Fiebre por la simetría facial en redes: ¿es más armonioso un rostro simétrico que uno asimétrico?
La búsqueda de la simetría facial llega a TikTok, donde millennials y centennials exploran de filtro en filtro si son más o menos bellos que sus semejantes.
Para encontrar el origen de nuestra fijación por el rostro simétrico tendríamos que remontarnos al año 1345 a.C donde encontramos el famoso busto de Nefertiti, concebido en base a una representación rigurosamente simétrica de su rostro. Más adelante, en la época griega, lo más importante fue la búsqueda de la proporción: «la búsqueda de rostros simétricos no es algo exclusivamente griego, pero creo que en buena medida sí fueron los escultores griegos los que fijaron esta idea y le dieron su proyección posterior», explica a SModa Adrián Contreras Guerrero, profesor de Historia de Arte Clásico de la Universidad de Granada, «y no solo se trata de cuestiones estéticas, sino que también hay un componente moral: es aquella vieja idea de que lo bueno es bello, y lo malo es feo, es decir, la ‘kalokagathia‘. Así, la forma que tienen los escultores de expresar que un personaje es bueno, es esculpiéndolo con una apariencia agradable y proporcionada, y, si por el contrario, el personaje es malo, su apariencia produce repulsión»
Lo que ni egipcios ni griegos probablemente pudieron anticipar es que más de 3000 años más tarde, millennials y centennials desarrollarían una obsesión por la proporción y la simetría que rozaría la manía, llevándolos a una búsqueda de la estética que terminaría reflejándose tanto en las fotografías de estanterías bellísimamente ordenadas —el hashtag #Shelfie, un juego de palabras entre ‘selfie’ y ‘estantería’ acumula más de 3 millones de publicaciones en Instagram—, las de amigos posando en perfecta armonía, y por supuesto, en los autorretratos filtrados para ocultar cualquier pequeño defecto en el rostro.
“La gente en TikTok está obsesionada con la simetría facial, lo que significa que, por las leyes del algoritmo, yo también lo estoy”, relataba hace unos días la escritora Haley Nahman en un artículo para The Guardian en el que exploraba los orígenes de esta nueva fijación que se transmite a toda velocidad de filtro en filtro y de perfil en perfil.
Existen más de 100 millones de publicaciones en TikTok con el hashtag #symmetricalface (#carasimétrica), donde los usuarios prueban filtros para descubrir cómo de simétrico es su rostro mediante un efecto espejo que compara ambos lados y cuál de los dos lados sería, por contraste, su lado bueno. En Instagram, la plataforma que más obsesionada está con la proporción, los resultados de búsqueda muestran resultados variopintos: consultas de cirujanos plásticos que muestran el antes y el después de las operaciones de simetría facial, clases de yoga facial para arreglar asimetrías cuyo origen pueda ser muscular, apreciación de rostros simétricos de celebridades o selfies de mujeres preguntándose “¿por qué no puedo tener una cara simétrica?”.
«Hay un aumento de interés por parecer más simétricos», explica a SModa la doctora Marisa Manzano, cirujano plástico y miembro de la junta de dirección de la Asociación Española de Cirugía Estética Plástica (AECEP), «antes los pacientes no eran tan conscientes de esto y, ahora, cuando vienen a la consulta ya te comentan detalles como que cuando sonríen se les marcan más las arrugas en un lado del rostro que en otro, por ejemplo, y esto viene determinado por la exposición constante que tenemos a nuestra propia imagen«.
Instagram llegó a nuestras vidas en el año 2010. Aunque los filtros formaron parte de la plataforma desde sus orígenes, al principio estos jugaban con el brillo, el contraste o la textura de la imagen para hacerla más luminosa, más suave o para ponerla en blanco y negro. FaceTune, la aplicación que permite retocar fotografías desde el teléfono móvil, apareció en el año 2013. Al poco tiempo, el proceso natural de subir una fotografía a Instagram, especialmente cuando se trataba de un selfie, pasaba por hacer una serie de mejoras previas a través de FaceTune, como suavizar la piel para ocultar imperfecciones en forma de granos, arrugas o rojeces, y después publicarla. Así, al menos, lo hacían las famosas a las que todo el mundo seguía. En agosto de 2016, Instagram lanzó su propia versión de la popular red social Snapchat: Instagram Stories. Y fue en Instagram Stories donde empezaron a proliferar todos aquellos filtros que convertían una cara normal en una cara canónicamente bonita: pecas sobre la nariz, eyeliner, pestañas largas, labios gruesos, nariz más afilada o mandíbula más marcada. Cuando TikTok llegó a nuestras vidas en el año 2016, ya lo hizo no solo con filtros incorporados, sino con toda una generación acostumbrada a ver y a redescubrir su imagen retocada a través de las pantallas de sus teléfonos.
