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La falta de unanimidad sobre cómo criar un hijo

Hablamos con Carolina del Olmo, autora de ‘¿Dónde está mi tribu?’ sobre cómo ha cambiado el modo en el que se crían hijos y sobre la falta de un criterio unanime a la hora de hacerlo.

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Everett Collection

En un capítulo de la emblemática serie Friends, las amigas de Rachel le organizan una fiesta en la que le hacen regalos de cara a su próxima maternidad (la típica Baby Shower en el mundo anglosajón). Cuando Rachel empieza a abrir los paquetes se da cuenta de que no tiene ni idea de para qué sirve todo aquello y se echa a llorar. Entre balbuceos explica que se ha leído todos los libros sobre el embarazo y la crianza que había podido pero en ninguno de ellos se explicaba cómo se usaba todo aquello. Su madre, presente en la fiesta, le da consuelo prometiéndole que se quedará con ella el tiempo que haga falta y, aunque al principio a la protagonista no le hace mucha gracia, al final acaba abrazándose a ella y rogándole que no la deje sola.

En una escena de apenas cinco minutos se resume uno de los grandes terrores que invaden a los padres en la actualidad, especialmente los primerizos. La organización social ha cambiado y las familias ya no conviven en casas que acogen a varias de sus generaciones –y que seguramente han tenido a más de un bebé gateando por los pasillos– sino que los hogares ahora suelen estar compuestos por muchas menos personas. 'La tribu' se ha desmembrado y en la transición se han difuminado las maneras de transmitir los conocimientos esenciales que guiaban a los padres, por ejemplo, en la educación de sus hijos.

A cambio, lo que la sociedad ha obtenido son teorías sobre la crianza recogidas en libros que pretenden orientar a los lectores en la ardua tarea de enfrentarse a la paternidad. Y sólo hay que dirigir la vista hacia la estantería temática en cualquier librería para ver que hay una gran oferta de puntos de vista, muchos de ellos contradictorios. Esta diversidad fue la que llevó a Carolina del Olmo a escribir su libro ¿Dónde está mi tribu? (Clave intelectual, 2013), en el que reflexiona sobre el escenario en el que se tienen los hijos en la actualidad, repasando temas tan fundamentales como la lactancia, la conciliación o los sentimientos de frustración que pueden surgir en el proceso.

“Me parecía que había dos corrientes enfrentadas totalmente, ambas igualmente dogmáticas y, a la vez, con una gran ceguera ante los variados contextos en los que las personas tenemos los hijos, dando consejos que te hacen sentirte un poco ansiosa, insegura”, comenta la autora. Madre de dos hijos y trabajadora (es la directora de cultura del Círculo de Bellas Artes de Madrid y de la revista Minerva), Carolina pone su experiencia al servicio del lector, reflexionando sobre los temas mencionados anteriormente desde un punto de vista personal a la vez que documentado, huyendo de dogmatismos. “Mi postura es contraria de principio a una cierta corriente de crianza que veo como un intento de amoldar a los niños o a cualquiera que no encaje a nuestro ámbito productivo y a la vida moderna. Eso me rebela pero a la vez me resulta un poco ajeno. Sin embargo, también critico más a fondo otras corrientes que me resultan más simpáticas o más cercanas como la crianza con apego o la crianza natural.”

Ante tantas posturas divergentes surge una pregunta: ¿Cómo es posible que no haya unanimidad acerca de un tema inherente al ser humano como es el cuidado de sus vástagos? “No hay ni va a haber una ciencia de la buena crianza. Por fuerza van a ser siempre cuestiones muy contextuales, relacionadas con los marcos en los que se desarrollan, que van a tener que ver con costumbres, tradiciones, incluso con apuestas éticas o morales. Lo malo es cuando fingen que la hay y te presentan en un libro una información científica o definitiva y a la vez tienes otro libro que te dice exactamente lo contrario y que también se supone que te está dando una información científica: ahí es cuando empiezas a ponerte ansioso y a dudar de todo”.

La lactancia, la conciliación y otros temas del montón

No solo los aspectos referentes a la crianza de los hijos generan dudas y temores en los progenitores: hay muchas más cuestiones relacionadas, especialmente ahora que la maternidad y sus noticias derivadas están más que presentes en las agendas de los medios. La lactancia es una de las candentes. “Hay mucho de reacción a un estado de cosas que nos parecía normal: que en la tele solo saliesen biberones, que los niños se alimentasen de leche de bote… lo que era bastante extraño en el fondo. Las madres tenemos bebés, tenemos pechos ¿Por qué fallan las lactancias? Ahí entran muchas cosas: la tarea proselitista y asociativa (lo digo en tono positivo) como de la Liga de la Leche, que ha trabajado mucho por cambiar este tipo de cosas, mezclada con vaivenes incluso de la corriente feminista, que hace años entendió que para liberarse había que ajustarse al molde del varón y que ahora ya no se ve de dicho modo”.

Aunque sus ventajas son obvias tanto para la madre como para el niño en el ámbito de la salud y el desarrollo, se relaciona de manera directa con otro de los temas que se cuestionan en el libro y que puede llegar a frustrar esos planes de crianza: la conciliación. Se ha tratado tantas veces que parece imposible que haya otra manera de plantearlo, mirando más allá de horarios o número de guarderías, pero Carolina la plantea en su libro. “Una medida que dice que el colegio va a abrir desde las siete y media de la mañana hasta las ocho de la tarde para que la madre que no llega pueda dejar allí a su hijo es algo perversa. Creo que la dirección debería de ir hacia que las jornadas de trabajo no fuesen tan extensas, pero para todos y que los sueldos fuesen más altos, también para todos”. Un cambio en la manera en la que entendemos las relaciones entre personas y a nosotros mismos para afrontar la creación de nuevas estructuras familiares ahora que ya no contamos con la tribu.

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