Natalia Belda: «Si no te reconoces después de maquillarte, lávate la cara»
Hablamos con Natalia Belda con motivo de la publicación de ‘Maquilla.T’, un manual muy visual para orientar en los esenciales de la cosmética de color.
Durante un tiempo, regalar a una amiga un set de brochas de maquillaje con diferentes tipos de pinceles estuvo de moda. Se trataba de una idea sencilla y que podía gustar a toda amante del color. El problema: se acababan usando dos o tres, dejando en desuso las otras, que nadie sabe para qué servían.
El desconocimiento de estas herramientas de maquillaje lo confirman las cifras online. Si se busca en YouTube ‘Cómo usar las brochas de maquillaje’, la plataforma encuentra al menos 800.000 tutoriales que explican una a una. Varios de estos vídeos superan el millón de visionados, y otros se acercan al medio millón. En los medios también nos hemos dedicado a arrojar luz sobre la maraña de pinceles que cogen polvo en el neceser.
Estos instrumentos no están solos. Una correcta aplicación de la base (16 millones de vídeos), del corrector (326.000) o del colorete (38.000 vídeos) también se encuentran entre lo más consultado.
Esta necesidad de información fue la que llevó a la maquilladora Natalia Belda a escribir Maquilla.T (Aguilar). «Veía a muchas amigas que tenían pinceles abandonados, o que les daban un uso incorrecto», dice a S Moda por teléfono. Promovido por su editor, Gonzalo, se decidió a ello y se puso manos a la obra hace dos años. Disponible el 2 de julio, pretende ser una guía que tener siempre a mano y consultar cuando se requiera. «No quería crear un libro que se deja olvidado en una estantería, sino una obra útil a la par que bonita». Con la ambición de funcionar tanto de elemento decorativo como de manual, el resultado puede confundirse entre obras de Taschen o Phaidon. «Para mí lo visual era muy importante, por eso hay tantas imágenes y se tardó tanto en terminarlo», confiesa.
Su nombre no resulta ajeno a cualquier seguidor de la cosmética de color. Tuvo un videoblog en S Moda donde daba consejos y trucos. Firma muchas producciones de revistas y publicidad. En su mano confían estrellas como Bárbara Lennie, Adriana Ugarte o Blanca Suárez. La última, con la que Natalia mantiene una larga amistad (la llama «mi pequeño pony» y nos cuenta que «me ayuda a manejar las situaciones de estrés, me aporta mucha calma, tiene mucho temple»), ha prologado el libro.
En él nos abre un pequeño espacio de su vida antes de meterse de lleno en el grueso. Desvela, por ejemplo, que se apuntó a dibujo porque, como toda hermana pequeña que sigue al mayor, su hermano lo hizo. Ahí detecta el germen que le llevó a ser maquilladora. «Mi hermano ha acabado siendo químico», nos señala durante la llamada, en la que se extiende más sobre su pasado. «Empecé a experimentar con 13 años con los productos de mi madre».
Cuando realizó la selectividad, encontró el primer desprecio hacia su profesión. «Un compañero me preguntó qué iba a hacer, y cuando le dije que un grado superior en estética, me miró con asco. Volví llorando a casa». Su familia se mostró comprensiva, y apoyaron que se dedicase a lo que le hacía feliz. Así lo hizo, y en 2001 comenzó profesionalmente con su tía Carmen en Llongueras como esteticista. A ella, que ya no está, le dedica el libro. «Fue mi segunda madre».
Ese desprecio hacia el maquillaje con el que se topó cuando terminó el instituto lo achaca a la ignorancia. Y se enfrenta a él a día de hoy. «He trabajado en bodas en las que el novio me ha dicho que no le gusta su novia maquillada, pero cuando ven el resultado les encanta. Si estás en contra del maquillaje es porque no sabes usarlo adecuadamente», opina. Para ella, como para muchos otros ahora, es una forma de expresarse, de enseñarse al mundo, no de ocultarse o transformarse como tantas veces se le ha acusado. «Si te maquillas y no te reconoces, lávate la cara», recomienda.
Maquilla.T no pretende ser dogmático, sino una pista para la experimentación individual. «No creo que haya una norma exacta, pero doy mi consejo sobre lo que considero que necesitas si de verdad te quieres maquillar». Aquí nos explica algunos.
De brochas, para profesionales recomienda al menos nueve, que se reducen a cinco para aficionados. «No quiere decir que vayas a usarlas todas a diario, si te aplicas solo base y corrector bastará con dos, pero los otros están ahí para cuando quieras algo más elaborado».
Si tuviese que elegir un indispensable, para ella sería sin duda la máscara de pestañas. «Abrir el ojo potencia el rostro, y para mí, que amanezco con ellos cerrados, me funciona». Aparte, para un maquillaje natural incluiría una buena hidratación para un aspecto más saludable, una base y colorete marrón para mandíbula y frente, y rosado en la zona alta de los pómulos, sobre el hueso.
En el caso de tener pequeñas arrugas, como por ejemplo las patas de gallo, Natalia tiene dos trucos. Por un lado, evita poner mucha cantidad de maquillaje en la zona. «Si no, el producto se acumula en esa línea de expresión, marcándolo». Por otro, prescindiría de brocha. «Si aplicas el corrector a pequeños toques con el dedo se queda más fijo, no se traspasa».
Si hablamos de labios, apuesta por la libertad. «Cualquier color es válido siempre que esté bien puesto». Eso sí, en texturas no opina igual. «Los ultramates de larga duración me parece que cuartean mucho, prefiero llevar la barra en el bolso e irlo retocando según lo pida».
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.