¿Pagarías 150 euros por un champú?
La diferencia entre caro y barato, explicada por dos expertas.
Que tenga brillo y que esté sano. Que no se encrespe, que se mueva con un volumen controlado, que se vea limpio. En el fondo, independientemente de cómo sea el nuestro, todas deseamos lo mismo: un pelo bonito. Quizá por ello toda literatura sobre cómo conseguir el cabello perfecto prescribe furor desde internet: el cepillo moldeador de las 24.000 opiniones de cinco estrellas o la nueva obsesión por el champú de cebolla son dos buenos ejemplos de ello. El último hype de la belleza pasa ahora por un producto de lujo, con una gran fama (343 opiniones con una puntuación final de casi cinco estrellas en Nordstrom), nombre de lujuria y oro, y un precio a su altura: 154 euros el litro. Hablamos de Gold Lust Repair & Restore Shampoo, de la marca de lujo Oribe, fundada por el conocido como estilista de las celebridades, el estadounidense de origen cubano Oribe Canales.
Si la opinión de tantas usuarias no fuera suficiente, la bendición final ante el público se la ha dado Victoria Beckham, que en una entrevista a Into the Gloss revela que lleva años utilizando no solo el champú sino también el acondicionador de Oribe a diario porque le encanta el olor de su fragancia. La pregunta es lógica: por muy bien que huela, ¿no es demasiado caro? ¿Está justificado su precio?
Como en casi todas las cosas que deseamos, pero que no necesitamos (una prenda de seda, por ejemplo), la respuesta sobre cuánto deberíamos pagar solo la podemos dar nosotros mismos. Sin embargo, sabemos que cada español gasta 150 euros anuales en cosmética de gran consumo (según el informe Beauty Obsession elaborado por EAE Business School) y que geles, champús e higiene dental acaparan un 24% de las compras. Los 154 euros del champú de Oribe quedan muy lejos de este presupuesto. «El precio medio de un buen champú suele ser de unos 20 euros», opina Noelia Jiménez, estilista del salón que lleva su nombre en Madrid. «Sin embargo, para diferenciar un champú de calidad no se trata tanto de mirar los precios, porque cada cual puede tasar un producto a su antojo. Si quieres un buen champú, pregunta a tu peluquero de confianza», añade.
«Lo primero que debemos exigir a un champú es que limpie profundamente, pero siempre respetando el manto hidrolipídico. Es decir, debemos evitar siliconas –que se quedan adheridas al cuero cabelludo y terminan cerrando el poro y asfixiando el bulbo– y sulfatos, ya que son realmente agresivos para la piel. Del que cumpla estas tres condiciones podríamos decir que es un buen champú», explica Claudia di Paolo, creadora en España del concepto ‘spa capilar’. Esta experta en belleza ha probado ella misma el champú de Oribe, y también los lujosos Ten Voss y Philip B, con precios de entre 150 y 300 euros. «¿Está justificado su precio? Según mi experiencia, en estos tres sí lo está. La razón es la investigación que lleva la formulación. Estas marcas trabajan con activos muy específicos, muy especiales y difíciles de conseguir, y esto es lo que hace que el precio sea elevado. Sin embargo, en otros casos simplemente se trata de una estrategia de marketing y el precio no iría acorde a la calidad del producto», reconoce. Por ello, a la hora de escoger un champú no importa tanto el precio, dice Claudia Di Paolo, como el tipo de cabello en particular y sus necesidades concretas.
Por qué este champú está considerado «de culto»
En la marca describen el producto como un limpiador rejuvenecedor del cabello con una fórmula elaborada a base de aceites y «extractos curativos centenarios» como el de ciprés mediterráneo (altamente hidratante), de argán (que aumenta el brillo) y de maracuyá (otro potente hidratador), y un complejo biorrestaurador propio (que incluye colágeno vegetal, cafeína y biotina) que equilibra el cuero cabelludo y fortalece la cutícula del cabello desde dentro hacia afuera. Además, incorpora bromelina (una enzima derivada de la piña), que exfolia y equilibra suavemente el cuero cabelludo (algo fundamental para mantener la salud del cabello). También lleva una solución a base de extracto de flor de sandía, lichi y edelweiss, que protege al cabello del estrés oxidativo y el desvanecimiento del color.
