Pareja, pero también asistente personal y terapeuta: qué es el ‘mankeeping’ y por qué frustra tanto a las mujeres
El término alude al trabajo no recíproco que realizan las mujeres para gestionar las necesidades emocionales y sociales de los hombres y es el responsable de muchas relaciones fracasen, infinidad de mujeres dejen de tener citas y cantidad de hombres se sientan solos


Todos los estudios recientes apuntan a que las mujeres siguen dedicando más tiempo que los hombres a las tareas del hogar y a los cuidados. Pero no es únicamente la carga doméstica la que aumenta la brecha de género entre ambos sexos, sino también la emocional. Una carga más invisible y difícil de registrar, pero igual de cansada y frustrante. Y esto es precisamente el mankeeping, que muchos medios de comunicación han definido como llevar todo el peso emocional de la vida de tu pareja. La periodista Ana Requena lo explica así en este vídeo: “Se trata de escuchar activamente, sacar conversaciones importantes, estar pendiente de la vida social de la pareja, de cuándo quedamos, con quién quedamos, cuándo vemos a tu familia, cuándo quedamos con mis amigos, cuándo hacemos este viaje…”, dice.
El término fue acuñado en 2024 por Angelica Ferrara y Dylan P. Vergara, de la Universidad de Stanford, en Theorizing mankeeping: The male friendship recession and women’s associated labor as a structural component of gender inequality. En realidad, el origen del concepto data de 1987, cuando la socióloga Carolyn Rosenthal habló del kinkeeping, un trabajo invisible que supone mantener a la familia unida gracias a la organización y a la comunicación que son puestas en marcha para generar y mantener tradiciones familiares. Mientras que este término alude al trabajo que las mujeres realizan en el núcleo familiar, el mankeeing se refiere al de los vínculos entre hombres y mujeres. La propia Dra Angelica Ferrera da ejemplos de esta dinámica en el podcast Now and men. “Un ejemplo es cuando le dices a tu pareja: ‘No has visto a tu amigo Dan en un tiempo, ¿por qué no le escribes?’. O esos hombres que dependen completamente de la red social de su pareja y no se esfuerzan en mantener su propia red social separada. Una de las razones por las que los hombres a menudo me dicen que las relaciones con otros hombres no les resultan satisfactorias es que los demás pueden carecer de habilidades como escuchar, tomar perspectiva y tener empatía, reciprocidad y curiosidad interpersonal”, asegura.
Junto a Vergara explica que la socialización masculina va en la dirección equivocada y que en parte a causa de las instituciones cívicas tradicionalmente masculinas, los hombres tienen menos amigos cercanos que antes, y un número alarmante de ellos afirma no tener con quién hablar sobre temas de gran carga emocional. De hecho, una encuesta puesta en marcha por la organización benéfica de salud masculina Movember indicó que el 27 % de los hombres asegura no tener amigos cercanos ni amistades en absoluto, mientras que el 47 % jamás habla abiertamente con sus amigos sobre sus problemas. Es entonces cuando, como señalan los autores del estudio, la carga emocional recae cada vez más sobre sus parejas femeninas, que también han de enseñar a sus parejas a comunicar sus emociones.
Al respecto habla la psicóloga Ellie Anderson en su ensayo Hermeneutic Labor: The Gendered Burden of Interpretation in Intimate Relationships between Women and Men. Ella se refiere a esta carga como “trabajo hermenéutico”, que define como “la ardua actividad de comprender y expresar coherentemente los propios sentimientos, deseos, intenciones y motivaciones; discernir los de los demás; e inventar soluciones a los problemas relacionales que surgen de las tensiones interpersonales”. La psicóloga explica que esa responsabilidad recae desproporcionadamente sobre las mujeres en las sociedades heteropatriarcales, sobre todo en las relaciones íntimas entre mujeres y hombres.
Al leer acerca del mankeeping, la creadora de contenido y responsable del podcast Bold Opinions Bad Decisions, Eve Tilley-Coulson, reflexiona acerca de por qué tantos hombres vuelcan sus necesidades emocionales en sus parejas. “La sociedad no les enseña desde pequeños a cultivar la amistad con los hombres ni a invertir en esas amistades emocionales entre ellos. Es aceptable que dos hombres vayan a ver deportes juntos porque así pueden sentarse uno al lado del otro y hablar de temas serios, pero nunca los veremos en un restaurante sentados frente a frente hablando o discutiendo temas de calado. Si bien esta epidemia va más allá de la incapacidad de encontrar relaciones plenas, se trata literalmente de su soledad, ya que depositan todo su ímpetu, todas sus necesidades emocionales, en su pareja”, comenta en TikTok. “Como no han forjado amistades con otros hombres para hablar de sus miedos, preocupaciones y problemas, ahora dependen de su pareja para ello. Las mujeres ahora resienten esto y no quieren involucrarse en relaciones donde simplemente las dejan plantadas y son el sustento. El resumen es que los hombres deben dejar de depender de las mujeres. Ya no dependemos de los hombres económicamente. Ellos tienen que dejar de depender de nosotras emocionalmente”, señala.
