tiempo. Un vestido que se podía llevar en la oficina, pero que servía también para salir de noche, sin necesidad de pasarse por casa para ejecutar la laboriosa transformación de mujer trabajadora y profesional, durante el día, a mujer sofisticada y glamorosa, por la noche.
Mezcló los términos masculino y femenino en el diccionario de la moda y en los años 50 lanzó el tacón bajo. Una maniobra subversiva cuando la feminidad se medía por la altura que separaba a las mujeres del suelo.
A la izquierda, colección Alta Costura primavera-verano 1995. A la derecha, colección de invierno de Chanel 1995.
Cordon Press/Guy Marineau
Las mujeres ya no dependieron de los hombres para tener joyas
La primera tienda que abrió Chanel fue una sombrerería. “¿Cómo puede funcionar el cerebro bajo estas cosas?”, se preguntó Coco haciendo referencia a los perifollos que adornaban los sombreros y tocados de la época. Un día se presentó en el hipódromo con un traje sastre y un canotier y su presencia levantó ampollas. Muy pronto todo París empezó a hablar de sus creaciones para la cabeza, tan pobres y austeras en comparación con las de la época, pero que pronto enterraron el barroquismo reinante.
Coco Chanel rompió todos los esquemas al cortarse el pelo y llevar un bronceado, ya que lo primero era signo de masculinidad y lo segundo de una vida campesina. La tendencia del cabello a lo garçon, que se popularizó en la década de los años 20, requería sombreros más pequeños, redondeados y ceñidos a la cabeza, que ella proporcionó. En la película Coco. De la rebeldía a la leyenda de Chanel (2009), califica los tocados de la época como birthday cakes, por su colorido.
Inventó la bisutería para que las mujeres no dependieran de los hombres adinerados para tener joyas, de modo que éstas pasaron a ser un adorno y no un símbolo de riqueza. La misma filosofía que utilizaba en la ropa la trasladó a estos complementos creando piezas simples, elegantes y fáciles de usar. Sus favoritas fueron las perlas, a tamaño natural o más grandes, con las que creó largos collares o pulseras de varias vueltas, que junto con la camelia y el logo se convirtieron en el símbolo de su firma. Con la depresión de los años 20 Chanel decidió que sus joyas fueran polifacéticas. Las más elaboradas podían desmontarse y las tiaras se convertían en brazaletes, los pendientes en broches y las medallas en hebillas.
Brazalete con piedras rojas y negras de Chanel.
Dan Drury
Fue un ejemplo de mujer emprendedora, hecha así misma
Chanel fue una de las primeras mujeres empresarias del siglo XX, en un mundo en el que la moda femenina estaba hecha por hombres. Sus primeros negocios fueron sufragados por sus amantes, ya que entonces era difícil que una mujer soltera pudiera acceder a préstamos bancarios.
Sus inicios fueron una lucha por ascender en la escala social y dejar la pobreza de su infancia y adolescencia, incluso cuando cantaba temas picantes en un cabaret, tratando de no ser confundida con las prostitutas que frecuentaban el local. “Se triunfa con lo que se aprende”, “para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente”, “no pierdas el tiempo golpeando la pared con la esperanza de transformarla en puerta”, fueron algunas de las máximas de esta modista cuyo éxito se basó a partes iguales en la innovación y la técnica. Su habilidad era tan grande que no dibujaba bocetos sino que cortaba la tela directamente sobre las modelos de carne y hueso. Iba siempre provista de una tijera y alfileres y sus creaciones se caracterizaron siempre por su exquisita perfección manual.
“La moda no existe solo en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, la forma en que vivimos, lo que está sucediendo”, dijo Chanel que, fiel a esta máxima, se rodeo siempre de intelectuales y artistas a algunos de los cuales –bailarines rusos, pintores o escultores- financió como mecenas. Entre sus amigos íntimos estaban Salvador Dalí, Picasso, el poeta Pierre Reverdy o Jean Cocteau.
Sus negocios acusaron los vaivenes de la depresión de los años 20, las guerras y las crisis económicas, pero Chanel parecía conocer siempre la receta para volver a asombrar al mundo. Lo hizo tras el crack del 29, después de la Segunda Guerra Mundial, cuando fue acusada de colaboracionista con los nazis, y en los años 70.
A la izquierda, un modelo antiguo de Chanel. A la derecha, imagen de la colección Crucero 2010 diseñada por Karl Lagerfeld.
Cordon Press/Davide Maestric
Fue sexualmente independiente y no se sometió a las reglas
Según la escritora Lisa Chaney en su obra Coco Chanel: Una vida íntima (Penguin), la sexualidad de la diseñadora fue tan rompedora como su aportación a la moda, con amantes de ambos géneros y de todas las clases sociales, desde aristócratas hasta artistas. Según cuenta la obra, su primera pareja fue el oficial Etienne Balsan, que la introdujo en círculos sociales más altos a los que estaba acostumbrada y allí conoció a Arthur Capel, que le financiaría su primera tienda de sombreros. De acuerdo con el libro, “Chanel conjugaba un radiante y colorido mundo en el que la fidelidad no existía. Chanel compartió a Balsan con una famosa cortesana, Emilienne d’Aleçon, con la que también tuvo un affaire. Cuando más tarde pasó a estar con Capel tuvo muchas aventuras con otras mujeres. Incluso después de dejar a Cocó por la belleza inglesa Diana Wyndham, Arthur volvió con Chanel, atormentado por la incapacidad de elegir entre las dos”.
Entre sus muchas conquistas destacaron el nieto del Zar Alexander II, el duque de Westminster, Igor Stravinsky, Pablo Picasso y Salvador Dalí. De este último comentó en una ocasión: “Siempre iba con Gala. Esa sombra desagradable”. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo amantes alemanes, como el espía Hans Günther von Dincklage, lo que le valió la acusación de colaboracionista.
Según el libro de Chaney, con los años Chanel adquirió una fama de depredadora sexual. “Una francesa del staff de Vogue América comentó: “Tuve que ir a verla en una ocasión y me recomendaron que tuviera cuidado. Creo, como otros muchos, que Chanel era bisexual”. “Hay tiempo para trabajar y tiempo para amar, pero no hay tiempo para nada más”, dijo un día la mujer que revolucionó el mundo de la moda.
Coco mantuvo relaciones con hombres y mujeres y adquirió fama de depredadora sexual.
Getty
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