Coco Capitán: “El salto generacional es enorme y muchas marcas aún están buscando cómo comunicarse con su audiencia”
Aunque la sevillana acaba de cumplir 28 años ya ha expuesto su obra en la Maison Européenne de la Photographie en París, ha publicado un libro y ha colaborado con firmas como Gucci, Miu Miu o Maison Margiela. Ahora presenta el zapato que ha diseñado para Camper.
Fotografía, pinta, escribe o diseña: Coco Capitán forma parte de la nueva generación de artistas que rehúye cualquier etiqueta o encasillamiento. Lo hace desde hace más de una década, desde que descubrió que era capaz de contar historias de una manera muy personal. “Cuando les dije a mis padres que quería estudiar arte, mi padre me dijo, ‘¡pero si tú no dibujas!’, porque creo que es la visión conservadora de lo que consideran ‘arte’ nuestros padres”. Con solo 17 años se marchó a Londres a estudiar, primero en el London Collage of Fashion y después en el Royal College of Art. Poco tiempo después ya estampaba mensajes en camisetas de Gucci o en los murales de la marca en el Soho neoyorquino. En 2017 expuso su obra en Seúl y el año pasado inauguró una exhibición en solitario en la prestigiosa Maison Européenne de la Photographie en París. Ahora acaba de diseñar un zapato para Camper, inspirado en los modelos más clásicos de la casa y en el equipo de fútbol en el que juega de delantera en Londres, The Whippets.
The Whippets es el nombre de tu segunda colaboración con Camper y del club en el que juegas al fútbol, ¿cuándo te uniste?
En 2018. Siempre he hecho mucho deporte y no buscaba ninguno de grupo, pero unas amigas –todas trabajan en la escena creativa- hicieron un equipo de fútbol y me invitaron. Algunas del grupo jugaban desde pequeñas.
¿Por qué en 2020 las mujeres en el deporte en general, y en el fútbol en particular, siguen siendo ciudadanas de segunda?
Tradicionalmente en el fútbol (y en general en todos los deportes) se ha dado mucha más atención a los atletas masculinos. La verdad es que están cambiando muchas cosas para bien, como el verano pasado se vio en la copa de fútbol femenina. Creo que existen muchos colectivos de mujeres, este es solo uno más, pero en un ámbito que no es tradicional para chicas.
Dicen los críticos que las mujeres reciben menos atención porque no generan tanto beneficio…
Claro, tienen menos atención mediática porque estamos en una sociedad que ha sido tradicionalmente machista. Los futbolistas cobran como 100 veces más de lo que cobran las futbolistas femeninas. Creo que la forma de empezar a cambiarlo es intentar que los sueldos sean cada vez más equitativos. La mayoría de las chicas que juegan al fútbol profesionalmente (el nuestro es un equipo de aficionadas) necesitan otros trabajos, se hacen cargos de sus hijos… Hace poco leía un artículo que decía que todas las chicas del F.C. Barcelona se lavan sus propios uniformes. No me imagino a Messi haciendo lo mismo.
Para la colaboración con Camper has diseñado un zapato. Háblame de él…
Esta es la segunda colaboración que hago con ellos y de nuevo he estado completamente inmersa en el proceso de creación. Me dieron carta blanca. Me gustan mucho los zapatos clásicos y quise hacer una reinterpretación, no directa, del mocasín náutico. Quería un zapato todoterreno sin llegar a ser deportivo. Están hechos a mano en Portugal y vienen con cordones en amarillo y en negro porque a mí me gusta mucho cambiarlos.
Te has aliado con la casa española, pero también con Miu Miu, Gucci, Mulberry… ¿qué tiene que tener una marca para que trabajes con ella?
Primero tiene que tener una conexión con mi proyecto, de manera que todo tenga sentido con el resto de mi trabajo y con las cosas que me interesan a nivel personal. También me importa mucho cuáles son los valores de la marca y si coinciden con los míos: cómo se comportan con el medio ambiente o que tengan una visión unisex. La mayoría de las firmas de moda con las que colaboro dan libertad creativa al consumidor, porque antes había muchas marcas que imponían unos códigos, creo que por razones comerciales.