La mayoría de las que lo han probado lo defienden con fervor. «Es difícil lanzarse debido al precio, pero ahora que lo tengo, nunca usaré nada más. Mi cabello es moreno natural y llevo la cabeza llena de reflejos. Este producto ha sido el único para salvarlo y mantenerlo saludable», dice una usuaria llamada Withera. «Merece la pena, no te va a decepcionar», concluye. Temi, londinense, contesta con cinco estrellas a la pregunta de si merece su precio: «Me encanta el olor y la sensación de mi cabello después de lavarme con el champú y el acondicionador Oribe. Mi cabello está suave como el de un bebé y parece de terciopelo. Sin embargo, es bastante caro, teniendo en cuenta el hecho de que me gusta comprar en botellas de 1 litro». Esta usuaria, además, revela que ha encontrado una tienda británica (Space NK) que le permite fraccionar el pago en tres cuotas. ¿De verdad un champú tan caro que se paga a plazos merece la pena? Según ella, sí. Lo más curioso de todo es que este no es el producto más caro de la marca: el acondicionador que le acompaña cuesta 225 euros el litro y el Shampoo for Brilliance and Shine, 196 euros en el mismo formato.
Lo que distingue a Oribe, además de su precio, es su esencia. Esto es algo en lo que inciden muchas de sus devotas (Victoria Beckham la primera). De hecho, tanto el propio producto como el frasco están inspirados en el mundo de la perfumería. Parte de su éxito reside en que la marca fue la pionera en detectar un hueco en el mercado, allá por 2009, cuando apenas se podían encontrar champús de alta gama que no estuvieran destinados a los salones de peluquería sino al consumidor final. La idea del frasco como botella de perfume responde también a que a un champú de lujo se le exige un envase de diseño.
Cómo diferenciar un buen champú (y lavarse el pelo como una profesional)
La diferencia principal entre un champú de calidad y otro de menor calidad «está en los agentes químicos que incorporan», nos explica Noelia Jiménez. «El exceso de siliconas y sulfatos que contienen los champús de mala calidad va creando un depósito en el cuero cabelludo que suele derivar en consecuencias difíciles de tratar», añade. Pero ¿y a simple vista? Aunque no el único, la espuma es un buen medidor de la calidad de un champú: «A más sulfatos, más espuma», apunta esta peluquera. Aunque la sensación de enjabonar el cabello resulte muy placentera, «lo mejor para su salud es que no contenga sulfatos, o lo que es lo mismo, detergentes».
Según indican los expertos, la manera en la que nos lavamos el cabello tiene mucho que ver en la búsqueda de un pelo bonito. Jiménez es partidaria del doble champú solo para aquellas que se lavan el cabello cada tres días: «En principio, las mujeres que se lo lavan a diario, o cada dos días, no necesitan más que un lavado, aunque esto también depende de la grasa que se genere», precisa. Su modo de aplicación también condiciona el resultado: «El champú siempre debe aplicarse en las raíces. Hay que emulsionarlo primero en las manos, y cuando comience a hacer espuma, trasladarlo al cuero cabelludo: los medios y las puntas no hay que friccionarlos en ningún caso. Una vez se haya enjabonado bien el cuero cabelludo, se sube el resto de la melena y acompañar el masaje en raíz», explica. Si vamos a hacer dos lavados en casa, dice, la diferencia es que en el primero insistiremos un poco más y en el segundo con un minuto es suficiente.