Así erosiona las relaciones el ‘mankeeping’
Medios como The Guardian señalan que el mankeeping es el responsable de que cantidad de mujeres hayan tirado la toalla en la búsqueda de una pareja. Quienes tienen una relación pueden además ver su vida sexual afectada por este comportamiento. La coach Ainoa Espejo lo explica. “La atracción erótica se alimenta de la sensación de igualdad y juego. Cuando una persona asume la posición de cuidadora constante y la otra se acomoda en la dependencia, la energía entre ambos se desajusta. El Análisis Transaccional lo explica bien: si tú interactúas desde el ‘Estado Madre’ y tu pareja desde el ‘Estado Niño’, la chispa se apaga porque el encuentro sexual requiere que ambos estéis en vuestro ‘Estado Adulto’. Este desajuste no solo resta placer, también puede abrir la puerta a infidelidades o a la búsqueda externa de aquello que dentro se percibe como desequilibrado”, asegura. Por su parte Jiménez explica que es vital volver a revisar los valores compartidos. “En toda relación existen los valores individuales de cada miembro y los valores compartidos por ambos en esa relación. Es fundamental la comunicación, la confianza, la responsabilidad compartida, etc… para así poder hablar con total tranquilidad de cómo cada uno se siente dentro de la relación y alinear esos valores compartidos”, asegura.
Señala que cuando además de la logística cotidiana, las mujeres se han de ocupar de sostener la conexión emocional —recordar fechas, iniciar conversaciones profundas, detectar conflictos, proponer soluciones—, su energía psíquica se multiplica y la relación deja de ser un espacio de dos adultos corresponsables. “Este sobreesfuerzo puede derivar en agotamiento, ansiedad, resentimiento o una sensación de soledad paradójica, incluso estando en pareja. Puedes sentir que llevas una doble mochila invisible: la carga mental y la emocional”, asegura. Relaciona ese patrón con la dinámica Wendy–Peter Pan, siendo las “Wendys” (o salvadoras) las que sienten la necesidad inconsciente de cuidar, proteger o suplir lo que el otro no hace; mientras que los “Peter Pan” se resisten a crecer, delegan responsabilidades y se acomodan.
Lena Nguyen, abogada especializada en divorcios, explica que es habitual toparse en su trabajo con hombres que en cuanto se divorcian, buscan otra mujer que les cocine, mantenga la casa limpia, les recuerde sus citas médicas y controle las emociones de su vida. “Eso no es una pareja, sino una madre con beneficios. Muchos hombres no buscan relaciones de igualdad y por eso cuando la mujer finalmente se cansa de llevar todo el peso, él piensa que ella ha cambiado, que es fría y que no es la misma mujer con la que se casó. Lo que pasa es que ella está sencillamente agotada y es entonces cuando el ciclo se repite. Él encuentra a alguien más joven, más cariñosa y que aún no ha aprendido que esto no es amor, sino trabajo”, explica. “Porque si un hombre no se sabe desenvolver solo, es incapaz de cocinar, no puede concertar una cita ni es capaz de controlar sus emociones, no busca una esposa. Busca a alguien que lo cuide. Los hombres deben entender que su pareja no es su madre, tampoco su terapeuta ni su asistente personal. Una relación real se basa en la colaboración, no en la dependencia. Por eso les digo a los hombres que antes de lanzarse a otra relación después de un divorcio, se pregunten si realmente están buscando amor o a otra mujer que evite que ellos hagan todo el trabajo y tengan responsabilidades”, dice.
El daño de bromear con este fenómeno
El mankeeping ya ha llegado a las redes sociales, expertas en convertirse en el espejo de lo que ocurre fuera de las pantallas y que están repletas de vídeos que bajo el hashtag #couplecomedy, bromean con la incompetencia masculina. El problema es que como advierte Lili Loofbourow en el ensayo El mito del hombre inepto, “el torpe toma uno de los mitos más contundentes de nuestra cultura (que los hombres no tienen ni idea) y lo convierte en un arma como coartada”. La coach Rosa Jiménez explica a S Moda las consecuencias de banalizar con esas prácticas. “Lo que a priori puede parecer un gesto cómico refuerza valores equivocados como que ‘cuidar es solo cosa de mujeres’, que es bueno que los ‘hombres deleguen su autocuidado’, etc… y las redes sociales, además, normalizan y amplifican este desequilibrio de roles que atenta contra los valores de la equidad y la corresponsabilidad en la pareja”, asegura. “Al banalizar esta situación, se da fuerza a la idea de que no hace falta cambiar. Esa risa valida un modelo de relación donde priman la dependencia y la desigualdad en vez de fomentar una relación basada en el autocuidado, la responsabilidad y la cooperación de ambas partes”, dice. El resultado es que algunos hombres dejan de sentir la necesidad de implicarse en la relación. “Se dejan llevar, se dejan hacer y muchas mujeres sienten que pedir un justo reparto de las “cargas” es demasiado vulnerando así el valor de la equidad”, añade.
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