¿Es más bello un rostro simétrico?
«Nadie puede negar que TikTok invita a tener cierta fijación con el Yo. Los filtros pueden mostrarte qué edad parece en realidad que tienes, tu color de ojos ‘auténtico’, a qué celebridad te pareces o cómo lucirías si fueras un niño de los 90”, escribe Haley Nahman en The Guardian, “la simetría como definición de la belleza juega también a esto. Yo también me lo creía, pero al observar a tanta gente enloquecer colectivamente por su asimetría me di cuenta de que esta fijación es absurda y equivocada».
«La idea es que cuanto más simétricos somos, más atractivos nos ven los ojos de los demás», explica la doctora Manzano. «Esto tiene una explicación de supervivencia: se supone que cuanto más simétrico eres tienes una mejor base genética, lo cual te hace más resistente a enfermedades y con mayores posibilidades de tener descendencia. Ahora bien, la perfección en la naturaleza es asimétrica: la simetría perfecta ni existe ni es bella. En un rostro que es perfectamente simétrico el ojo detecta que hay algo extraño y perturbador. Generalmente, cuando hablamos de belleza y simetría solemos hablar del concepto ‘asimetría fluctuante’, que determina que cuanto menos asimétrico eres, más atractivo eres».
«En la época griega, la belleza se concebía en base a la armonía y la proporción, es decir, el equilibrio entre las distintas partes del cuerpo», apunta Adrián Contreras Guerrero, pero añade que el canon clásico no era fijo y varió a lo largo de los siglos, «una figura destacada en este sentido es el artista Policleto del siglo V a.C., que se dedicó a poner por escrito las proporciones que según él debía tener una figura para alcanzar el ideal de belleza. En altura, por ejemplo, una persona debía medir siete veces su propia cabeza. Pero incluso este modelo o ‘canon de belleza’ no fue inamovible, y un siglo después llegó Lisipo y “estiró” las figuras, otorgándoles una altura de 7 cabezas y media«.
En el año 2019, Instagram tomó la decisión de prohibir todos aquellos filtros con efecto ‘cirugía plástica’ en un intento de priorizar, según la empresa, la salud mental de sus usuarios. En los últimos años, existe un incremento de interés por parte de los adolescentes en todo lo relacionado con su cuerpo, ya que cada vez se sienten más presionados para ofrecer una buena imagen de sí mismos, parecida a aquella que muestran a través de sus distintos perfiles sociales. La realidad es que, después de anunciar la prohibición, Instagram tan solo eliminó aquellos filtros que hacían referencia, de manera literal, a la cirugía plástica, como el filtro ‘Plástica’ o ‘Fix Me’. Actualmente, Instagram y TikTok muestran un amplio catálogo de efectos, a través de los cuales los usuarios pueden jugar a ver distintas versiones de sí mismos. La simetría facial, esa que lleva obsesionando a hombres y mujeres en búsqueda constante de la belleza desde tiempos clásicos, es tan solo la última moda en las plataformas que mejor exploran nuestros miedos, nuestros defectos y nuestras ansias por alcanzar un ideal inexistente.
«Yo soy de la opinión de que estamos perdiendo el concepto de identidad individual y tendemos a pensar en la individualidad colectiva», explica a SModa la doctora Marisa Manzano, refiriéndose al auge de tendencias como la Yassification o ‘Cara Instagram’, «por un lado, queremos ser diferentes y tener una personalidad y una estética diferenciada y, por otro lado, queremos encajar en un molde o en un canon de belleza». Como apunta la doctora, existen muchos factores para determinar si un rostro es bello: en última instancia, tiene más que ver con la proporción, aquello que obsesionaba a los griegos, que con un concepto tan estricto como el de la simetría.
«Cabría preguntarnos hasta qué punto las esculturas griegas son absolutamente simétricas«, apunta el historiador, «con la llegada del Clasicismo, y ya definitivamente con el periodo Helenístico, se rompe con esta simetría total y se van introduciendo notas de mayor realismo en las representaciones de los dioses y los héroes, a veces incluso se introducen rostros deliberadamente distorsionados, podemos decir, que los dioses se ‘humanizan’, pues nadie tiene una cara absolutamente simétrica, y eso es lo que nos hace parecer reales». Si los dioses aceptaron y celebraron la asimetría, quizás va siendo hora de que también la aceptemos los mortales en TikTok.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.