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Lindsay Azpitarte, creadora de Ulé: “Por muy sostenible que pueda ser, nadie va a comprar una crema si además no es eficaz”

Los principales ingredientes de los cosméticos de Ulé crecen en cultivos verticales a pocos kilómetros de París. La nueva firma botánica nace con el requisito urgente de la sostenibilidad.

Patricia Rodríguez
Retrato de Lindsay Azpitarte, creadora, junto a la española Ainhara Viñaras, de la nueva firma Ulé.
Retrato de Lindsay Azpitarte, creadora, junto a la española Ainhara Viñaras, de la nueva firma Ulé.dr

En la puerta un letrero dice “guardería” y dentro varias filas de plantas posan ordenadas mientras reciben rayos regulados de luz. Los bebés aquí son esquejes de centella asiática y brotes de tulsi y coleo, las tres especies que darán forma a los activos principales de los cosméticos de Ulé. Pero hasta llegar al frasco les queda un largo camino (en procesos, que no en distancia, porque del brote a la crema apenas se recorrerán 340 kilómetros). En este jardín de infancia a menos de una hora de París, los enfermeros se colocan sus guantes antes de tocar los vegetales, que aún son débiles. En la guardería crecerán hasta que puedan mudarse a su destino definitivo: unas imponentes torres a solo un par de salas robotizadas de distancia.

“Supe de este tipo de cultivos porque se utilizan puntualmente en la industria alimentaria”, explica Lindsay Azpitarte, fundadora de esta firma que nació el año pasado en Francia y acaba de llegar a España. “A mí me interesaban para suplirnos de materia prima, pero lo comenté con nuestro botanista y él vio el potencial que tenían para la eficacia de los activos”. Grandes columnas acumulan cientos de matas con las raíces al aire. Es una de las peculiaridades de este sistema, que permite producir por hidroponía o aeroponía, es decir, sin tierra. Así se evitan plagas y el uso de pesticidas. Pero hay más ventajas en estas salas en las que todo puede controlarse: desde los nutrientes hasta el agua, la luz, el aire, la humedad… Diecinueve parámetros que hacen viable cosechar, por ejemplo, especies exóticas que de otra manera tendrían que ser transportadas desde la otra punta del globo. En este ambiente vigilado el agua se maximiza y el que se emplea para regar las plantas o se evapora se recoge para reutilizarse. Cuando ya no puede volver a reciclarse, se destina a perfumar la bruma de la línea, Le beau Reset.

Algunos detalles de las granjas verticales en las que se cultivan los principales ingredientes de Ulé.
Algunos detalles de las granjas verticales en las que se cultivan los principales ingredientes de Ulé.dr

Todo se aprovecha y la trazabilidad es casi completa. Aun así, es imposible alcanzar un utópico 100%: “Nos tomamos la transparencia muy en serio, pero a veces cuando compras un ingrediente este trae muchos componentes y el proveedor no puede asegurarte la procedencia de todos”, reconoce Azpitarte. “Existe el peligro del lavado verde y como marca debemos tener mucho cuidado con lo que hacemos, lo que no y ser siempre muy honestos”. Por eso reconoce el flanco débil de los cultivos, el gasto energético en el que aún trabajan para que sea totalmente renovable. La sostenibilidad está en el germen de la nueva etiqueta, pero conjugándola siempre con el resultado: “Por muy sostenible que pueda llegar a ser, nadie va a comprar una crema si además no es eficaz. La compraremos porque nos gusta, porque es agradable o porque nos deja la piel bonita. Si además es sostenible, mejor”. Por eso los imponentes cultivos verticales garantizan reducir el impacto, pero también aseguran activos más poderosos al extraerlos en fresco, pocos minutos después de la cosecha. “Se utiliza toda la planta, de la raíz a las hojas”. Elementos que no se habían usado antes y que han dado lugar hasta a un nuevo nombre en el Inci (la lista de ingredientes que aparece por ley en el envase de cada cosmético). Una mezcla de las tres plantas de las torres, que han bautizado como Pure 3otany Blend y que se mezcla a distintas proporciones para cada producto. Ulé viene del griego antiguo hulé, que significa “aquello que constituye la materia fundamental de todo”, que, en este caso y sin sutilezas, es la naturaleza: el activo botánico supone más del 50% de los ingredientes de los sueros, algo inusual.

Mucho suena a nuevo en la enseña, propiedad del grupo Shiseido, empezando por sus orígenes. Azpitarte lleva más de 10 años en la empresa: “Parte de mi trabajo era seguir tendencias y hallar oportunidades y eso me llevó a pensar en un proyecto propio. Así empezó todo”, recuerda, “tras una reunión con el CEO, Masahiko Uotani, le conté que iba a crear una marca y él me propuso hacerla dentro de la compañía”. Poco después al plan se sumó la española Ainhara Viñaras, cocreadora de la firma, y tres años y una pandemia después los frascos (de vidrio estirado y tapones de virutas de madera) llegaron a las estanterías de las tiendas. “Podía haberlo hecho de manera independiente, pero así he contado con el apoyo en I+D y en comercialización del grupo”.

Desde la izquierda, crema hidratante fortificante (con CBD) Je suis Chill, suero hidratante Oh la Plump, suero regulador Tout est Clear, aceite multifunción Avoir It All (se puede usar añadiendo unas gotas a alimentos y bebidas o aplicándolo sobre el rostro o las puntas del cabello) y bruma facial protectora de la barrera cutánea Le beau Reset, todo de ULÉ.
Desde la izquierda, crema hidratante fortificante (con CBD) Je suis Chill, suero hidratante Oh la Plump, suero regulador Tout est Clear, aceite multifunción Avoir It All (se puede usar añadiendo unas gotas a alimentos y bebidas o aplicándolo sobre el rostro o las puntas del cabello) y bruma facial protectora de la barrera cutánea Le beau Reset, todo de ULÉ.ANTÁRTICA

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Sobre la firma

Patricia Rodríguez
Periodista de moda y belleza. En 2007 creó uno de los primeros blogs de moda en España y desde entonces ha desarrollado la mayor parte de su carrera en medios digitales. Forma parte del equipo de S Moda desde 2017.

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