Las marcas de moda coquetean cada vez más con el mundo del arte, del diseño y hasta de la filosofía. ¿Qué buscan con estas colaboraciones?
Creo que desde que apareció internet el salto generacional es enorme y muchas marcas aún están buscando cómo comunicarse con su audiencia de una manera mucho más directa. Creen que mediante una colaboración con un artista el mensaje llega más directo, también porque el propio consumidor es cada vez más elevado y está más informado. Hay más apreciación del valor cultural y muchas quieren ver eso reflejado en sus productos.
Tú nunca has tenido reparos en unir esfuerzos creativos con el ‘frívolo’ mundo de la moda. ¿Sigue coleando ese pensamiento en el arte que menosprecia lo comercial?
Me parece que eso también está cambiando muchísimo y yo he crecido con ese cambio. El recibimiento que yo podría tener hace seis años en una galería en Nueva York es muy diferente del que tengo hoy, tras haber colaborado con muchas marcas. Antes habría gente que sí hubiera hecho esa diferenciación: “Ah, pero tú eres una artista comercial, no una de verdad”. Pero si vas a Arco hoy, mucho del arte contemporáneo que se está haciendo gira en torno a la sociedad capitalista y qué mejor manera de entenderla (aunque cada uno tenga su postura como artista) que colaborar para saber qué está pasando. Cuando yo hago piezas para una galería lo hago aislada y, aunque me gusta mucho trabajar así, pienso que unirme a una marca me permite estar más en contacto con lo que pasa en el mundo. La mentalidad cambia: los galerista se están dando cuenta de que el artista de mi generación es muy polifacético.
No solo en cuanto a clientes, sino también en cuanto a disciplinas. En tu obra mezclas fotografía, ilustración, textos…
Va de probar cosas nuevas. Ya tengo mucha confianza en mi trabajo como fotógrafa y creo que a nivel técnico puedo hacer casi cualquier cosa, pero llega un momento en que me parece aburrido. Por eso últimamente he pasado mucho tiempo pintando, que sé que no se me da igual de bien, pero quizá por eso me interesa mucho más. Se trata de ser consciente del tiempo limitado que tienes como creador y probar cuantas más cosas mejor.
La mirada femenina ha estado prácticamente ausente durante toda la historia. ¿Qué nos hemos perdido?
Más que ausentes, ha habido muchas mujeres pero no se les ha prestado tanta atención. Ahora se están reivindicando a esas artistas que trabajaban dentro de un matrimonio y resulta que ellas no eran solo las musas, sino que hacían gran parte del trabajo creativo.
Creo que tenemos una forma todavía muy conservadora sobre la manera en la que hablamos de mujeres artistas y hombres artistas. Yo no quiero hacer esa diferenciación. Hay una generación nueva de fotografía, a la que se refieren como female gaze (en la que suelen considerarme), pero creo que no me gusta ser parte de un colectivo que piensa que mi mirada es distinta por ser mujer. Realmente es un grupo que lo que está haciendo es defender a la mujer como artista, pero yo lo que pienso es que es más positivo hablar de individuos y de artistas en general.
Tienes 28 años y llevas trabajando más de 10. ¿Cómo haces para no perder el impulso creativo?
Estoy siempre trabajando, pero también disfruto de lo que hago, así que muchas veces no lo siento como trabajo. Aunque también es verdad que según me hago mayor valoro más el irme de vacaciones. Son siempre vacaciones que me inspiran, pero intento no hacer nada por unos cuantos días.
Ya has expuesto en París o Seúl, has publicado un libro, has colaborado con grandes enseñas… ¿qué buscas ahora?
Todavía me quedan muchísimas cosas por conseguir, quiero formalizar muchísimo más mi estudio y las personas con las que trabajo. Tengo varios proyectos de exposición, sigo teniendo varias ideas de libros y cuando sea (no estoy segura de exactamente cuándo) me gustará enfocarme más en lo familiar y en lo personal, encontrar el balance con mi vida artística.
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