Malos tiempos para la melena
Pamela Anderson, Jennifer Aniston, Jennifer Lawrence… La plaga de famosas que huyen del pelo largo continúa.
Jennifer Aniston se ha cortado el pelo. (Léase con idéntico tono de estupefacción al que se pondría al ver la Torre de Pisa enderezada o a Olivia Palermo en el Fabrik enfundada en un chándal de mercadillo). Ella fue Rachel, la vecina pizpireta de cabello color miel de Friends. La responsable de que toda una generación nos lanzáramos en masa a copiar su corte de pelo (conocido desde entonces como el Rachel): rubia melena de mechas, escalonada hacia el rostro y llamada a ser uno de los cortes más imitados de todos los tiempos. Y, junto con el de Meg Ryan, el que más marcó los noventa. “Es el más feo que he visto en mi vida”, diría años después sin pelos en la lengua la actriz al referirse al estilismo creado por Chris McMillan. Aniston acabó odiando esa melenita pero no a su creador, convertido desde entonces en su peluquero de cabecera. Su Pepito Grillo capilar (y artífice también del nuevo corte de pelo de Miley Cyrus). Ese hombre al que Jen es capaz de pegar un telefonazo mientras ve la tele para pedirle su opinión sobre el corte de pelo de Lawren Howell, la editora de moda de Vogue West Coast. “Estaba zapeando y, de pronto, la vi. Congelé la imagen, hice una foto y se la envié a Chris. Él me respondió: ‘Córtatelo así”. Fin de la cita. Y, de paso, punto y final para su famosa melena, que quedó recortada a la altura de la mandíbula.
Y ahora, ¿qué? En una entrevista con Vogue la ex de Brad Pritt reconoce que se siente “más ligera, más sencilla. Me había aburrido de la melena. Es divertido cambiar alguna vez en la vida. Además, soy de esas chicas que suelen hacerse un buen corte de cuando en cuando para sanear el cabello”. También es cierto que no tiene alfombras rojas a la vista, ya que acaba de terminar la promoción de Life of Crime de Daniel Schechter. Así que podía permitirse el lujo de meter tijera sin arrepentirse demasiado… aunque resulte algo extraño que la mujer que se casó con Brad Pitt luciendo su larga melena suelta, ahora se la corte cuando suenan rumores de boda con Justin Theroux.
En la misma entrevista, Jennifer comenta algunos de sus trucos para peinar la nueva melena. Y, qué casualidad, resulta que se arregla con suma facilidad con un producto de volumen instantáneo de Living Proof, la línea de cosmética capilar de la que es copropietaria. Coincidencia o cuña publicitaria bien medida. Porque, no nos engañemos, sabedora de que hordas de mujeres occidentales han blandido tijeras, planchas y secadores para seguir religiosamente cada uno de sus estilismos capilares, es consciente de que muchas lo harán a partir de ahora con sus productos. Y si había algún fan que no supiera de sus potingues para el pelo, ahora ya lo sabe. Un negocio redondo por el que merece la pena sacrificar una melena. Total, para su próxima película, Horrible Bosses 2, tendrá que llevar peluca.
Meg Ryan, el segundo referente de pelo por detrás de Jennifer Aniston.
Cordon Press
Así las cosas, en declaraciones a Elle la versión cambia por completo. Lo de apuntarse al Karlie no fue cuestión de estilo como le dijo a Vigue, sino una desgraciada necesidad. “Me hice un alisado brasileño y mi cabello no reaccionó bien”. Este tratamiento consiste en aplicar un formaldehído que penetra en la cutícula y evita que el cabello se rice. Una alta concentración de este químico puede dañar y mucho la fibra capilar. Hablando en plata: a Jennifer se lo achicharraron y no hubo más salvación que la que traían las tijeras. En esta ocasión, la actriz abre su corazón y reconoce que sufre el mismo estrés post-peluquería que muchas mujeres: “Un minuto después de cortarme el pelo, ya lo echo de menos Siempre. Es un clásico. Estoy intentando que este último corte me guste”.
No es la primera vez que la protagonista de Friends corta por lo sano respecto a su melena. Ya lo hizo en 2001 con un sorprendente bob. Sin embargo, serían sus ondas californianas, más o menos naturales, las que volverían a convertirla en prescriptora de estilo. Corrían los años 2003-2005. Fue una época en la que, además, la actriz bajó varios tonos el rubio de su melena que acabó siendo casi castaña a secas. A partir de entonces se pasó a la melena lisa, casi siempre con movimiento en medios y puntas. Y más rubia. Con esas mechas tan marcadas que dejan ver una raíz bastante más oscura (ella es morena) y que se había convertido en su seña de identidad. Su recién cortado chop estrena largo y abraza decididamente el rubio.
Jennifer Aniston es la última en sumarse a una larga lista de famosas que estrenan otoño con nuevo corte de pelo. Aunque más atrevido es el de su tocaya, Jennifer Lawrence, que posteaba en su Facebook recientemente una foto con un cortísimo pixie rubio. O Pamela Anderson que ponía recientemente fin a veinte años de llevar la misma melena rubia y se pasaba a un pixie radical. Tal vez para pasar desapercibida en la maratón de Nueva York. La mujer de dudosas dotes artísticas pero que pasó a la historia de la tele como la vigilante que los hombres deseaban ver siempre corriendo culminó el pasado domingo los 42,195 kms de la carrera neoyorquina en algo menos de seis horas. No es una marca prodigiosa pero hay que tener en cuenta que tiene ya 46 años y que corría por una causa benéfica. Rihanna y Sandra Bullock, por su parte, prefieren el mullet, o, lo que es lo mismo, flequillazo abultado y largo en la coronilla. Unas y otras parecen venir a decirnos que este invierno soplarán malos vientos para las melenas largas. Un furor por los cabellos cortos que tiene a los vendedores de extensiones capilares frotándose las manos a la espera de que las famosas les pidan volver a la melena.
A poca gente le favorece tanto un ‘pixie’ como a Pamela Anderson.
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