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Así es la gente que come cada día de su vida la misma comida

¿Es beneficioso comer cada jornada de nuestra existencia los mismos ingredientes en su misma representación? Un análisis de las personas que lo hacen abre un debate entre opositores y partidarios (mientras la ciencia opina de forma clara ante el asunto).

¿En la variedad está el gusto? Los hay que opinan que no.
¿En la variedad está el gusto? Los hay que opinan que no.Getty (Getty Images/iStockphoto)

Eva Mendes dice que cada día almuerza y come lo mismo: salmón con quinoa. Kylie Jenner siempre desayuna una tostada con aguacate, bacon y pavo. Cindy Crawford asegura que lo suyo es comer «algún tipo» de ensalada y acompañarla de té verde. El rapero Sean Combs (Diddy) añade religiosamente a cada una de sus comidas varias cucharadas compota de manzana. Jennifer Garner desveló en su Instagram que desde que descubrió los batidos de frutas, todas las mañanas se prepara uno para almorzar. «Siempre desayuno huevos con salmón, cada mañana, sin falta. No como nada más», explicó Rita Ora a PeopleVictoria Beckham cada jornada añade salmón a alguna de sus comidas. «No me importa lo que como a menos que sea siempre lo mismo» es uno de los aforismos más populares atribuidos al filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein. Siempre lo mismo. Cada día. Un hábito más establecido entre la población de lo que podemos imaginar.

En una cultura en la que los bares monográficos son tendencia (ahí está el reciente éxito de los cereal bars en Madrid o Barcelona), la monotonía gastronómica es, para algunos, una solución más placentera que problemática al estrés diario marcado por factores externos que poco tienen que ver con los alimentos. Lo atestigua Joe Pinsker en un reciente reportaje en The Atlantic, donde investiga este universo en el que sus integrantes siempre recurren a los mismos ingredientes para sus comidas. Jubilados que llevan 25 años haciéndolo, editores de fotografía, informáticas, dependientas. Todos parecen encantados con la «reducción de estrés» que supone ingerir el mismo plato cada día, desde sandwiches de cacahuete con fruta («nunca me ha dejado de gustar, todavía me encanta almorzarlo») a un plato de noodles en el mismo restaurante de ramen cerca del trabajo durante seis meses seguidos interrumpidos, únicamente, por una nueva localización laboral lejos del local.

El texto ha generado un alud de comentarios divididos entre las personas que defienden las bondades de desayunar, comer o cenar siempre el mismo plato y los que se oponen firmemente: «Mi padre siempre desayunó lo mismo durante toda su vida, de niña pensaba que era raro, pero ahora ceno la misma sopa una media de cuatro noches por semana», ha explicado la periodista Amanda Mull en Twitter. El escritor Derek Thompson se suma al entusiasmo y apunta: «No entiendo a la gente que no come la misma comida cada día, especialmente en en el desayuno y comida: te hace la vida más fácil en el supermercado, es psicológicamente y económicamente eficiente y hace cada comida todavía más especial«. Su apunte, uno de los más comentados en la red, incluye una aplaudida respuesta que dice: «Desayuno lo mismo la mayoría de días pero, ¿también la comida? Eres un sociópata».

Mientras una nutricionista del reportaje de Pinsker desprende optimismo ante esta única opción culinaria («si tu comida contiene una variedad de alimentos saludables, relájate y disfruta»), la ciencia no parece tenerlas todas consigo. Tal y como recogía La Vanguardia, un estudio realizado de la Escuela de Salud Pública de Harvard demostró que las mujeres que comieron entre 16 y 17 elementos de una lista de alimentos saludables redujeron el riesgo de muerte por cualquier causa en un 42% comparadas con quienes tomaron menos de 9 ítems de la lista. En el reportaje también se hacían eco de otra investigación publicada en el Journal of Nutrition donde se concluyó que las personas que tomaban siempre la misma comida tenían menos tendencia a ser sanos que quienes mantenían una dieta variada y tenían más probabilidad de desarrollar presión arterial alta, azúcar en la sangre y el aumento de la grasa corporal que aumenta las posibilidades de desarrollar enfermedades del corazón y diabetes.

¿La conclusión a la que llega el autor de la investigación? Que no empatiza, del todo, con el invento. «Aprecio genuinamente su optimismo, pero en mi cabeza, comer cada día la misma comida se iguala, de la misma forma sobria, a la vida de oficina. Es como una admisión honesta de que la vida viene con tareas ingratas, así que acéptalo y encuentra placer en otro lugar más allá de arrastrar en el metro a ese tupper con una pizca de novedad en su interior».

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