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Larry Fink, el cazador de emociones

Retrata de la misma manera a estrellas de Hollywood y a gente de la calle. Hablamos con el fotógrafo estadounidense con motivo de su retrospectiva en España.

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Ha fotografiado a estrellas de Hollywood relajándose tras la ceremonia de los Oscar, tops antes de salir a la pasarela, políticos en campaña, tiburones de Wall Street y todo tipo de gente guapa pero Larry Fink (Nueva York, EEUU 1941) nunca se ha dejado deslumbrar. Trabaja de la misma manera en fiestas de millonarios que en celebraciones de barrio. Lo único que le importa captar a este fotógrafo estadounidense, más allá de las galas y las corazas mundanas, es la emoción humana sin distracciones. Las miradas, la mano que gesticula, la transpiración de la piel.

El Museo de Arte Contemporáneo Gas Natural Fenosa  acoge la retrospectiva Body and Soul, dedicada a las cinco décadas de trayectoria de este maestro del reportaje social. A sus 72 años Fink sigue colaborando regularmente en publicaciones como Vanity Fair, W, GQ, Rolling Stone, The New York Times Magazine y The New Yorker. Nacido en el barrio de Brooklyn en una familia judía con gran conciencia social ahora vive en una granja en Pensilvania con su mujer la artista plástica Martha Posner. Allí trabajan, crían gallinas y pavos reales y se aíslan de la vorágine de la metrópolis. Agradable, expansivo y algo filósofo hablamos con él por teléfono mientras admira el espacio que acoge la selecciona más de un centenar de obras y podrá verse en A Coruña hasta el 15 de septiembre.

¿Hay algún tema recurrente que ligue las obras seleccionadas para Body and Soul?

Por un lado está la empatía humana. Cada una de mis fotografías es un retrato. No uno tradicional, de estudio, como los que vemos en las revistas. Yo trabajo para que el observador experimente lo mismo que el retratado. Transfiero energía entre dos personas. Por otra parte, durante toda mi vida me he preguntado ¿quién soy yo?, ¿quiénes son los demás? El otro tema tiene que ver con la búsqueda de la identidad humana.

 ¿Resulta más difícil retratar con naturalidad en la era del iPhone, en la que estamos rodeados constantemente de cámaras y somos más consciente de su presencia?

Es mucho más complicado, pero no para mí. Yo fotografío como una rana. Cuando este animal quiere comer se sienta tranquilamente en una charca y espera. De repente, saca la lengua y ¡bum! se traga el insecto. Yo soy igual. Observo con calma, como una rana y cuando veo comida para mi alma y mi imaginación, muy rápidamente me hago con ella. Además soy una persona muy amigable y mientras trabajo no tengo más ambición que reflejar lo que supone estar vivo en un momento concreto. Los que están frente a mi cámara saben que no tengo otros motivos y no les explotaré.

Larry Fink

¿Así es como consigue hacerse invisible en las fiestas posteriores a los Oscars?

De la misma manera. Trabajo muy cerca de ellos, con una pequeña cámara digital porque sobre todo me interesan los detalles: los globos oculares o la textura de la mano. Además soy un tipo de 72 años muy lúdico, me encanta jugar.

En su serie fotográfica Runway retrató el backstage de los desfiles de moda ¿qué le llamó la atención sobre ese ambiente?

Me interesó porque es un entorno hipócrita, enrarecido, tremendamente despiadado con los demás pese a que forman parte del mismo círculo. A pesar de que mantienen la elegancia y el dinero, la competencia es feroz. La naturaleza de la moda es crear productos que duran menos de un año para después aniquilarlos. Todo es obsoleto y perpetuamente desechable. Hollywood también es un clan pero es una industria más rica. Los actores, por muy estrellas que sean tienen que buscar empatía con personajes y situaciones. Trabajan con emociones. En la moda tengo la impresión de que se preocupan por cosas pequeñas.

Larry Fink

La mayor parte de los fotógrafos menosprecia el trabajo en bodas. Sin embargo, a usted le fascinan.

Me atrae el ritual y lo simbólico, las contradicciones familiares, el hecho de que la gente se enamore. Otros profesionales desprecian el trabajo de bodas porque lo ven sólo como una forma de ganarse el pan. Creen que son mejores que eso. Pero yo no me creo mejor que nada ni nadie. Simplemente existo, en un lugar, en un momento.

Su obra es exclusivamente en blanco y negro ¿No le ha tentado el color?

Nunca. Es un largo argumento académico pero resumiendo prefiero trabajar con formas y emociones. El color termina controlando lo que vemos.

Larry Fink

Fue educado por sus padres en el socialismo y su ideología se sitúa a la izquierda. Sin embargo, es capaz de integrarse en una convención de extrema derecha o en un mitin del político estadounidense de Rick Sanctorum

Cuando trabajo mantengo la pureza, no me dejo llevar por el ego. La mayor parte de la gente con ego ve enemigos en los demás. La gente de extrema derecha no son mis enemigos. Son personas, con sus familias y sus problemas. Se rodean de ideas rígidas porque tienen miedo. Cuando más rígidas son sus convicciones, mejor. Como socialista, creo que hay que respetar a las personas sean quienes sean.

¿Considera fotografiar las consecuencias de la crisis?

De momento no. Considero que mi trabajo no esclarece nada en este sentido. Políticamente no son efectivas.

Larry Fink

Después de 58 años como fotógrafo, ¿qué le  motiva?

Cada trabajo, cada momento. Si dices que lo has visto todo y lo has hecho todo es que entonces estás muerto.

¿Y qué va  a hacer estos días por Galicia?

Visitaré la catedral de Santiago de Compostela. Haré fotografías muy de cerca porque me interesa como el tacto de los peregrinos ha transformado la forma de las esculturas. Quiero sentir las manos humanas en los iconos religiosos.

Larry Fink

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