Uno de los errores más comunes al pensar que un champú no nos está haciendo el efecto prometido está en la cantidad de producto que utilizamos. «A veces la gente dice que su champú no le deja el pelo suelto, o que lo ve con poco brillo. El problema es el exceso. Hay que poner una pequeñísima cantidad en la palma de la mano, equivalente a una almendra, y emulsionarla en la palma antes de pasar a la cabeza», cuenta esta estilista. La frecuencia de lavado dependerá siempre de las necesidades de cada uno. «Un cabello graso que se lava por la mañana y que por la tarde ya está sucio requiere un lavado diario», reconoce Jiménez, pero sí se puede estandarizar la temperatura ideal para que quede más sano, y por tanto, más bonito: «Lo ideal es el agua tibia. Si está muy caliente altera el cuero cabelludo, y puede llegar a activar la grasa, y si la ponemos muy fría suele electrizarlo. Lo mejor es lavar con tibia y en el último aclarado ir enfriándola un poco sin llegar a que esté helada».
A la hora de lavar el pelo en casa, Claudia di Paolo propone su rutina de profesional en tres pasos. «En primer lugar, se debe mojar bien el cabello con agua templada y a continuación, aplicar el champú con la palma de la mano directamente en el cuero cabelludo. La espuma que queda, la pasamos hacia las puntas sin frotar, simplemente hacia abajo. Es esencial, durante aproximadamente 2 ó 3 minutos, hacer un masaje circular en el cuero cabelludo. Este movimiento puede ser rápido, pero con una presión no demasiado fuerte, pues no se trata de frotar sino de masajear la raíz. El siguiente paso sería aclarar muy bien el champú, ya que si aplicamos el acondicionador y ha quedado algún resto del primero corremos el riesgo de que el cabello quede pesado y no se consiga ningún brillo en el pelo con la mezcla de ambos. A continuación, se aplica el acondicionador, siempre de medios a puntas, dejándolo actuar el tiempo indicado mientras desenredamos el cabello. Finalmente, lo aclaramos muy bien. Un truco esencial para conseguir un resultado brillante es terminar aclarando el cabello con agua fría».
El champú que usan las expertas
A la hora de invertir en un champú, ya sea de lujo o de supermercado, hay que saber lo que podemos esperar de él. «Siempre será beneficioso masajear el cuero cabelludo porque activamos el riego sanguíneo, que es el encargado de la estabilidad del cabello. Pero no hay una terapia de lavado relacionada con el crecimiento: lo importante es encontrar un buen champú que mantenga sano el cuero cabelludo, un cepillo que no parta el cabello al desenredarlo y una coloración –si se lleva– lo más saludable posible», concluye Noelia Jiménez.
Lo cierto es que no existe un único champú universal para todas: todo dependerá de las necesidades de cada una. Sin embargo, es interesante conocer cuáles son los que usan las que más saben (y las que más marcas han probado). Lujo, farmacia o supermercado, ¿dónde compran ellas?
«Mis champús de lujo favoritos son Ocean Mist de Sachajuan (conocido también como el champú que usa Gisele Bündchen, 23,50 euros los 250 ml.) y Champú Regenerante Figue de Barbarie de Christophe Robin (40 euros los 400 ml.). Este último también se puede adquirir en farmacia, aunque no es un producto de farmacia como tal», nos cuenta di Paolo. «En cuanto a los que se venden en supermercado, todavía no he encontrado ninguno que no contenga siliconas, por lo que nunca los compro y por tanto, no puedo recomendar».
Noelia Jiménez revela los suyos: «Soy fan desde hace muchos años de los champús de Icon porque se adaptan a todas las necesidades. Para cabellos sin volumen me encanta Reset de Sebastian (15,49 euros los 100 ml.) para tratar la grasa, Energy de Icon (40 euros el litro); y, para hidratación, Dark Oil de Sebastian (47 euros los 100 ml.)», nos cuenta. «Eso sí, no estandarizo. Por ejemplo, no por ir teñida necesitas un champú de color». ¿No? Eso da para otro informe a fondo.
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